Revista Coaching

Creo que tener un alter ego debería de ser una regla univ...

Por Stern @nesuispasjuliet
Creo que tener un alter ego debería de ser una regla universal. No somos realmente siempre los mismos, ya sea porque la situación nos hace florecer diferentes aspectos o porque la gente con la que estamos hacen que nos relajemos o tensemos dejando salir a flote una parte de nosotros, distinta a la del día a día.
Siempre queda bien eso de decir " yo soy siempre así, no importa el lugar ni el con quien" pero dejadme romper vuestras ilusiones: nunca, jamás, nadie es igual las 24 horas del día durante el resto de su vida.
Biológicamente, renovamos todas las células de nuestro cuerpo cada diez años, ergo cada década dejamos de ser nosotros mismos, pero ¿ solo lo dejamos de ser de manera biológica?
Cambiamos de opinión, de gusto, de ropa, de música de amigos, maduramos, nos hacemos mayores, nos dejan de gustar unas cosas para atraernos otras. No somos, ni siquiera de lejos, los mismos que años atrás, a pesar de empeñarnos por que así sea. Nos da miedo el cambio, que las cosas dejen de ser como siempre lo fueron. Es natural y, a la vez, una soberbia gilipollez. ¿realmente creemos que siempre seremos los mismos? ¿ tan autoengañados nos tenemos?
Un alter ego nos facilitaría las cosas considerablemente ( uno, o varios), no como una manera de evitar ser quien somos y acabar en una espiral psicótica en la que el desdoblamiento de personalidad sería lo más simple que nos podría pasar ( nunca es necesario llegar a ese extremo).
El alter ego hay que tomarlo como una diversión, como unas breves, brevísimas vacaciones de nosotros mismos, de ese nosotros que no se atrevería a pedirle el teléfono al guapo o guapa del local de esa noche, o de aquel nosotros que se vuelve demasiado serio debido al trabajo. Un alter debe ser eso que querríamos, pero que en muchas ocasiones tenemos demasiado enterrado en nuestro interior, como un Mr. Hyde que tenemos miedo que se muestre al resto porque podría desmitificar esas ideas que la gente ha preconcebido de nosotros, generalmente, en la primera impresión, esa que dicen que es suficiente para catalogar a una persona.
Dejadme ponerlo en la duda más grande del mundo. No, ¿ en serio? como podemos ser tan cínicos de ir pregonando ideas que ni siquiera nosotros mismos nos las tomamos en serio. Por experiencia os puedo decir que muchas de las personas que me han causado una muy buena primera impresión, han sido las que más han acabado defraudándome.
Sea como fuere, lo único que os quería decir, es que está bien no ser siempre el mismo, dejar florecer ese lado que pensamos que tanto nos avergonzaría y perjudicaría, que os inventéis un alter fabuloso que sea fresco y sorprendente. Poneos pelucas, gafas de sol grandes, creeros lo genialmente geniales que sois, aunque no lo penséis realmente, porque ese ser que saldrá, seguramente hable mucho más de vosotros, que vuestras primeras impresiones.
Yo soy siempre simplemente  E., pero cuando salgo soy E. la reina de la fiesta, cuando quiero soy E. la del corazón más rojo que nadie, cuando trabajo soy E. la responsable y cuando estoy a solas soy E. la que soñaba con los pies en las nubes.
Y vosotros ¿ sois siempre los mismos?

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