“Zombieland”, la opera prima de Ruben Fleischer, es una nueva propuesta del combinado explosivo que mezcla comedia y terror con zombies para “competir” con clásicos del público como “Shaun of the Dead” de Edgar Wright pero desde un punto diferente gracias al trabajo de Paul Wernic y Rhett Reese en los guiones.
Se abre la película con un didáctico prólogo (al más puro estilo “Guía de Supervivencia Zombie” de Max Brooks) cuyas reglas básicas para sobrevivir a la plaga que ha afectado a la mayor parte del planeta son presentadas por Columbus (Jesse Eisenberg) durante unos geniales y explícitos títulos iniciales a cámara superlenta con el “For whom the bell tolls” de Metallica de fondo para abrir la aventura con una huída de los protagonistas hacia un supuesto e incierto lugar seguro.
A partir de ahí, la cinta se enfoca como una Road movie en la que terminan de presentarse el resto de personajes principales y que aporta muchos momentos para deleite visual con escenas de acción, violencia y momentos muy explícitos protagonizados en su mayoría por Woody Harrelson pero que a medida que avanza entra en una “fase de transición” en la que los zombies pasan a un segundo plano y donde la relación de los cuatro personajes toma protagonismo, entre disputas y vivencias con momentos “flash back” en los que se nos pone en situación de sus vidas anteriores.
El ingenio en las escenas, en las que se echa de menos al verla la gran película irreverente que podría haber sido, y la comedia inesperada de las trágicas situaciones evitan que uno llegue al hartazgo de las escenas de persecución pero es obvio que el ritmo de la película a partir de ese grandioso principio, esos primeros minutos en los que pasa todo rápidamente en un ambiente de fiesta continua, empieza a decaer en la mitad de la cinta para posteriormente elevarse en los últimos compases.
Gran culpa de ello está en esa fase de transición y focalización en las historias personales y relación de los protagonistas en las que decae la potencia argumental y se descuida la historia que si bien en otras circunstancias podría haber resultado letal queda difuminada en algunos momentos gracias a los buenos gags, la intercalación de algunas escenas de acción para el deleite del respetable y las múltiples referencias a los tópicos del género.
Sobre los actores es obligado decir que la película se salva gracias al gran Woody Harrelson con su excesivo cowboy sureño, demostrando una vez más su notable capacidad para captar el tono que necesitan sus personajes y sirviendo de motor a la historia aun no siendo el protagonista de la película.
Al que le acompañan, Jesse Eisenberg (Columbus) encarnando el papel de un atípico protagonista de susto fácil, un chaval asocial obsesionado con ponerle toda clase de reglas a su propia supervivencia; Emma Stone (Wichita) en el papel de la chica guapa y espabilada que no duda en sobreponer su supervivencia a la ética o incluso a sus propios sentimientos; Abigail Breslin (Little Rock) como la hermana pequeña que pese a la madurez que le ha obligado a adquirir la vida sigue siendo una niña a la que le queda mucha infancia por vivir y Bill Murray en una aparición sorpresa que le sirve para alcanzar, literalmente, la gloria representándose así mismo.
"Bienvenidos a Zombieland" es una comedia sumamente entretenida y válida para todo el mundo que aborda la típica lucha por la supervivencia humana, donde te juegas el ser comido por los zombies sin no puedes mantenerte vivo por tus medios, desde la comedia y la parodia de clásicos y que aun con sus momentos más flojos en los que ahondan sobre las relaciones humanas del grupo en un tono pasteloso e infantil merece la pena por el derroche sano de humor a base de cerebros destrozados.