Adelgazar puede llegar a convertirse en una obsesión para muchas personas. Muchas veces se empieza una dieta con la ilusión de perder peso, y muchas veces se consigue, pero el salir de las pautas de una dieta o de unos hábitos, implica que aquellos kilos que se fueron, vuelven a aparecer; aunque unos ingenieros chinos anticipan que las dietas de adelgazamiento pueden tener sus días contados..
Por María Cervantes
Ingenieros estadounidenses y chinos han desarrollado un pequeño sensor que se adhiere a la pared del estómago y responde a la peristalsis (contracción de las paredes), enviando una señal nerviosa al cerebro. Usando este dispositivo, como informa un artículo de Nature Communications, se puede limitar comer en exceso y así bajar de peso. El sensor fue probado en ratas: en 12 semanas lograron reducir su peso en un 38%.
El nervio vago conecta funcionalmente el cerebro y el cuerpo, enviando y recibiendo señales. En 2015, la Administración de Alimentos y Medicamentos de EEUU (FDA) aprobó, por primera vez, el tratamiento de la estimulación eléctrica invasiva del nervio vago (inicialmente para controlar un ataque epiléptico, pero también para el tratamiento de trastornos mentales). Sin embargo, todos los métodos existentes de uso de la estimulación del nervio vago implican la implantación de dispositivos bastante incómodos, que a menudo se controlan externamente o necesitan ser recargados.
Un grupo de ingenieros, bajo la guía de Guang Yao, de la Universidad de Wisconsin, decidieron hacer que la terapia de estimulación vaga fuera compacta y eficiente. Los científicos se centraron en el tratamiento de la obesidad con la ayuda del nervio vago: cuando la comida llega al estómago, aumenta su peristalsis (contracción de las paredes). Sin embargo, una señal que viaja desde el estómago a través del nervio vago al cerebro e informa de la saturación no se genera inmediatamente, sino solo cuando las contracciones son lo suficientemente grandes (es decir, cuando hay mucha comida en el estómago).
Una pequeña solución
Yao y sus colegas decidieron usar un pequeño sensor biocompatible (de aproximadamente un centímetro) para enviar una señal sobre la saturación a lo largo del nervio vago casi inmediatamente después de que la comida llega al estómago. El sensor funciona sin batería y genera una señal que responde solo a los movimientos al comienzo de la contracción de las paredes del estómago: la señal generada es lo suficientemente fuerte como para enviar información de saturación al nervio vago.
El dispositivo resultante fue probado en ratas, que en 12 semanas lograron reducir el peso en un 38% y el volumen de tejido adiposo en dos centímetros cúbicos, la fase más activa de pérdida de peso se observó en los primeros 15 días después de la inserción del sensor: el resto del tiempo el peso permaneció estable.
A pesar de la efectividad del dispositivo para perder peso, los científicos también observaron que después de que se retiró el sensor, las ratas volvieron al patrón de habitual de comida y volvieron a ganar peso.
Anteriormente, ingenieros de EEUU y Reino Unido desarrollaron un sistema que permite la ubicación de etiquetas electrónicas especiales dentro del cuerpo con una precisión de 1.27 centímetros. El sistema funciona mediante la reflexión de radio del dispositivo implantado, gracias a lo cual el dispositivo puede utilizar más energía para otros fines, por ejemplo, para el trabajo de sus sensores, dicen los desarrolladores en un artículo que se presentará en la conferencia SIGCOMM 18.
Referencia: artículo original en la revista N+1, ciencia que suma: www.nmas1.org".