
Me siento como una bohemia extranjera en París, la ciudad del amor, contemplando embelesada la Torre Eiffel y pidiendo una cita romántica bajo las luces de su mágico resplandor. Estoy esperando aquí sentada al hombre de mi vida, hoy me tiene preparada una sorpresa. Creo en el amor y en sus historias. Saludo a Cupido y me dispara una flecha, directa al corazón. ¡Qué maravillosa la vida! No es tan ciego el que ama de más como el que nunca ha sido capaz de hacerlo. ¡Qué bonito paisaje, cuántos amores susurrando en el aire! Todo adquiere color, todo es más romántico a la luz de tus besos. O será simplemente que hoy lo veo todo con otros ojos, con ojos de enamorada.