Hace ya bastante tiempo que vengo escribiendo sobre este tema y hablándole también. Lo último que escribí fue sobre el paro docente, y la situación es tan similar que es como si se acoplaran.
Hoy tenía 36 turnos programados para atender en poco tiempo porque los sueldos son insuficientes, el dinero no alcanza y el sistema obliga a tener que buscar distintas alternativas laborales, eso obliga a correr de un lado al otro. Provoca estrés personal y a algo descrito ya hace mucho tiempo como lo es el síndrome de bernout de los trabajadores.
Esto no tiene que ver con partidos políticos ni gobiernos de turnos. Es así hoy como lo era en el pasado. Tiene que ver con falta de regularización y programación a largo plazo que vaya más allá de los 4 años que me toque como gestor en el gobierno.
Volviendo al día de hoy entre esos pacientes había bebés de 7 días, con todo lo que su control implica casi todos menores de 2 años. Con madres que buscan un turno desde las 4 de la mañana para llegar a alcanzarlos a las 7 am.
Hoy una vez más me saturó el sistema, no tiene que ver sólo lo salarial. No había enfermería. El edificio donde trabajo tiene informe de peligro de derrumbe por la arquitecta responsable del municipio. La electricidad corre riesgo de que un paciente se electrocute. No funcionan los baños.
En ese contexto el hospital público provincial hace paro. Las guardias se desbordan y seguimos viviendo en el país de unos pocos.
Los trabajadores que tienen alguna obra social se atienden en prestadores terciarizados que interna una tos para poder facturar el servicio que terciarizan. Y así aumentar el gasto en salud que siempre alguien lo paga.
Los que tienen mayor poder adquisitivo pagan y exigen a los médicos de cabeceras ridiculeces que no deberían... Y así seguimos rodando. Como trabajador del Estado soy consciente de ser parte del problema. De estar en un circuito en el que hay que seguir participando porque así funciona.
Pero señores, esto debe de cambiar...
Nuevamente debo decir que la salud pública como la educación pública debe ser única y dependiente del Estado Nacional. No provincial, ni Municipalidad. Donde existan gestores de salud expertos en el tema. Y no con cargos de conducción elegidos en las provincias y en los municipios por amiguismos, sin la menor idea de lo que implica hacer gestión en salud y educación pública. Donde los cargos sean ganados por concursos abiertos y la carrera profesional curricular sea reconocida como tal. Con programas a largo plazo. Sostenibles por leyes que se cumplan más allá del gobierno de turno. Donde la gente se empodere de sus derechos y exija que esas leyes se cumplan.
Será una utopía mía como médico de la salud pública una vez más.