(Foto: Scott Cunningham/NBAE via Getty Images)
Ha tardado una década en conseguirlo, pero hoy Jamal Crawford debe ser una de las personas más felices sobre la faz de la tierra.
Con la victoria de los Hawks el pasado miércoles contra Orlando, Atlanta se asegura su presencia en Playoffs por tercera temporada consecutiva. Nada que no esperáramos hace cinco meses, pero hay en esa plantilla un jugador que debe estar celebrándolo especialmente. Y es que Jamal Crawford es el jugador en activo con más partidos en la NBA sin haber jugado nunca en las eliminatorias por el título. Si juega los 12 partidos de aqui al final de la Regular Season, habrán sido 682 partidos antes de poder disputar unos Playoffs, una cifra que desesperaría a cualquiera.
Crawford llegó a la NBA después de pasar sólo un año en la universidad de Michigan, donde deslumbró con casi 17 puntos por partido en su año freshman. Fue elegido por Cleveland en el número 8 del Draft de 2000, e inmediatamente traspasado a Chicago a cambio de Chris Mihm, elegido un puesto antes. Aquellos eran todavía los Bulls post-Jordan, un equipo que venía de ganar sólo 17 partidos y que acabó ganando 15 en la temporada 2000-01, el año rookie de un Crawford que apenas tenía minutos. Jamal estuvo cuatro temporadas en los Bulls, y como mucho pudo ganar 30 partidos con el equipo de Illinois.
En el verano de 2004, Crawford fue traspasado a New York. Para su desgracia, esa temporada Chicago alcanzaría los Playoffs (y los Knicks lo habían hecho la primavera anterior a su aterrizaje), pero él ya se encontró un equipo a la deriva que nunca superó las 33 victorias en una temporada. Cuando la temporada 2008-09 acababa de empezar, Crawford fue traspasado de nuevo, esta vez a los Golden State Warriors a cambio de Al Harrington. Ni que decir tiene que los Warriors fueron uno de los peores equipos del año, acabando con 29 victorias y muy lejos de los ocho mejores de la Conferencia Oeste.
Con el traspaso del pasado verano, y su llegada a un contendiente como Atlanta Hawks, era de esperar que Crawford rompiera su mala suerte y disputara por fin un partido de Playoffs, como así se confirmó hace un par de noches. El escolta está haciendo además una magnífica temporada, promediando cerca de 18 puntos saliendo desde el banquillo y siendo el principal candidato a Mejor Sexto Hombre del año.
Aunque parezca increíble, Crawford no es el jugador que peor suerte ha tenido en su carrera en este sentido. Hay otros dos jugadores en la historia que disputaron más partidos que él sin poder jugar nunca en los Playoffs. Uno es Otto Moore, un pívot que jugó 682 partidos en nueve temporadas (1968-77) con Detroit, Phoenix, Houston, Kansas City/Omaha y New Orleans. Y el otro, el colmo de la desgracia, es Tom Van Arsdale, un alero que disputó la friolera de 929 partidos en 12 temporadas (1965-77). Fue tres veces All-Star y tuvo temporadas de 23 puntos por partido, pero nunca disputó un partido de Playoffs en Detroit, Cincinnati, Philadelphia, Atlanta y Phoenix. Para más inri, su hermano gemelo Dick fue finalista de la NBA en 1976 con los Phoenix Suns, un año antes de que su hermano llegara a Arizona.
Y es que eso de estar en el momento justo en el sitio apropiado es una verdad como un templo. Por eso, enhorabuena Jamal. Ah, y no te lesiones ahora.