Regenerarse, renacer, reinventarse, resurgir. Cuando las circunstancias te llevan inevitablemente a decidir en la disyuntiva entre renovarse o morir es que estás a punto de ser borrado del mapa, de desaparecer por obsoleto, por circunstancias externas o por tu propia responsabilidad. En el caso de la gente que hasta hace poco más de dos semanas estábamos trabajando en VEO7 fueron las decisiones erróneas y la mala gestión de otros la que nos ha puesto a los pies de los caballos y nos ha obligado a elegir y por supuesto escogemos reinventarnos y seguir hacia delante. De esta misma forma ha actuado Bryan Singer, responsable de los dos primeros títulos de la saga X-Men, que ha decidido, con acierto, volver la vista al inicio de todo. Volver al principio para contar el germen de la Patrulla X pero sin ningún tipo de atadura que pudiera lastrar el proyecto.
Algunos personajes son los mismos, sí, pero se ha querido que tuvieran su propio desarrollo independientemente de cómo habían quedado reflejados en la trilogía ya existente. Se ha pretendido dar una visión distinta a la saga, una reinvención de la misma más parecida a los dos primeros títulos y aportando una profundidad a los personajes de la que carecían las películas anteriores. El espíritu del cómic primigenio es el que sobrevuela por encima de todo. Se respira esa atmósfera clásica de la historia original de 1963. El prólogo en el campo de concentración nazi en 1944 es brutal y le da un toque más cercano a lo realista que a lo fantástico y eso, en una película de superhéroes, supone un plus de profundidad de cara al dibujo inicial y al desarrollo posterior de los personajes. El alma de esta secuencia es un fantástico y sorprendente Kevin Bacon.
La estructura del guión funciona tan bien porque a pesar de ser una película coral con multitud de personajes la trama se centra en el triángulo de relaciones de amistad-odio que se dan entre Charles Xavier (James McAvoy), Erik Lehnsherr, el futuro Magneto, (Michael Fassbender) y Sebastian Shaw(Kevin Bacon). El motor que genera el conflicto son los deseos de venganza y destrucción que siente Erik Lehnsherr hacia Sebastian Shaw, el hombre que ha marcado su existencia desde niño y que le ha convertido en lo que es, su amigo Charles Xavier ejercerá de freno a ese odio tan visceral. Y todo eso metido en la coctelera que supone un film de superhéroes.
Pero hay muchos más elementos de interés. El grueso de la trama se desarrolla en 1962 durante la Guerra Fría entre Estados Unidos y la Unión Soviética, en medio de la crisis de los misiles de Cuba. No cabe duda de que este contexto internacional resulta mucho más fascinante que el actual orden mundial y da pie a que surjan situaciones relacionadas con los cuerpos de espionaje que tanto juego han dado al cine y a la literatura. Empezando por la CIA, incluyendo referencias a agencias secretas del gobierno norteamericano con homenaje incluido a los Men in Black, dando un toque Bond que añade elegancia y estilo al conjunto e incluso incluyendo esa enorme sala de la guerra, donde el presidente de los Estados Unidos decide lanzar, o no, sus misiles nucleares contra la URSS, que recuerda inevitablemente a la de Teléfono rojo, volamos hacia Moscú.
Todo esto manejado en su justa medida hace que X-Men: Primera Generación trascienda el calificativo de película de acción y superhéroes y vaya un poco más allá. En el fondo, si obviamos todo esto que proporciona un vestido atractivo a la historia, nos encontramos con una película de actores bien dirigida y muy bien interpretada. Ahí se encuentran presentes los temas de la adaptación, el sentirse diferente, la forma de afrontar esas diferencias, el odio, la venganza, el canalizar esa energía y esas cualidades extraordinarias que se poseen de una forma positiva o destructiva o incluso autodestructiva.
Cuando Bryan Singer declinó dirigir esta precuela pero permanecer como productor ejecutivo escogió sabiamente a Matthew Vaughn para sacarla adelante. La labor de ambos ha generado un resultado muy por encima de lo esperado. El director británico ya había sorprendido con Stardust y Kick Ass y ha sabido buscar actores de carácter para dar profundidad a personajes aparentemente superficiales. Ahí están los Kevin Bacon, James McAvoy, la recientemente nominada al Oscar Jennifer Lawrence(Winter´s bone) y un espectacular Michael Fassbender, que es lo mejor de la película sin ninguna duda. Su presencia, magnética, y su interpretación sorprenderán a quien no lo conozca y confirman algo que ya se veía venir. X-Men: Primera Generación va a suponer el espaldarazo definitivo para la carrera de un actor que lleva camino de convertirse en imprescindible en el cine de la próxima década.
Copyright del artículo © Manu Zapata Flamarique. Reservados todos los derechos.
Copyright de las imágenes © 2012. Twentieth Century Fox Film Corporation, Marvel Entertainment, Dune Entertainment, Bad Hat Harry Productions. Cortesía de Hispano Foxfilms S.A.E.. Reservados todos los derechos.
X-men: Primera Generación
Dirección: Matthew Vaughn
Intérpretes: James McAvoy, Michael Fassbender, Kevin Bacon
Duración: 132 min.
USA, 2011