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Crítica de TV: 'True Detective', la primera joya de 2014

Publicado el 20 enero 2014 por Lapalomitamecanica
Cuando la oscuridad lleva placa de detective
Crítica de TV: 'True Detective', la primera joya de 2014
Nota: 8,5
En la agobiante Louisiana, con su penetrante calor sureño, las nubes de polvo alrededor de los maizales y algún que otro cadáver escondido en sus campos, es donde tiene lugar la trama de True Detective, la primera gran apuesta de la televisión norteamericana en lo que llevamos de año, consistente en puro detectivesco con serial killer en la sombra, realzado por algo más sustancia de lo habitual. Se trata de unos valores añadidos que saltan a la vista gracias a una de las facturas técnicas más cuidadas y absorbentes jamás trasladadas a la pequeña pantalla, a la que hay que sumar el trabajo de dos intérpretes principalmente cinematográficos que se han tomado sus roles como si fueran los papeles de su vida (también ejercen de productores). Con razón True Detective supuso la semana pasada el mejor estreno en HBO desde que llegara hace 4 años la guerra a Westeros con Juego de Tronos. Nuestro análisis, tras el salto.
True Detective tiene esa magia que sólo se logra con la perfecta sincronización de todos sus elementos, ordenados para construir una atmósfera y universo propios sin renegar de los inevitables referentes o cimientos de un género trillado hasta la saciedad. En este caso, su argumento juega con el atractivo de los saltos temporales para contarnos, con veinte años de diferencia, el curso de la investigación de un asesinato ritual en el corazón de una Louisiana tan poco glamourosa como atractiva; con sus rednecks, prostitutas y empalagosos reverendos (Clarke Peters, de The Wire y Person of Interest), todo potenciado por una banda sonora a cargo del mítico T. Bone Burnett (Corazón Rebelde, ) y la firme realización del cineasta Gary Fukunawa (Jane Eyre), responsable no sólo del piloto sino también de los 8 episodios de los que se compondrá esta antología creada por Nic Pizzolatto (The Killing).
Crítica de TV: 'True Detective', la primera joya de 2014
Como decimos, no es en las puras convenciones del género donde encontramos las virtudes de esta propuesta, por mucho que su escenografía criminal recuerde a la cuidada y macabra estética de Hannibal o que su ambientación en la Norteamérica profunda se asemeje a la de Justified, sino que hemos de acudir a dos elementos tan cruciales como son la dinámica en la resolución del misterio y al trabajo de su pareja protagonista para caer rendidos a sus pies. En cuanto a lo primero, el espectador no tarda en descubrir que la investigación que se inició en 1995 y que ocupa la mayor parte del metraje, en la que apareció el primero de los cadáveres, terminó resolviéndose a cargo de los detectives protagonistas. Ahí nace la primera línea argumental, que nos invita a seguir un caso cuya resolución desconocemos pero de cuya existencia somos conscientes. Por otro lado, ya en el presente y mediante un interrogatorio a los dos protagonistas, se presenta el segundo de los misterios, originado por un nuevo crimen que parece obra del mismo psicópata, al que ya apresaron y ajusticiaron hace dos décadas.
Es en el epicentro de ese doble misterio donde entra en escena la segunda virtud de la que hablábamos en el párrafo anterior, concerniente a la estupenda labor que desempeñan Woody Harrelson y Matthew McConaughey. En cuanto al protagonista de Asesinos Natos y Ahora Me Ves, su detective familiar y tradicional tiene la poco agradecida misión de servir como inmediato contraste con su compañero, auténtica estrella de la función. Porque si ya llevamos un par de años hablando de la escalada cualitativa de McConaughey gracias a grandes trabajos en cintas como Killer Joe, Magic Mike o Mud, esta temporada no sólo es el principal candidato al Oscar por su papel en Dallas Buyers Club, sino que con toda probabilidad lo sea también a los venideros premios televisivos. Su Rust Cohle, fumador empedernido, inadaptado social, adicto a las pastillas e incluso autor de reflexiones sobre la condición humana que darían mal rollo hasta a Edgar Allan Poe, exuda tanta oscuridad y mal rollo como para que se sitúe deliberadamente como el primer sospechoso de la lista, de la misma forma que lo convierten en un protagonista tan atractivo como Tony Soprano o Walter White.
Crítica de TV: 'True Detective', la primera joya de 2014
Por ponerle algún reparto al episodio de debut, puede que haya quien encuentre en su ritmo pausado y contemplativo un obstáculo a la hora de enfrentarse a True Detective, aunque sea en menor medida de lo que sucedía con otras obras de HBO como Oz y The Wire (y todos sabemos cómo acabó éso). Tampoco están tan logradas como deberían las caracterizaciones de las versiones más juveniles de los protagonistas, que pasan por incrustarles a los actores sendas piezas capilares y olvidarse de todo lo demás. Menos mal que ahí es donde entra el componente interpretación, en el que ambos veteranos nos demuestran sus tablas, fabricando matices diferentes para cada versión de su rol; más relajado y despreocupado en el caso de la encarnación madura del personaje de Harrelson y aún más carcomido y desafiante en el caso del de McConaughey.
Ellos son los auténticos motores del relato, los "Verdaderos Detectives", y sobre sus figuras se ordenan las dos historias que nos plantea esta propuesta, destinadas a converger en las tinieblas de Cohle y la aparente normalidad de su compañero. Por ello, una vez comprobado que el sello HBO sigue infalible, que la mejor cadena del mundo es capaz de dignificar incluso a una propuesta que sobre el papel no pasaría del enésimo intento por sacarle partido a uno de los géneros más explotados en la parrilla televisiva de nuestros días, sólo queda sentarse en la mecedora del porche, sintonizar un tema de -por ejemplo- Waylon Jennings en tu emisora country favorita, abrir un botellín de fresca zarzaparrilla y disfrutar de la que se promete como la investigación más apasionante de los últimos años.

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