Análisis de la serie Tales from the Loop de Amazon Prime
Amazon Prime Video nos ha sorprendido con una pequeña joya que en pocas semanas se ha convertido en serie de culto. Ciencia ficción realista y con toques retro que reflexiona sobre temas universales. No podía faltar en este blog la crítica de Tales from the Loop.
Quizás, junto con la serie Devs de Hulu (aunque se puede ver en HBO) sea el descubrimiento más interesante de este 2020. Dos formas distintas de explorar los amplios márgenes que un género como la ciencia ficción ofrece.
¿De dónde surgen las ideas? ¿De una canción, de una charla que escuchamos en el metro, un verso que nos viene a la memoria? Cualquier cosa sirve para montar nuestro imaginario creativo. En el caso del showrunner Nathaniel Harpern ( Legion), la inspiración le viene tras observar un libro con las extrañas pinturas del joven artista Simon Stålenhag.
Stålenhag saltó a la fama por recrear escenas costumbristas de lugares perdidos de Estados Unidos a las que añadía un elemento de ciencia ficción. Un objeto fuera de lugar: un robot gigante, una nave espacial, una estructura metálica. Pinturas cargadas de melancolía y paz, pero distorsionadas por ese elemento ajeno, el cual crea una tensión en el espectador que contempla las pinturas y lo anima a reflexionar más allá de lo que ve. ¿Acaso no se trata de eso el arte?
A partir de esos cuadros, tan magnéticos como inquietantes, se ha recreado todo un universo que se pregunta quiénes son esos personajes que habitan las estampas de esos lugares de la América profunda: ¿Cómo serán sus vidas? ¿Sus sueños? Y lo que es más importante: ¿qué son esos extraños objetos?
La respuesta: un pequeño pueblo alejado de todo, que parece resistirse al paso del tiempo, anclado en viejas costumbres de color ocre cargadas de nostalgia. Salvo por una misteriosa base científica, la cual da trabajo a la mayor parte de la población, y que experimenta con cosas que parecen estar más allá de la capacidad racional del ser humano. Y es que esa preocupación universal por el paso del tiempo es el auténtico leitmotiv de la serie.
La nostalgia vende, lo retro o lo vintage; están a la orden del día en todos los aspectos de la vida. Quizás, por eso Tales from the Loop ha funcionado tan bien. Porque conecta con aspectos de nuestra infancia, de nuestra juventud: otra vez esa conexión con el tiempo, con nuestro pasado, y ¿por qué no? Con nuestro futuro.
Para desarrollar este complejo proyecto se ha optado por una especie de serie de antología de 8 episodios. Historias independientes, pero guardando todas ellas puntos en común: el pueblo en el que se centran todos, los extraños experimentos de The Loop y algunos personajes cuyas vidas se cruzan (a veces incluso de forma literal).
La preocupación por el paso del tiempo puede ser, en ocasiones, algo aterradora. Por eso la serie se podría decir que es una especie de Black Mirror pero sin ese poso pesimista sobre la tecnología.
La serie también recuerda a la serenidad maniquea de una serie desconocida: Dekalog. Una serie polaca creada por el mismísimo Krzysztof Kieslowski, la cual repasa los pecados habituales del hombre a través de las historias de un vecindario en una deprimida barriada polaca. Una joya que cualquier amante del cine europeo debería ver.
Las historias de Tales from the Loop se componen de 8 pequeños relatos que exploran otra serie de pecados, otra serie de temáticas universales: la ambición, la búsqueda del amor, las relaciones efímeras, la amistad, el paso a la edad adulta, la curiosidad, la expiación de los pecados paternos.
Las cuestiones planteadas solo podremos encontrarlas en series como The Leftovers, otra ficción que debes apuntar para meter en este saco de series que te harán reflexionar.
He de reconocer que la serie Tales from the Loop me ha emocionado. Muchos episodios los he terminado con lágrimas en los ojos, con una sensación de vacío que conecta con algunos de mis sentimientos más profundos.
Es una serie que debe tomarse a pequeños sorbos, saborearla con calma, dejarte seducir por esa atmósfera -a veces atrayente, a veces asfixiante- que se genera con una música impecable (la podría haber firmado el mismísimo Max Richter), una fotografía sugerente y un talonaje que juega con las sensaciones de cada personaje y confirma la gran labor de producción artística que se ha llevado a cabo.
Muestra de ello son los espectaculares planos en los que se recrean a la perfección algunas de las pinturas más célebres de Stålenhag, como si el cuadro cobrase vida y nosotros, simples espectadores, pudiéramos adentrarnos en los trazos maestros del artista.
Los episodios, decía, no te dejarán esa angustia existencial de Black Mirror, pero sí te harán formularte preguntas importantes sobre ti y tu vida.
Te emocionarán, especialmente, los que abordan temas relacionados con la muerte de un ser querido, el amor o el insoportable paso del tiempo. En este sentido, los episodios 2, 3, 4 y 8 (este último dirigido por Jodie Foster) son una obra de arte. A la altura de ese mágico episodio de La constante de Lost que, muchos años después, todos seguimos recordando.
Tales from the Loop realiza pequeñas fotografías de situaciones que todos deberíamos plantearnos en nuestra vida, pero, si observas bien, lo hace de una forma positiva, casi didáctica. Nos ayuda a mantener los ojos cerrados y los sueños bien abiertos, a aprender a mirar, a capturar esos pequeños instantes de la vida -que en ese mismo momento no valoramos- que ya nunca volverán...
Fuente fotos y pintura: Simon Stålenhag