La cámara se desliza suavemente sobre las aguas del Sena al son de un acordeón dibujando la plácida y tranquila noche parisina. Los créditos van apareciendo aquí y allá, parsimoniosamente. Todo es quietud. De pronto, la música cesa abruptamente. El travelling se detiene. A la izquierda de la imagen un puente. Se escucha un frenazo. Un hombre sale volando por encima del pretil para aterrizar en las frías aguas del río. Otro se apresura a saltar en su ayuda desde la orilla. Fondo negro. El efecto que deja borrosa la pantalla se va disipando. El improvisado bañista despierta en un hospital, maltrecho, dolorido y con su pierna derecha totalmente cubierta por una escayola.
Bon rétablissement! es el nombre de la novela en la que se basa esta película y su título original en francés. Significa algo así como “¡que te mejores!”. El accidentado, al escucharlo, en un tono un tanto cascarrabias, contesta: “¡qué expresión tan estúpida!”. Unos días para recordar nos va a contar la larga convalecencia (tras la rotura de su cadera y una fractura abierta de tibia y peroné no es para menos) de este sesentón viudo, misántropo y solitario.
A más de uno nos ha tocado vivir o compartir, por desgracia, los tiempos muertos que se pasan en un centro médico. En esta ocasión se ha querido reflejar el lado luminoso de esa situación y aprovechar para, con el humor como arma, acercar al espectador una lúcida aproximación, de la mano del protagonista, a conceptos de peso como la vejez, la soledad, la familia (o la ausencia de ella) y, en suma, la misma vida, sin olvidar temas sociales y actuales como la crisis y sus consecuencias.
El director Jean Becker, a partir del texto de Marie-Sabine Roger, refleja distintas sensibilidades por medio de un caleidoscopio de curiosos personajes que se dan cita en torno al eje central de la historia, Pierre Laurent. Su salvador es un chapero que esperaba una cita bajo el puente, la enérgica enfermera jefe que sufre mal de amores, el hermano bonachón que acude a visitarle, el amigo sibarita que le lleva vino a escondidas, el policía al que el atropellado le recuerda a su padre, el estrambótico fisioterapeuta con una ligera vena sádica, una ex amante que todavía le recuerda con cariño y la misteriosa niña de la tercera planta que le roba el ordenador portátil para acceder a Facebook. Un abanico de personalidades que sirve al realizador para desnudar sentimentalmente al convaleciente y, de paso, conseguir del público una actitud activa a la hora de asimilar lo que se le está contando.
Nos encontramos ante una comedia amable, sin mayores pretensiones, que se ve con una sonrisa en la boca, que no busca la carcajada sino una estimulante invitación a la reflexión a través de la identificación con este enfermo brillantemente interpretado por Gérard Lanvin. Y todo eso en el margen de 81 minutos, que en estos tiempos de duraciones en torno a las dos horas es muy de agradecer.
Copyright del artículo © Manu Zapata Flamarique. Reservados todos los derechos.
Copyright imágenes © ICE3, France 3 Cinéma. Cortesía de A Contracorriente Films. Reservados todos los derechos.
Unos días para recordar
Dirección: Jean Becker
Guión: Jean Becker, Jean-Loup Dabadie, Marie-Sabine Roger a partir de la novela de Roger
Intérpretes: Gérard Lanvin, Anne-Sophie Lapix, Jean-Pierre Darroussin
Música: Nathaniel Méchaly
Duración: 81 min.
Francia, 2014