De toda la información que se mueve en torno a una película hay datos exógenos de tal relevancia que por sí solos transmiten más del propio filme que todo lo que pueda surgir de su visionado. En el caso que nos ocupa, el hecho de que de cara a su estreno en Estados Unidos no se hiciesen pases previos para la prensa especializada dice mucho de la confianza, o más bien de la falta de la misma, que la distribuidora depositaba en el producto que tenía entre manos. Tras asistir a su proyección hemos de admitir que, por desgracia, no se equivocaban en su vaticinio. Y eso que, a priori, el equipo técnico y artístico y, una vez metidos en harina, el planteamiento (los primeros veinte minutos, al menos) hacían albergar alguna esperanza.
David Koepp (responsable de los guiones de Atrapado por su pasado, Parque Jurásico o Misión imposible) dirigiendo a un elenco encabezado por Johnny Depp y que incluye nombres como Gwyneth Paltrow o Ewan MacGregor, que se mueven dentro de una trama de espionaje con toques humorísticos con una inédita obra maestra de la pintura de por medio, hacían prometer mucho. Tanto, como en su día sucedió con El gran halcón; un trabajo realizado con similares mimbres, que despertó más expectación incluso y resultó un tremendo fiasco tanto artística como comercialmente. Bruce Willis y Andie MacDowell eran quienes se embarcaban en busca de uno de los inventos de Leonardo Da Vinci en medio de un rocambolesco argumento salpicado de una peculiar comicidad.
Un excéntrico millonario, diletante y británico hasta la médula (una mezcla entre la flema de Phileas Fogg y el amaneramiento de Freddie Mercury), obsesionado con su absurdo bigote inglés, casi, casi daliniano (Johnny Depp) es el centro de una intriga en la que se mezclan su manipuladora esposa (Gwyneth Paltrow), un matón/sirviente de lo más expeditivo (en el más amplio sentido de la palabra) y un policía, algo pardillo, miembro del MI5 (Ewan McGregor). En torno a los cuatro, el asesinato de una restauradora de arte y un misterioso goya que persiguen, además de ellos, un terrorista internacional y un millonario ruso con muy malas pulgas. Todo un retrato irónico de lo típicamente anglosajón que nace con una intención de auto parodia en la novela de Kyril Bonfiglioli, pero que en el filme tan solo aguanta durante el primer acto para despedazarse sin pena ni gloria camino de los créditos finales.
De modo que ni el atractivo del reparto, ni las ingeniosas y muy visuales transiciones (con esos viajes en avión y esos mapas que adaptan el concepto indianajonesco al siglo XXI), ni las réplicas y los hilarantes momentos proporcionados por el mayordomo/sicario que encarna Paul Bettany consiguen mitigar el tremendo sinsentido de un guión flojo y sin punch, autocomplaciente e indolente, salpicado de un sentido del humor de trazo grueso con tintes escatológicos que sobrepasa la línea de lo ingenioso para terminar resultando chabacano.
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Copyright imágenes © Mort Productions, Infinitum Nihil,Mad Chance Productions,OddLot Entertainment. Cortesía de Aurum Producciones – EOne España. Reservados todos los derechos.
Mortdecai
Dirección: David Koepp
Guión: Eric Aronson, según la novela “No me apuntes con eso” de Kyril Bonfiglioli
Intépretes: Johnny Depp, Gwyneth Paltrow, Ewan McGregor
Música: Mark Ronson y Geoff Zanelli
Duración: 107 min.
Estados Unidos, 2015