Revista Comunicación
¡Halloween! De esto habla el nuevo capítulo de Brooklyn Nine-Nine, pero esto no es un caso excepcional, es más, lo raro es ver un episodio que no hable de esta festividad durante estos días, la verdad. Pero ese no ha sido el único tema que hemos podido apreciar.
Es la noche de Halloween, es decir, el 31 de octubre. Una festividad que Amy Santiago odia pero que, en cambio, Charles Boyle ama. Y no sé por qué razón, los dos son elegidos para patrullar por las calles de Brooklyn ese día.
En la comisaría, Jake admite poder robar el objeto más preciado del capitán Ray Holt, que es, en este caso, una medalla de oro otorgada por el NYPD por su valor. Y Ray, para asegurarse, guarda la medalla en su caja fuerte dentro de un armario cerrado con llave.
Su primer intento no es muy positivo que digamos, pues consigue romper el techo del despacho de Holt. Y el segundo tampoco podemos decir que es genial. Pero, aunque no nos demos cuenta, todo es una estratagema.
Aunque Charles debía contagiar el amor por Halloween a Amy, más bien, lo que consigue es empeorarlo, ya que, en su patrulla, unos jóvenes disfrazados les tiran unos cuantos huevos, algo nada agradable.
El sargento Terry Jeffords, mucho menos serio que Ray Holt, intenta saciar su curiosidad averiguando qué hizo la detective Rosa Díaz antes de entrar en el precinto 99. Pero la investigación está bastante difícil.
La patrulla, por suerte, acaba bien. Tras no tener suerte por las calles, deciden ir a una discoteca del distrito. Y tienen éxito. Consiguen confiscar unas pastilla, pero no, no era metanfetamina Heisenberg, y sacarla de circulación.
Rosa le cuenta todo a Terry. Al parecer, estuvo en un colegio de monjas, pero se marchó para hacer una de las cosas que mejor se le daba: el ballet. Aunque nunca pudo hacerse famosa, ya que la echaron por dar dos rosapuñetazos (tengo pensado patentarlos).
Cuando Jake Peralta es arrestado por usar un lanzallamas sobre la pared del edificio, toda la verdad sale a la luz. Quemar la papelera, disfrazarse de limpiador y otras cosas más, eran maniobras de distracción. Con la ayuda de Charles, Rosa y Terry, al fin, consigue robar la cadena. ¡Reto cumplido!
Hecho ya esto, todos los detectives se van al bar de la serie. Demostrando que, los compañeros de trabajo pueden ser amigos y que los amigos pueden ser como de la familia. Aunque esto sea más que todo, una utopía.
El actor que más me ha gustado ha sido Joe Lo Truglio, que interpreta a Charles Boyle. Dejando atrás a Jake Peralta, Charles ha mantenido el humor durante los veinte minutos, y eso nunca viene mal. También debo hacer una mención especial a Rosa Díaz, que también ha aportado cosas positivas.
Por otro lado, Chelsea Peretti, es decir, Gina Linneti, no me acaba de convencer. Creo que los guionistas deberían apreciarle más, y ponerle lineas más divertidas. A Ray Holt también le ha faltado algo en este episodio.
La escena que más me ha gustado ha sido cuando Jake se pone serio. Sus planes han funcionado a la perfección y además ha hecho que Ray Holt cierre el pico. Aunque haya ido de chulo, lo ha conseguido, no puedo decir más.
La mejor frase, que le propongo a Dro para frase de la semana es dicha por Amy Santiago. Aunque sea un poquito dura, quizás, de un modo u otro, tiene razón. "Halloween es la navidad de los idiotas".
Conclusión: La serie sigue bien. Creo que es una de las nuevas series de este otoño que vale la pena. La recomiendo a la gente que le gusta la comedia absurda, sobre todo.
Adrià Tent (@wieder_blutbad)