Revista Cultura y Ocio

Crimen de Mariano Ferreyra. Efecto residual

Publicado el 21 octubre 2010 por María Bertoni

Crimen de Mariano Ferreyra. Efecto residual

Esta mañana en la estación de trenes de Villa Urquiza dos empleados de TBA (no sé si llamarlos agentes de seguridad, vigiladores o “chanchos”) discuten los sucesos que ayer provocaron la muerte de Mariano Ferreyra. Uno sostiene que ningún militante tiene derecho a cortar las vías porque “se le antoja protestar” aunque enseguida aclara, antes de que oscurezca, que “no está bien que los maten”. El otro le responde que a él no le importa “quién era ni qué estaba haciendo el pibe baleado”, y sí en cambio que fue asesinado.

Mientras el primero interrumpe para decir “no vamos a ponernos de acuerdo”, el segundo insiste: “estas cosas pasan porque, en lugar de defendernos a los trabajadores, los sindicatos nos hacen boleta cuando molestamos”.

Minutos antes, y en referencia al mismo tema, un familiar ya me había preguntado “contra quién hay que cargar esta vez”. Cuando pienso en los artículos publicados desde anoche, tengo la sensación de que medios, Gobierno y oposición ensayan respuestas a esa misma pregunta: por eso cargan contra el kirchnerismo y Hugo Moyano, las patotas a sueldo, la burocracia sindical, Eduardo Duhalde, la policía.

A media mañana, un compañero de oficina reedita el discurso del primer empleado de TBA. Cuestiona la modalidad piquetera de cortar vías/rutas y luego agrega “yo no digo que los maten pero sí pido que no se quejen: ellos conocen bien los riesgos de la provocación”.

Me pregunto entonces qué hacemos los privilegiados con empleo digno y estable cuando lo perdemos. No cortamos rutas; no organizamos marchas; no ocupamos lugares de trabajo; no nos enfrentamos a la (ex) patronal.

Probablemente porque podemos mantenernos un tiempo sin ingresos fijos y con dinero ahorrado, mandamos curriculums, asistimos a entrevistas, emprendemos algún proyecto personal y, cuando estamos muy enojados, recurrimos a una Justicia que -sabemos- tarda años en fallar. Si la situación empeora, pedimos plata prestada, vendemos pertenencias, terminamos laburando con/para algún conocido, amigo o familiar.

¿Qué haríamos si no contáramos con esta infraestructura? A lo mejor algunos saldríamos a cortar rutas/vías… y a arriesgar.

La mitad de mis compañeros de oficina falta en adhesión al paro convocado por ATE y CTA. La gran mayoría tampoco asistirá a la movilización prevista para esta tarde a las 17 porque -seamos sinceros- para ellos éste es un día franco que regalan ¿el kirchnerismo y Hugo Moyano?, ¿las patotas a sueldo?, ¿la policía?, ¿Eduardo Duhalde?, ¿la burocracia sindical?

No encuentro duelo e indignación genuinos en mi entorno. Curiosamente, quienes lamentan la muerte trágica y precoz de los Blumberg y los Berardi compadecen menos la suerte de los Ferreyra, los Kosteki y los Santillán.


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