El joven levanta los hombros como aceptando la realidad.
─ Mis padres perdieron el dinero invertido en el examen de matemática ─ dice─. Querían que fuera al seguro.
─ De todas formas ─ dice otro ─, lo que ellos llaman “fraude” se comete el curso entero de diferentes maneras.
─ ¿Quiénes son “ellos”? ─ le pregunto.
─ Quien va a ser: el Estado.
─ ¿Y de qué forma se hace en el trascurso del año? ─ indago.
─ Desde el momento en que el profesor te acepta un cigarro, ya estamos cayendo en un juego de soborno ─ responde tajante ─. Para nadie es un secreto que con 5 CUC se sale muy bien en los trabajos de control, aunque en realidad hayan sido pésimas las respuestas que escribiste.
─ ¿Y los padres lo aceptan? ─ insisto.
─ Ellos también lo hicieron de alguna manera.
─ Han formado un lío por lo que no tiene remedio ─ interrumpe el primero ─. Eso nadie lo va a cambiar, por lo menos con este sistema.
─ ¿Por qué culpas al “sistema”, si esa desviación se debe a una falta de moral personal? ─ digo, y, cuando termino, noto que lo ha recibido como ofensa.
─ No, chico, no ─ dice y sonríe con ironía ─. Si piensas así, tu hijo no va a obtener su carrera ni aunque sea brillante.
─ Creo que tú estás preso por romántico ─ interrumpe el otro, y mi hijo los mira molesto. Le toco la pierna para que se relaje y acepte.─ Créanme que no quiero ofender, lo que deseo es entender.
Se me quedan mirando, supongo que calculando si vale la pena explicarme. Miran a mi hijo y levantan los hombros como aceptando la calamidad de padre que tiene.
─ Mira, compadre ─ me dice uno, con el ánimo de alguien que hace el último intento ─; las mejores notas las obtienen aquellos alumnos con padres que invierten en sus profesores. Es obligatorio entrar en el juego. Es cierto que algunos no aceptan; la mayoría, por miedo; el cero coma uno, por principios; pero al final todos caen de una forma u otra porque entonces no sobreviven.
─ Sé de padres que regalan celulares, vacaciones en casas en la playa, dan sobres con 100 CUC dentro ─ prosigue el otro, ahora más animado ─. Esa es la forma de asegurarle carrera a tu hijo. Dentro de los más inteligentes, infiltran a los brutos con posibilidades materiales.
Levanto los hombros como a quien le cuesta aceptar la realidad.
─ Oye, mejor nos vamos ─ le dicen a mi hijo─, porque el puro está difícil.
Me mira con fijeza.
─ Es un problema nacional, ahora dime tú cómo lo arreglamos.
Mi hijo me besa y se aleja.
Ángel Santiesteban-Prats
Prisión asentamiento de Lawton. Junio de 2014
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