Hace dos semanas tuvo lugar en Roma, en la Facultad de Comunicación de la Universidad de la Santa Cruz, el Congreso que algunos profesores organizamos sobre "La figura del padre en las series televisivas".
El conjunto de las 6 ponencias (hay dos textos provisionales online) y las 23 comunicaciones permitió a los asistentes hacerse cargo del estado de la cuestión y debatir no pocos aspectos genéricos y específicos del asunto.
Cristina Abad ha publicado en Aceprensa una larga y muy completa crónica / reseña del Congreso. Entiendo que refleja cumplidamente lo hablado. Puesto que el texto se encuentra detrás de la paywall, he pedido y obtenido permiso de Aceprensa, para publicar hoy y aquí la reseña completa:
Nostalgia del padre, por Cristina Abad
Las series televisivas son hoy las ficciones más influyentes, continuación de los grandes relatos de la literatura popular. Por eso es interesante ver cómo reflejan los distintos papeles en la familia. En un mundo en que la figura del padre está hoy más desvaída, la imagen que nos dan de él las series refleja y provoca también este cambio.
Vivimos la edad de oro de la ficción televisiva. Nunca hasta ahora se había producido tal eclosión de series de televisión y, lo más curioso, en muchos casos sin televisor y sin serialidad en el visionado. Internet se ha convertido en el catalizador, capaz de acelerar, inducir y propiciar la creación y la recepción de las historias de siempre.
Porque, ¿qué son al fin y al cabo las series sino la continuación de los grandes relatos de la literatura popular que han fascinado al público desde los albores de la humanidad? Nos gusta que nos cuenten historias porque nos gusta que nos cuenten nuestra propia historia.
Personalidades del mundo académico, creativos de series y apasionados de la ficción televisiva han discutido sobre la figura del padre en la ficción seriada, en el marco de un congreso celebrado en la Pontificia Universidad de la Santa Cruz de Roma (PUSC) entre los días 22 y 23 de abril.
No podemos saber qué pensaría Aristóteles del detective Kurt Wallander, personaje creado por el escritor sueco Henning Mankell y protagonizado por Kenneth Branagh para la serieWallander de la BBC, expresión del género “nordic noir”. Según el profesor Juan José García-Noblejas, el estagirita reconocería las reglas de la mímesis que estableció en su Poética: “La actividad de mimetizar es propia de la naturaleza humana, porque en ese proceso aprendemos a conocer, también a conocer el mal”.
“Wallander –explica el profesor de Teoría General de la Comunicación de esta Universidad– es un buen policía pero no es buen hijo, ni buen esposo, ni buen padre. Tiene un gran desconcierto respecto de la sociedad en la que vive y se esfuerza en batallar por la piedad respecto de su padre y busca ser acreedor de honor por parte de su hija, las dos grandes tendencias de la ética social”.
Fronteras borrosas
¿No es acaso esta nuestra propia historia? Costanza Miriano, periodista de la RAI y escritora, pone el dedo en una de nuestras llagas contemporáneas: “Las fronteras entre el bien y el mal se vuelven borrosas, también los roles padre-madre tienden a uniformarse. Antes la madre protegía y el hombre marcaba el camino. Hoy no hay jerarquía interna, ni autoridad”.
Y el director de la revista de crítica cinematográfica y televisiva Fila Siete y profesor del Centro Universitario Villanueva, Alberto Fijo, como el cirujano que entra en el quirófano, examina esas manifestaciones de la enfermedad a la luz de un texto de Juan Orellana: “Una de las características evidentes de nuestra civilización posmoderna es el cambio de rol de la figura paterna, o más bien su progresiva disolución y difuminación”.
Para concluir, Mons. Luis Romera, rector de la PUSC, con un diagnóstico de disfunción: “Según Bauman, la autonomía da derechos que no podemos vivir de hecho porque el ser humano no es autónomo. El padre es la figura que da la vida, que protege, que trasmite el gran valor de lo humano: el que abre el espacio de la libertad. Cuando se cae en el paternalismo o en el autoritarismo, entra en crisis”.
En ese arco de posibilidades y en la ausencia del padre encontramos a muchos de los protagonistas de la ficción televisiva actual.