Cuatro bebés en cuatro continentes
¿Te acuerdas cuando no levantabas más de tres palmos del suelo? La película 'Babies' de Thomas Balmes te refrescará la memoria. Se mete en el universo de cuatro bebés durante su primer año de vida.
Es un documental fascinante donde los bebés están repartidos prácticamente por los cuatro puntos cardinales.
La extrovertida Ponijao tiene ocho hermanos y pertenece a una tribu Himba de Namibia; el miedoso Bayar es mongol y lleva una vida nómada junto a un hermano mayor un poco abusón y un rebaño de vacas y cabestros; la caprichosa Mari nacida en Tokyo es hija única y pasa gran parte de su tiempo encerrada en algún ascensor o rodeada de electrodomésticos, mientras que la decidida Hattie vive en San Francisco con unos padres pacifistas que a su primera rabieta la leen el libro 'No se pega'.
Balmes introduce simultáneamente escenas comunes, como la hora del baño o la comida, con resultados sorprendentes. En Mongolia limpian la cara a los bebés con la leche materna, mientras en Namibia las madres quitan las legañas a sus bebés con saliva, escupiéndola tras haber pasado la lengua.
Muchas escenas son impagables. Por ejemplo aquella en la que una enfermera empaqueta a Bayar. Le envuelve en una manta y le ata con varios lazos como si fuera un regalo antes de dárselo por primera vez a su madre. ¿Siguiente escena? Toda la familia en moto regresando a casa a través de las praderas de Mongolia, atravesando un horizonte infinito sin carreteras.
Bayar es el bebé que aprende más atarde a andar, en comparación con el resto. Durante los primeros meses le dejan mucho tiempo a solas, con las piernas encerradas en mantas muy gruesas. Cuando empieza a gatear lo hace completamente desnudo entre las reses y el ganado, sin que nadie vigile sus movimientos, en cambio cuando Hattie se cae al bajar con un triciclo por un tobogán en un parque de San Francisco, su padre acude inmediatamente. Da que pensar la sobreprotección que nos gastamos en Occidente, sin embargo el director prefiere no juzgar.
Y es un gran acierto. La falta de diálogos y narrador confieren a la película autenticidad. Además, si los protagonistas no saben hablar, las palabras sobran.
Por eso no voy a seguir destripando la película. Me acabaríais odiando. Mejor os dejo descubrir por vosotros mismos un montón de sorpresas.
Sólo añadiré que tras ver esta película creo que criar un bebé no es matemático. Somos de verdad un mundo plural. Aunque los bebés sean todos pequeños tamagochis que ríen y lloran, se preparan para vivir en sociedades muy distintas. Viajar es la mejor manera de recordar que hay muchos estilos de vida. No sólo el nuestro.
LOS COMENTARIOS (1)
publicado el 16 enero a las 11:53
Qué apetecible este trabajo que nos recuerda la felicidad de nuestra llegada al mundo. El 18 de febrero no pienso perdérmelo. Nadie debería; como muestra, un botón
http://www.youtube.com/watch?v=1lPdAExu_I0
Precioso, verdad?