Revista Cultura y Ocio

Crispación en internet: ¿nos enfadamos más en internet que en el resto de nuestra vida?

Publicado el 13 enero 2014 por Noblejas

Zzz001No hubiera sabido traducir de otro modo esta viñeta de BEK, hoy en New Yorker. Porque es un tanto absurdo comparar la "vida en internet" con "la vida real". Y además, no es comparable el "enfadarse en" con el "enfadarse con".

En fin, son cosas del humor, de los juegos de sentido del lenguaje para hacer pensar con una sonrisa en un lunes de invierno por la mañana.

De todos modos, quisiera entender que Bek deja de lado los enfados que proporciona intenet cuando no funciona como infraestructura, al menos a nuestro gusto. Y entiendo que deja de lado las decepciones que generan algunas ofertas de servicios o de entretenimiento. Cosa que ya es dejar de lado buena parte de los enfados con internet.

Visto el asunto al modo genérico en que podemos entender a Bek (enfados en internet), sí que es cierto que -al menos eso se ve en Twitter y en Facebook, más que en los blogs y en Tumblr- la gente suele estar como más tensa, o enfadada, o escribe cuando está más bien incómoda con algo o con alguien, como si se tratara de una especie de sumidero de crispaciones o malos humores.

Se diría que aquella clásica expresión de enfado en una discusión sobre asuntos sensibles que tenemos muy a flor de piel, "eso no me lo dices en la calle", que implica "llegar a las manos", volver a la violencia física cuando no se sabe argumentar bien en voz alta o cuando el interlocutor levanta el tono de voz de tal modo que las palabras ya no cuentan. El "eso no me lo dices en la calle" parece que se ha convertido -es curioso- en "eso no me lo dices en internet".

Hay gente que se enfada públicamente con A o sobre el asunto A, cuando realmente sucede que está tensa o molesta o incómoda (hasta el gorro), o bien con/de la persona o el asunto B. Y se llegan a decir cosas que de ordinario no se dicen en la calle, cara a cara, a no ser que se trate de una manifestación callejera contra algo o alguien.

Se diría que estas y otras hipótesis en torno a los enfados de todo tipo, que no encuentran lugar favorable en nuestro entorno personal laboral o familiar o con los amigos, sí que caben y se desarrollan en los entornos de los personajes que alimentamos en las redes sociales de internet. A veces se trata de personajes que reciben nuestro mismo nombre, a veces son seudónimos. Casi siempre tienen -porque lo necesitan- un perfil mucho más rígido o simplificado que el carácter y la personalidad de la persona que los mantiene.

También tiene razón Bek en un asunto que entiendo todos hemos podido experimentar: dejando aparte las bandas de trolls o lo que sea en la redes sociales, es significativa la presencia de personajes que actúan ahí como matones o chulos de tipo ideológico, como una especie de "guardianes de la opinión pública", identificando ésta con una exclusiva ideología que casualmente coincide con la suya.

Y se trata de gente enfadada que -para tener razón, o para tener sensación de tener razón, que a veces es más gratificante- necesita que quien no esté de acuerdo, o bien se calle, o bien se prepare para ser anulado o aislado, eso sí, con buenas apariencias y casi sin que nadie se de por enterado, en un nicho o -peor- en un ghetto.

En fin, por terminar, que en internet y en los medios sociales, como en el resto de la vida misma, parece que hay demasiada gente dispuesta a enfadarse con quien sea o con lo que sea antes que enfadarse consigo mismo, que es lo que muchas veces sería lo debido.

Y convierten internet, como sugiere Bek, en un desaguadero de enfados, cosa que no es precisamente lo que debían tener en mente Vinton Cerf y Robert Kahn hace cuarenta años.


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