Sencilla y efectiva. Si fórmula funciona, ¿por qué no seguir explotándola? Un veterano director especializado en comedias románticas, un reparto coral con nombres lustrosos y un argumento en el que las vidas de gente de lo más variopinto se cruzan para compartir penas y alegrías, con el amor como telón de fondo, en el contexto de una celebración que tiene que ver con una fecha muy señalada. ¿Resultado? Si nos fijamos en Historias de San Valentín y en Noche de fin de año, los intentos precedentes, un tanto irregular en cuanto a lo cinematográfico aunque excelente en lo puramente crematístico, hasta el punto de dar lugar a un tercer festejo.
Una conmemoración en la que nos vamos a topar con madres de diferentes edades y condiciones. La madre a tiempo parcial, Jennifer Aniston, que afronta el matrimonio de su ex con una mujer más joven. La madre racista, que ha propiciado que su recelosa hija, Kate Hudson, le oculte su matrimonio con un doctor indio. La madre latente, Julia Roberts, una presentadora de éxito casada con su carrera y sin tiempo para plantearse nada más. La madre soltera, Britt Robertson, que no se decide a formalizar la relación con su pareja. La madre ausente, la joven militar que ha dejado viudo a Jason Sudeikis, que obligará a sus dos hijas y a su marido a afrontar por primera vez este día sin su presencia.
El guión adolece de falta de agilidad en un primer acto que se extiende excesivamente. El punto de inflexión lo marca una desternillante secuencia en la que acontece una visita sorpresa. A partir de entonces todo comienza a fluir, la trama funciona, los personajes enganchan y surge la comicidad y emotividad sin caer en el empalago. La férrea y efectiva dirección de actores se convierte en uno de los factores clave. La labor de Garry Marshall sujetando fuertemente de las riendas a dos potros desbocados como los histriónicos Jason Sudeikis y Timothy Olyphant, cuya sorprendente sobriedad transmite naturalidad y cercanía, contribuye enormemente a llevar a buen término el rumbo del filme.
El espectador agradece que el veterano realizador, a sus 81 años, ya no tenga nada que demostrar y se pueda permitir boutades como un par de referencias más que directas a Tomates verdes fritos y Pretty Woman, con la inestimable colaboración de Julia Roberts y su actor fetiche, al que reserva una dedicatoria muy sentida en los créditos finales: “y… como siempre, Héctor Elizondo”.
Aparece mucho más divertida que sus hermanas mayores, superándolas notablemente mediante momentos de emoción bien buscados y construidos y transmitiendo empatía gracias al más entrañable de los intérpretes, un precioso bebé capaz de robar secuencia tras secuencia a sus experimentados compañeros de reparto. No está mal que consigan que nos acordemos de esas magníficas mujeres, trabajadoras, ejemplares, divertidas, rumbosas y optimistas, que nos educaron y nos siguen enseñando, a través de una película que cuanto menos, y por encima de clichés típicos del género, resulta simpática.
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Feliz día de la madre
Dirección: Garry Marshall
Guión: Tom Hines, Lily Hollander, Anya Kochoff y Matthew Walker
Intérpretes: Jennifer Aniston, Kate Hudson, Julia Roberts y Jason Sudeikis
Música: John Debney
Duración: 118 min.
Estados Unidos, 2016