Esta también se la pueden apuntar los chicos de Indiespot: en septiembre del año pasado ya empezaron a a hablarnos del misterioso colectivo (cuando misterioso significa hacerte las fotos de promoción con bolsas de basura en la cabeza, o pedir a tus fans que te propongan “maneras guays de escribir el nombre del grupo usando símbolos”, fíjate tú qué cosa), un trío de músicos cuyas identidades permanecieron en altísimo secreto hasta que, oh agitación de la blogosfera, oh dulce repicar del tweet-retweet, las mismas nos fueron reveladas coincidiendo con la publicación del vídeo de “Basic Instinct“. Todo muy moderno, vaya, pero que me perdonen Ry X (no es otro que el autor de “Berlin” el se encarga de la parte vocal), el productor Steve Nalepa y el DJ Adam Freeland, que un servidor se declara un poco aburrido de tanto casco de robot (o bolsa de basura: lo mismo me da) y demás estrategias que al final se volatilizan con una triste auto-foto (cómo era fácil de predecir, a un tío tan chapado a la antigua como un menda le gusta mucho más como suena lo de “auto-foto” que el trilladete término de selfie). Parece que nadie se da cuenta, pero a estas alturas de la película lo realmente rompedor iba a ser que apareciera un nuevo artista llamado Jose Luis Martínez Del Real, firmando sus canciones como Jose Luis Martínez Del Real, y aportando como material promocional una foto tamaño carnet.
Y acabado este nuevo capítulo de “El Abuelo Cebolleta Vs. La Modernidad”, tan falto de gracia como los anteriores, cogeos un vinilo de “The Eraser” de Thom Yorke, y le bajáis las revoluciones tanto como vuestros equipos os lo permitan. O imaginad, en el caso de que semejante cosa no os sea posible, una versión del “Machine Gun” de Portishead a cargo de The XX: por ahí anda la música de The Acid. Es decir, esbozos electrónicos apenas vestidos por las voces y los beats, brillando como lo harían hermosos esqueletos de ballena envueltos por la más completa oscuridad; emocionante caligrafía cuya mayor virtud es precisamente su capacidad para desproverse de lo accesorio, para que dejar que los silencios (los espacios en blanco) resulten tan expresivos como podrían serlo los arreglos más elaborados.
El primer aviso llegó en formato corto: “The Acid EP” ya daba una idea de la capacidad del trío para sugerir con pocos medios, y la verdad es que las expectativas generadas con esas cuatro canciones se dispararon enseguida. Lo abría una hipnótica “Animal” que sonaba como lo haría el carismático líder de Radiohead, aquejado de raquitismo (Dios, qué imagen más chunga me ha salido: cómo si no tuviera ya bastante el hombre con el ojo ese raruno, pero vaya, creo que define bastante bien por donde van los tiros), pero lejos de encasillarse en una fórmula híper-minimalista que podría haberse agotado enseguida, el abanico se abría a nuevas perspectivas con la ya mencionada “Basic Instinct“: folk meets minimal techno. “Fame” sería lo más cerca que The Acid podrían estar del minimal-synth, y los juegos vocales de “Tumbling Lights” (gracias, Bon Iver, por hacer que nos repensáramos el auto-tune) que completaban en lote, francamente dejaban con ganas de escuchar más.
Pues bien, hará cosa de un mes que tuvimos más, y las noticias son bastante buenas, al menos para los interesados en este tipo de cosas. El primer disco en formato largo de The Acid se llamará “Liminal” y no sólo incluirá las cuatro pistas anteriores, sino que entre las 11 canciones que lo conforman también habrá sitio para “Creeper“: quizá no tan asequible como las primeras, pero sí la que más ha hecho trabajar a mis glándulas salivales. Radical en su planteamiento, su extrema desnudez y su sonoridad industrial son de las que concentran la atención del oyente en los detalles más nimios (y sin embargo, preciosos): escuchad la canción con auticulares, y comprobaréis cómo los graves percuten el aire bajo cada uno de esos “I wanna love you like a creeper knows”. No sólo eso: escuchamos cada sílaba, cada exhalación de aire proveniente de los labios de Ry Cuming, todas y cada una de las pocas notas que se sostienen como emocionantes palafitos sobre las ráfagas electrónicas. Vibración, pulsación, abrasión, persuasión: todo lo que necesito hasta que llegue el 2 de Junio y el sello Infectious Music ponga el álbum en las tiendas, seducción fatal por el lado (más) oscuro.
Publicado en: RevelacionesEtiquetado: 2014, Electrónica, Infectious Music, Liminal, Minimal Techno, Ry X, The Acid, Thom YorkeEnlace permanenteDeja un comentario