Dando la nota llegó a los cines en 2012 casi de puntillas. A la vista del póster publicitario y del rimbombante título más de uno decidió (incluido el que suscribe) que se trataba de un trabajo perfectamente prescindible; otra comedia adolescente de tono insolente con cierto trasfondo musical. En ocasiones se nos presentan segundas oportunidades, la de este junta letras respecto a la película en cuestión surgió en un viaje en tren.
El enganche inmediato con la historia supuso una muy agradable sorpresa. La mítica sintonía que acompaña al logo de la Universal reproducida por un coro utilizando simplemente sus voces como instrumento abría paso a uno de esos microcosmos que tanto aparecen en el cine estadounidense: el de los concursos universitarios de canto a capela. La selección de canciones y la calidad en la interpretación de las mismas, redondeada gracias a unas mezclas de sonido soberbias, ya resultaban fascinantes de inicio. Poco a poco se iban agregando elementos que incrementaban el valor de la cinta. La ágil y resuelta planificación seducía visualmente al espectador. Anna Kendrick, nominada al Oscar por Up in the air, sorprendía por sus dotes canoras y la australiana Rebel Wilson, auténtica revelación del filme, llamaba la atención por su espontaneidad. El guión, a partir de la novela de Mickey Rapkin, sabía combinar un toque de irreverencia perfectamente calculado con una historia de amor en medio de esta batalla de bandas y se enriquecía de multitud de guiños cinéfilos que formaban parte esencial de la trama, con El club de los cinco y su tema principal, Don´t you de los Simple Minds, como punto culminante.
Tres años más tarde, a la vista del éxito alcanzado, llega una continuación que ya no cuenta con una base literaria sobre la que sustentarse y que surge más de la ambición pecuniaria que de la inquietud por desarrollar los personajes de su predecesora. Elizabeth Banks, actriz y productora en ambas, ahora como directora, se limita a tratar de repetir punto por punto los elementos que hicieron triunfar a la primera entrega sin añadir ningún toque singular que pudiera dar entidad propia a esta secuela. El descaro, ingenio y originalidad de 2012 se han transformado en chabacanería, insulsez y repetición de clichés. El sentido del humor pasado de rosca, que funcionaba por lo sorprendente de la propuesta, al no evolucionar se convierte en algo que roza el mal gusto en esta repetición literal de la fórmula.
El intento de rescate del resto de la película gracias a una conclusión más o menos brillante resulta del todo imposible; la falta de personalidad en la realización y una excesiva duración que deriva en morosidad y contagioso aburrimiento lastran irremediablemente el resultado final. Los escasos chispazos de comicidad llegan demasiado tarde y ni siquiera consiguen sacarnos de nuestro sopor. Desgraciadamente este trabajo adolece de los defectos que injusta y prejuiciosamente habíamos adjudicado a su génesis. En estos casos, ante la falta de consistencia de la copia, lo que procede es una revisión del original.
Copyright del artículo © Manu Zapata Flamarique. Reservados todos los derechos.
Copyright imágenes © Brownstone Productions, Gold Circle Films, Universal Pictures. Cortesía de Universal Pictures Spain. Reservados todos los derechos.
Dando la nota – Aún más alto
Dirección: Elizabeth Banks
Guión: Kay Cannon, a partir de personajes creados por Mickey Rapkin
Intérpretes: Anna Kendrick, Rebel Wilson, Hailee Steinfeld
Fotografía: Jim Denault
Duración: 118 min.
Estados Unidos, 2015