El sonido penetrante de la pertinaz lluvia taladra nuestros oídos mientras la pantalla permanece oscura. Una señal de tráfico, un ramo de vistosas flores amarradas al poste con un cordel. Entra la música que envuelve todo de una sensación de misterio. Una mujer de espaldas, Lourdes, sostiene un paraguas. Una anciana sentada, Tere, en la oscuridad de su habitación. Ane, desde su asiento del autobús, observa al otro lado del cristal por el que resbalan las gotas. Un coche accidentado con las luces encendidas descansa ya, pegado al quitamiedos. Cruzando la bruma, una oveja se aleja paulatinamente carretera arriba. Una grúa, entre las nubes, contempla el paisaje desde las alturas.
De esta forma tan críptica e hipnótica queda prologada Loreak. El comienzo de la historia se produce justo después de manera bastante más convencional. Ane, a la que hemos visto anteriormente, comienza a recibir jueves tras jueves un ramo de flores en su domicilio, con el consiguiente mosqueo de su marido que nada tiene que ver con los envíos. Como en la canción de Cecilia el interrogante queda planteado.
En ese momento la duda nos invade, y no por querer saber a toda costa la identidad del secreto admirador. Comienza a atormentarnos la sensación de estar viendo un cortometraje construido a partir de una anécdota más bien tonta y trillada. Será el guión el que poco a poco vaya desterrando esa inquietud ganando solidez, sorprendiéndonos gracias a detalles y giros que no dejarán de subyugarnos a través del misterio que se esconde tras esas flores que van pasando de un personaje a otro, consiguiendo trascender de manera muy efectiva de una aparente sencillez argumental inicial, con un tono ingenuo, casi naif, para convertirse en una trama apasionante.
José Mari Goenaga y Jon Garaño se han apoyado, además de en su estupendo libreto, en tres maravillosas actrices, Itziar Aizpuru, Nagore Aranburu e Itziar Ituño, para desarrollar la magia de esta singular historia que habla de sentimientos, de relaciones humanas, de temas tan cercanos como universales como la incomunicación o la incapacidad de expresar sentimientos a través de las palabras, para lo que ellos se valen de la metáfora visual hábil y elegantemente utilizada y sus personajes de las flores del título, que funcionarán como elemento catalizador y vertebrador de sus comportamientos y reacciones. Recibimos de forma especialmente intensa el impacto que nos produce la lúcida reflexión sobre el recuerdo y el olvido que sobrevuela el relato y en su conclusión nos arranca unas lágrimas de emoción contenida.
Goenaga y Garaño han conseguido a través de la letra, pero también gracias a la luz y el encuadre y a las maravillosas notas surgidas del talento del compositor francés Pascal Gaigne, engarzar las vidas de estas tres mujeres construyendo un hermoso ramillete que va a terminar por conmovernos profundamente. Y eso que solo se trataba de flores. Simples flores.
Copyright del artículo © Manu Zapata Flamarique. Reservados todos los derechos.
Copyright imágenes © Irusoin, Moriarti Produkzioak. Cortesía de A contracorriente Films. Reservados todos los derechos.
Loreak
Dirección: Jon Garaño y José Mari Goenaga
Guión: Jon Garaño, José Mari Goenaga y Aitor Arregi
Intérpretes: Itziar Aizpuru, Nagore Aranburu, Itziar Ituño
Música: Pascal Gaigne
Fotografía: Javier Agirre
Montaje: Raúl López
Duración: 99 min.
España, 2014