Análisis de Star Wars Episodio VII
Y llegó el día en que se estrenó la esperadísima nueva entrega: Star Wars El Despertar de la Fuerza. Y parece que todos las revistas especializadas y demás filtraciones que durante estos meses se han empeñado en transmitir un mensaje inequívoco estaban en lo cierto. La nueva entrega de Star Wars es un homenaje a las auténticas películas de Star Wars, las antiguas, esas que salieron de la mente de un brillante George Lucas. Atrás quedan ya las ansias recaudatorias de ls tres primeros episodios (Episodio I, II y III).
¿Quién mejor para rescatar de la deriva a una franquicia anquilosada que el maestro JJ Abrams? Quizá Chistopher Nolan (Trilogía de The Dark Knight) pero eso hubieran sido palabras mayores. JJ Abrams se ha convertido en un experto para renovar franquicias y refrescar franquicias que estaban en el complicado camino de la denostación. Ya lo consiguió con nota con la nueva era de Star Trek, que quería relanzar una saga para adaptarla a los nuevos tiempos, y ya de paso pescar en las intranquilas aguas de las nuevas generaciones trekie.
También hay que alabar el trabajo que hizo Abrams para homenajear a las cintas sci-fi del cine familiar de los ochenta, con la más que notable Super 8. Una película que no fue bien entendida por la crítica. Super 8 quiso rescatar una forma de hacer cine, y eso lo consigue sin ningún tipo de paliativos, amén de que el film fuera mejor o peor, para eso ya hay opiniones de toda clase.
JJ Abrams es un maestro del entretenimiento sin mesura, del cine palomitero sin las pretensiones filosóficas de Nolan o Denis Villeneuve (Prisoners, Enemy) al que pronto veremos dirigir la segunda entrega de la mítica Blade Runner, y en ese campo, hoy en día no hay nadie como Abrams.
El director ha demostrado estar a la altura del proyecto, pero lo que es más importante, entender perfectamente lo que significa el imaginario creativo del universo más importante de la historia del cine: Star Wars. Desembolsos multimillonarios aparte, al bueno de George Lucas le hacía falta alejarse del proyecto para dejar que este pudiera avanzar. Star Wars se había convertido en ese viejo elefante que se ve superado por el resto de la manada, y la distancia permite que un mundo que tiene vida propia pueda avanzar.
Desde el principio JJ Abrams, lo tuvo claro, había que tomar las pelis viejas como referencia, pero sobre todo esa forma de hacer las cosas, ese know-how que el propio Lucas olvidó al lanzar la trilogía que sirve de precuela. La historia que cuentan los tres primeros episodios era necesaria, pero parece que Lucas se hizo trampas al solitario y se dejo llevar por los cantos de sirena de las superproducciones facilonas que abundan en la industria de Hollywood, en una cada vez más evidente falta de ideas. Parece que la precuela respondía más a una necesidad de sacar películas por sacar, que a la necesidad de contar una historia, y eso fue un error que los fans de la saga no están dispuestos a perdonar.
El despertar de la fuerza rezuma ese aire único de la saga primigenia. Sí es cierto, la tecnología es un recurso narrativo que sirve para complementar la historia que se quiere contar y no al revés, la segunda trilogía que estrenó George Lucas era un juguete roto que parecía evidenciar el potencial técnico de Light and Magic olvidándose de los personajes de carne y hueso.
JJ Abrams ha roto dos elementos fundamentales. Por un lado la película ya no está al servicio de la tecnología, sino todo lo contrario, y por otro, los personajes y la historia son el elemento fundamental en una franquicia que necesitaba avanzar. Esto que es una de las mayores virtudes se convierte en uno de los defectos del filme, quizá el único, y es que El despertar de la fuerza peca de ser un continuo homenaje (a veces casi plano por plano) de otras películas como el Imperio Contraataca o El Retorno del Jedi.
La nueva trilogía se ha pensado como una nueva historia, de hecho avanza 35 años en el tiempo, así que creo que llegará mucho más lejos cuanto antes suelte el pesado lastre de homenajear a la que fueron sus estrellas, por momentos la cinta parece un continuo ir y venir de cameos de personajes míticos como Leia, Han Solo o Chewbacca, por no mencionar a R2D2 y sobre todo C3PO. Lo bueno es que Abrams resuelve con elegancia este aspecto y parece que empieza a limpiarse de un plumazo a estos personajes antiguos de cara a las siguientes entregas y a una más que posible segunda nueva tilogía (lo que sería el episodio X, XI, XII).
Se hace evidente en la escena en la que Han Solo muere a manos de su hijo Kylo Ren, una escena colosal que quedará grabada en nuestras retinas y que mata (de forma literal) dos pájaros de un tiro, adiós a uno de los personajes más emblemáticos de las primeras pelis. Lo mismo pasa con los droides, personajes fundamentales en Star Wars, el acierto creativo de BB8 es tan colosal que parece merendarse a los amados C3Po y R2D2, en este nuevo episodio ya nadie los echa en falta.
