Mi primo tenía una novia. Y este pedazo de disco de la Creedence me lo regaló ella. Una vez fuimos a recogerla a su casa. Como no estaba lista nos hizo subir y esperarla en la sala. Mientras esperábamos me fijé en un grupo de polvorientos vinilos tirados en una esquina. Cuando salió le pregunté por ellos y me respondió que llevaban siglos por su casa y que nadie les daba ni bola, ni siquiera sabían de quien eran o de quien había sido, suponía que debían ser de sus padres o de sus abuelos o de algún tío suyo, pero el caso es que ni a ella ni a nadie más en su casa les importaban lo más mínimo. Además me dijo que hacía poco habían decidido hacer limpieza de trastos y que esos vinilos eran serios candidatos a terminar en un contenedor, así que si me gustaba alguno me lo podía llevar. Me llevé dos. Uno de Status Quo en cuya portada salían unos misiles sobre el mar y el de la Creedence. Eran los únicos que me sonaban. No recuerdo el resto, en total debían ser 6 o 7, pero el caso es que no me llamaron la atención, probablemente porque no me debieron parecer nada roqueros. Ahora sé que debí habérmelos llevado todos y no juzgar tan a la ligera la calidad de aquellos vinilos, pero entonces era más gilipollas que ahora y sólo tenía 14 años.
Es el vinilo más viejo que tengo. De esos súper gruesos que pesaban casi un kilo. Cuando lo saqué de su funda tenía un centímetro de polvo adherido y estaba como lleno de manchas. Pensé que ya no sonaría o que estaría rayado. Aun así decidí hacer todo lo posible. Primero lo limpié con un algodón y con alcohol, y después con una de esas esponjitas que vendían para limpiar vinilos y con no sé qué otro producto. El caso es que llegó el momento de ponerlo en el tocadiscos. Estaba intrigadísimo, más por la curiosidad de saber si sonaba o no que por las propias canciones, de las que solo conocía “Proud Mary”. Bajo la aguja, la coloco sobre la primera pista y… crash crash crash pof crash… “Born On The Bayou”, crash “Bootleg” y más crash así hasta la 'speedica' y adrenalítica “Keep On Chooglin” que cerraba el disco. Estaba extasiado. Y no sólo por mi éxito como restaurador de vinilos, sino sobre todo por la tremenda y pantanosa joya que inesperadamente había caido entre mis manos
Así comenzó mi historia de amor con esta grandísima banda. Y hablando de amor, a mi primo le duró poco esa novia, pero yo guardo un muy grato recuerdo de ella.