Cuando un cineasta es reconocido con más de treinta galardones por su ópera prima, incluidos el Oscar a la mejor película extranjera y premios en festivales del prestigio del de Cannes, más que una bendición lo que le cae encima es una losa difícil de levantar. Después de esto resulta casi imposible alcanzar cotas más altas en sus siguientes filmes y responder a las elevadas expectativas que su prometedor debut había suscitado. Es el caso de Danis Tanovic, realizador bosnio, y su hermoso alegato antibelicista En tierra de nadie (2001). Tras una serie de trabajos irregulares fuera de su país, en Cirkus Columbia (2010) regresó a terreno conocido y volvió a dar muestra de su talento revisitando en esta ocasión las cenizas de la guerra de los Balcanes.
Con La mujer del chatarrero, además de seguir rodando en Bosnia Herzegovina, ha dado un paso más a la hora de consolidarse como un autor con voz propia. Al contrario que en su última obra, Tanovic aborda una puesta en escena eminentemente naturalista para narrar, casi en tono documental, una historia tan sencilla como dura y contundente. Siguiendo en cierta manera, argumentalmente hablando, los dictados del cine iraní de Abbas Kiarostami o de cualquier miembro de la prolífica familia Makhmalbaf, cuenta una historia aparentemente simple en su planteamiento, las dificultades de un chatarrero gitano para lograr que la sanidad de su país atienda a su mujer enferma, pero con una carga de profundidad y un desarrollo dramático que tocan la fibra sensible del espectador.
Tanovic ha querido fotografiar la acción de distintos modos, utilizando así elementos estéticos de forma narrativa, aportando subtexto a la trama. Si bien el tono pudiera pedir un encuadre nervioso, fruto de la cámara en mano tan socorrida en este tipo de historias, el director ha utilizado diferentes tipos de realización de forma que los interiores resultasen mucho más opresivos, con planos cerrados e incluso jugando con cierto feísmo, para que al contrastarlos con los exteriores en los que se ve al chatarrero en medio de la naturaleza, en planos mucho más hermosos y abiertos y con una textura y un grano que nos recuerdan más al cine de ficción que al documental, se transmitiese de alguna manera esa sensación de libertad en comparación con la claustrofobia reinante en los hospitales de la gran ciudad, donde los protagonistas se ven como ratones enjaulados.
Los 75 minutos de metraje dan fe de que se ha querido ir al meollo, evitando detalles superfluos. Este filme narra con crudeza, casi sin diálogos y sin rastro alguno de música (ni como banda sonora, ni generada por la propia acción) una historia de esas que no se cuentan habitualmente, dando visibilidad a quienes habitualmente no la tienen y mostrando la dignidad de unas gentes que son personas antes que personajes, actores de la vida real, no profesionales, que reflejan de forma nítida unas vivencias que por desgracia no se encuentran tan lejos de nosotros como podríamos creer.
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La mujer del chatarrero
Director: Danis Tanovic
Guión: Danis Tanovic
Intérpretes: Nazif Mujic, Senada Alimanovic, Semsa y Sandra Mujic
Fotografía: Erol Zubcevic
Montaje: Timur Makarevic
Duración: 75 min.
Bosnia Herzegovina, Francia, Eslovenia, Italia, 2013