Fin SpoilerAsí pues, Abrams plantea un nuevo universo, cimentado por lo que serán sus nuevos personajes franquica: Rey y Finn, Finn y Rey. Su potencial es tan grande que da para hacer dos películas más y todas las que se quieran. Sobre ellos recae todo el peso de la cinta, con especial mención a Daisy Ridley (Rey) que se merienda (a sus veintitrés añitos) con patatas al resto del cast con su sola presencia, aunque estemos hablando de Harrison Ford, Carrie Fisher o Oscar Isaac (Ex Machina, A propósito de Llewyn Davis).
JJ Abrams es un animal televisivo no tan próximo a Perdidos como la gente cree (el verdadero genio tras la cortina de Lost es Damon Lindeloff) pero sí más cercano a otros proyectos como Alias o Fringe, y fiascos aparte como Alcatraz, sabe que es lo que quieren los fans de Star Wars, sencillamente hace lo que cualquier fan hubiera hecho. A saber, cargarse de un plumazo los escenarios creados íntegramente por ordenador que no transmitían nada, devolviendo a Star Wars a los desiertos, a los bosques y a los paisajes nevados que todo el mundo añoraba. Por supuesto, se carga de un plumazo a personajes instrascendentes que han sido más odiados que otra cosa, se acabaron las imbecilidades de Jar Jar Binks y deposita el contrapunto humorístico que toda peli de aventuras debe tener en sus personajes, y por ende, en sus héroes: de nuevo Rey y Finn.
Por lo demás, una producción cuidada. El set de rodaje de nuevo lleno de mosntruos de toda calaña y venidos de todos los rincones de la galaxia, se acabó lo de echar mano del ordenador para personajes centrales como Yoda o los droides, se ha vuelto a las maquetas y a los actores embutidos dentro de los trajes de C3PO, RD2D y demás criaturas. De hecho, para algunos personajes que exigían efectos especiales se ha recurrido al alma de actores tan brillantes como Andy Serkis (Gollum, King Kong o César) para encarnar al nuevo supervillano Snoke, la oscarizada Lupita Nyong'o (12 años de esclavitud) como la vieja contrabandista de anteojos enormes Maz Kanata o a Gwendolin Christie (la Brienne de Juego de Tronos) encarnando a la Capitana Phasma sin ni siquiera quitarse el caso durante toda la película. O incluso que Daniel Craig aparezca en forma de cameo como un soldado imperial que vigila a Rey cuando es arrestada.
Por supuesto, una fotografía sobresaliente, marca de la casa de JJ Abrams: las primeras escenas de Rey robando chatarra en un crucero imperial destruido son simplemente perfectas, así como la batalla final en el bosque, el puente de vértigo del interior de la nave en que el Kylo Ren se enfrenta a Solo con un haz de luz rasgando la oscuridad o el concepto artístico de la nueva Estrella de la muerte. Sobresalientes. La propia Daisy Ridley recuerda con cariño como el pequeño BB8 tenía más asistentes que las propias estrellas de Hollywood.
Y por último, el componente épico. Difícilmente vamos a encontrar en la precuela de Lucas, mayor veneración por los poderes de los Jedi. De nuevo la Fuerza, está presente en todo el metraje, impregnando a cada uno de los espectadores en sus butacas.
Por poner algunos peros, el némesis Jedi Kylo Ren todavía no da todo el miedo que debería dar un Jedi atraido por el reverso tenebroso, pero tiempo al tiempo, todo supervillano tuvo sus comienzos y si no que se lo digan a Walter White. Algunos cameos de las viejas estellas parecen estar metidos con calzador o los embrollos familiares se vuelven a entrelazar con demasiada facilidad, al final va a ser que todos son familia y eso ya no sorprende a nadie. Sobre todo, el hecho de que un no iniciado en la fuerza como es Finn pueda esgrimir una espada láser, me parece uno de los mayores sacrilegios que he visto en mucho tiempo.
Star Wars ha vuelto, y lo ha hecho con "fuerza". Disney sabe tratar bien a sus productos y amén de los nuevos proyectos que se plantean en el futuro (spin off para la gran pantalla de Han Solo o el cazarecompensas Boba Fett, series animadas y una más que posible serie de televisión) la franquicia tiene cuerda para rato, ha sabido dar un último vistazo atrás antes de dar el gran paso para contar una nueva historia basada en el universo Star Wars. JJ Abrams ha sabido coger lo mejor de cada trilogía para ponerlo al servicio del espectador que exigía lo mejor, que la fuerza te acompañe amigo Abrams...