Dirigida por Scott Cooper. Sí, el mismo tipo que hizo Corazón Rebelde, aquella película sobre un cantante country en decadencia que le valió el Óscar a Jeff Bridges. Con ese único antecedente resultaba difícil hacerse a la idea de lo que nos podría ofrecer un realizador casi primerizo a partir de una historia tan cruenta como real. Otra de las incógnitas se centraba en averiguar si el retrato del capo de la mafia de Boston, James “Whitey” Bulger, que nos iban a mostrar entre Cooper y Johnny Depp iba a ser realmente convincente. La respuesta a ambas dudas nos ha dejado positivamente sorprendidos.
La narrativa templada y resolutiva del cineasta estadounidense nada tiene que envidiar a las mejores propuestas del género negro. En cuanto al protagonista principal, cuya excesiva caracterización podría hacer dudar al más entusiasta, uno se queda sin palabras para describir uno de los mejores trabajos de la carrera del actor que dio vida a Jack Sparrow. En las antípodas de aquel, Depp, más que construir, se convierte en este abyecto, siniestro y oscuro criminal mostrando todas las aristas de su compleja personalidad a partir de una interpretación contenida, casi minimalista, donde un silencioso susurro acongoja en mayor medida que el grito y la gesticulación más ostensibles.
Black Mass, título del libro de los periodistas del Boston Globe en el que se basa esta cinta, se refiere al Massachusetts más negro, en clave criminal, ya que lo que narra no es sino la alianza entre el FBI y uno de los más temibles gánsteres en la historia de Estados Unidos, a través de una historia de lealtad de dos amigos de la infancia.
El beneficioso influjo de Martin Scorsese, que se inspiró en estos hechos para Infiltrados, se deja notar en una modélica secuencia de montaje que muestra, al ritmo de la música, el ascenso de Bulger de mafiosillo de barrio a señor del crimen. Cooper, incluso, llega a sobrepasar al maestro neoyorquino en la contundente y magistral manera de plasmar de forma singular cada uno de los brutales asesinatos que aparecen en pantalla.
Sin embargo, la elegancia y el cuidado de cada encuadre, de cada movimiento de cámara, la textura y los colores con los que está fotografiado cada plano, el ritmo suave pero penetrante con la que se cuenta lo que sucede y la siniestra partitura que rememora lo mejor del cine negro, traen a la mente, salvando las distancias, al mejor Coppola.
Nos encontramos ante un trabajo sólido, muy potente, al que le falta un punto para llegar a la altura de obras maestras como El padrino I y II o Uno de los nuestros, pero que ofrece cine de muchos quilates, un retrato real de la mafia en Estados Unidos en los años 70, 80 y 90 de la mano de un reparto inmejorable, excelentemente dirigido por un Scott Cooper que, orgulloso, podrá compartir la gloria de la Academia con un Johnny Depp que intimida con su feroz retrato de James Bulger.
Copyright del artículo © Manu Zapata Flamarique. Reservados todos los derechos.
Copyright imágenes © Cross Creek Pictures, Infinitum Nihil. Cortesía de Warner Bros. Pictures Spain. Reservados todos los derechos.
Black Mass
Dirección: Scott Cooper
Guión: Mark Mallouk y Jez Butterworth, basado en el libro de Dick Lehr y Gerard O´Neill
Intérpretes: Johnny Depp, Joel Edgerton, Benedict Cumberbatch
Fotografía: Masanobu Takayanagi
Música: Tom Holkerborg
Duración: 122 min.
Estados Unidos, 2015