Un estudio muestra la relación entre el crecimiento infantil y el desarrollo de la microbiota intestinal, parece ser que la composición de la microbiota de un recién nacido puede llegar a tener un impacto significativo en su crecimiento durante la primera infancia. Esta conclusión se relaciona con un estudio anterior que determinaba que el desarrollo temprano de la microflora o conjunto de microorganismos presentes en el intestino de un bebé puede influir en la tasa de crecimiento y sufrir obesidad en un futuro.
El nuevo estudio ha sido desarrollado por investigadores del Instituto Noruego de Salud Pública (FHI), los expertos estudiaron e identificaron los microorganismos presentes en un grupo de 218 niños en cada una de las etapas que se marcaron, a los 4, 10, 30 y 120 días de edad. La idea era poder seguir la evolución de la microflora y cotejar los resultados con el desarrollo y evolución de los niños. Los expertos indican que los descubrimientos son útiles para la comunidad científica, pero fuera de este contexto, es difícil caracterizar de manera significativa la forma en la que se desarrolla el intestino con el paso del tiempo (hablando de los primeros meses de vida).
Explican que han encontrado indicios de que la composición de la flora bacteriana intestinal a una edad temprana, se puede asociar a un crecimiento rápido o lento durante la primera infancia, aunque también se apunta que existen otros factores que pueden afectar a la microbiótica intestinal y la rapidez con la que crece el bebé. Lo que no cabe duda, es que un conocimiento más exhaustivo de la composición óptima de la microflora y de cómo se desarrolla, es un requisito indispensable para poder tener éxito a la hora de manipular este conjunto de microorganismos, una de las comunidades más pobladas del intestino. La manipulación neonatal de la microflora puede tener efectos positivos y mantenerse a lo largo de la vida, de hecho, hay que recordar que la colonización bacteriana es responsable, entre otras cosas, de la maduración del sistema inmunitario y del sistema endocrino.
Al respecto recomendamos retomar la lectura del post Saliva de los padres para limpiar el chupete, en él reflejábamos un estudio que determinaba que se podía reducir el riesgo de alergias en los bebés si se exponía a los pequeños a bacterias inofensivas que estimulasen el sistema inmunológico, quizá también influirían en la comunidad de microorganismos. Volviendo al estudio, los especialistas analizaron las muestras fecales para identificar en cada etapa la aparición de grupos concretos de bacterias. Según explican aquí, se detectaron especies bacteroides a partir de los 30 días de edad, que se asociaron a un desarrollo lento de los bebés, pero desde el día 4 al día 30 se observó la presencia de especies de E. coli (recordemos que son bacterias necesarias para el correcto funcionamiento del sistema digestivo), éstas se asociaron a un desarrollo correcto de los bebés.
Las asociaciones realizadas son marcadores y pueden servir de modelo para detectar alteraciones en la composición de la microbiota infantil y por tanto, aquellos microorganismos que podrían influir en el crecimiento o padecer problemas como la obesidad en un futuro. Es evidente que queda mucho por investigar, los expertos indican que se han de tener en cuenta otros factores que también influyen en los primeros años de vida, tanto en el desarrollo como en poder sufrir enfermedades o problemas como el sobrepeso u obesidad. De hecho, reconocen que el estudio debería haber tenido un espectro mayor, tanto en número de niños como en tiempo de desarrollo, lo que significa que posiblemente llevarán a cabo nuevas investigaciones.
A través de la página oficial del FHI (Instituto Noruego de Salud Pública) podréis conocer más detalles del estudio.
Foto | A4gpa’s
Enlace permanente:
Crecimiento infantil y desarrollo de la microbiota intestinal