Este que escribe se familiarizó con el término mielina en 1992, después de disfrutar sufriendo con la fantástica El aceite de la vida. Al pobre Lorenzo Odone la adrenoleucodistrofia le producía la desaparición de esta sustancia que facilita la conexión entre las fibras nerviosas y el cerebro. El vocablo reaparece ahora para hablar de otra terrible enfermedad: la esclerosis múltiple. Al protagonista de 100 metros el primer brote le sorprendió tardíamente, a los 35 (suele afectar a jóvenes de entre 20 y 30 años). La caprichosa manera en que se desarrolla en cada enfermo resulta desconcertante. Puede mantenerse latente con un tratamiento que funcione, aunque del mismo modo que se aletarga es capaz de resurgir en cualquier momento.
Este filme no versa sobre la cruel dolencia o acerca de quienes la padecen. Esta historia (real) trata de un hombre al que le dijeron que no podía. A Ramón Aragón le espetaron que en un año no sería capaz de recorrer ni siquiera 100 metros, pero a él se le metió entre ceja y ceja que su reto se encontraba mucho más allá de ese escaso hectómetro. Lo que iba a intentar se encuentra fuera del alcance de muchas personas completamente sanas, terminar un Ironman: 3,86 kilómetros a nado, 180 en bicicleta y 42,2 de carrera a pie.
Marcel Barrena, en su primer largometraje de ficción, acierta de pleno al hacer descansar su obra sobre tres pilares fundamentales que equilibran la narración sin que el peso de alguno de ellos la haga tambalearse como una banqueta coja. Tres personajes, cada uno con su importancia en la trama, aportando su punto de vista y un balance entre comedia y drama muy medido que deja lugar a la emotividad sincera lejos del nunca deseado artificio edulcorado.
El enfermo, su mujer y su suegro. Dani Rovira, Alexandra Jiménez y Karra Elejalde. Cómicos escogidos para interpretar este melodrama con un talento capaz de tocar cualquiera de los registros del arcoíris emocional sin desafinar una sola nota. Elejalde vuelve a desplegar esa mezcla de socarronería y ternura que abre en canal al tipo de carne y hueso que se esconde tras un papel maravillosamente escrito. Jiménez pide un Goya a gritos. La versatilidad de esta mujer, que a lo largo del filme es capaz de hacernos reír, sufrir y llorar gracias a su pasmosa naturalidad, nos deja sin adjetivos.
En el caso de Rovira hay que quitarse el sombrero. Nos ha convencido de que dentro lleva algo más que un monologuista que hace películas. Sobre su cabeza, la espada de Damocles de la credibilidad de este guión basado en hechos reales. De su desempeño dependía que la cinta naufragase o, por el contrario, mantuviese rumbo firme. Dani Rovira sale doctorado en interpretación de un trabajo que ha conseguido conmovernos gracias a una solidez narrativa que no cede al sentimentalismo de postal y que muestra la superación de un tipo luchador, inasequible al desaliento, reflejando su odisea en una prueba realmente inhumana.
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100 metros
Dirección y guión: Marcel Barrena
Intérpretes: Dani Rovira, Alexandra Jiménez y Karra Elejalde
Fotografía: Xavi Giménez
Montaje: Nacho Ruiz Capillas
Duración: 100 min.
España, 2016