Revista Cocina
No soy vegetariana todavía, aunque a veces me dan tentaciones, no creáis que no. Estoy pensando seriamente en dejar la carne y el pescado para el fin de semana y el resto de los días tomar vegetales.
Ya comenté en uno de mis post que había empezado a probar la pasta y el arroz integral. Últimamente me he aficionado al kefir. Esta muy bueno tal cual sale de la botella, sin añadir nada más, pero el día que se me ocurrió usarlo para hacer un bizcocho me sorprendió el resultado. En la repostería se nota más el sabor del kefir que el del yogurt natural.
Pensaréis que opino así porque hay alimentos que me sientan mal, o que soy caprichosa para comer. Nada más lejos de eso. Me suele gustar casi todo, siempre que esté en condiciones, y tampoco tengo ninguna intolerancia alimentaria, es solo que poco a poco he ido aprendiendo que algunos días a la semana se puede prescindir de la carne. Hay platos buenísimos y muy saludables sin, o con muy poca, proteína animal, y no he notado nunca tener menos energía si la rebajo un poco.
No obstante, creo que todas las tendencias culinarias, llevadas a los extremos, terminan por crear carencias en nuestro organismo. Hay que comer de todo, si el médico no nos indica lo contrario. No me parece bien cambiar a una dieta drástica solo porque nos parezca que es más sano alimentarse de una determinada manera. Y también hay que escuchar al cuerpo, cuando nos sentimos mal es porque, probablemente, nos hemos pasado tres pueblos.
Después del discurso que os he soltado, no os va a quedar más remedio que probar esta crema de coliflor, cosa rica donde las haya. La encontré en la web de noticias generales de la tablet. Una verdura que arrastra una mala leyenda debido a su penetrante olor al cocinarla... Pero bien combinada... Ay! bien combinada es otra cosa muy distinta. La nata, aunque no sea el alimento más sano del mundo, tiene un papel muy importante en esta receta, la virtud de transformar a la sencilla coliflor en todo un lujo ¡Animaros!..¿No habíamos quedado en que hay que comer de todo?
Ingredientes para 4/5 personas
750 g de coliflor1 pera dulce grande1 puerro (la parte blanca200 g de cebolla de Figueras 1 l de caldo de verdura100 + 75 g de queso roquefort100 ml de nata para cocinar6 nueces1, 1/2 cucharada de azúcarPimienta blancaAceite de olivaSal
Cortar la cebolla y el puerro a trocitos. Sofreír en una cazuela, con aceite de oliva, hasta que tomen un poco de color. No condimentéis con sal todavía.
Lavad y cortad la coliflor y la pera pelada. Añadid a la cazuela y cubrid todo con el caldo. Hervid hasta que esté blando.
Trocead las nueces y reservar.
Trocead el queso. Reservad 75 g para adornar.
Triturad la verdura con un turmix, o batidora, de manera que os quede muy fina. Si es necesario pasadla dos veces. La textura es de crema fina, sin tropezones de ningún tipo, pero espesa. No obstante la podéis dejar a vuestro gusto añadiendo más caldo o un poquito de agua.
Añadid la nata y el queso roquefort. Mezclad bien para que se integren todos los sabores. Ya podéis condimentar con sal si creéis que es necesario.
Calentad el azúcar en un cazo. Cuando se haya deshecho añadid las nueces para que se impregnen con el caramelo caramelo. No uséis ningún utensilio para remover, solo voltear el cazo sobre si mismo para que el caramelo se reparta por un igual.
Volcad las nueces sobre una rejilla, papel sulfurizado, o el mármol de la cocina. Separad cada una de ellas para que no se peguen entre si. Dejad que enfríen. Tened cuidado, queman mucho.
Calentad la crema. Adornar con los trocitos de queso roquefort y las nueces. Condimentad con un toque de pimienta blanca sin pasarse.
¡Buenísima!