Revista Comunicación

Crítica del 4x12 "Still" de The Walking Dead

Publicado el 04 marzo 2014 por Dro @Drolope

La cuarta temporada de The Walking Dead sigue avanzando, lenta pero imparable, y los distintos grupos que se formaron tras el desmadre del 4x08 "Too Far Gone" por fin comienzan a tomar forma. Esto quiere decir, básicamente, que el 4x12 "Still" ha sido un capítulo con "poca" acción que se ha centrado en profundizar en la psicología de los personajes. Y esto, por supuesto, ha generado todo tipo de reacciones entre el público: la de los sufridos que han echado en falta más acción, la de quienes han estado encantados con este acercamiento que se ha formado entre Beth y Daryl, y también la de quienes no saben muy bien qué pensar, y es que, todo sea dicho, hay que reconocer que ha sido un episodio con un aire algo extraño. Yo, sin embargo, soy de los que disfrutan este tipo de episodios, me encanta todo ese rollo del blablablá y creo que el interés de un Apocalipsis zombi no son los zombis en sí, que no aportan nada, sino las emociones de las personas que sobreviven. Por todo esto y más me lo he pasado pipa con Beth, Daryl y con esa botella de aguardiente gracias a la cual explotaron muchos sentimientos reprimidos. Quién nos iba a decir que Beth sirve para más cosas que para cantar y cuidar del bebé...
El episodio, como ya comentaba, ha estado centrado en esta pareja tan curiosa: Beth y Daryl. Él, ya lo sabemos, es un buenazo con fachada de malote que sufre en silencio el Apocalipsis, como las hemorroides, y que no le da conversación a Beth, que se ha cansado de llorar y ha decidido que quiere dar su primer trago. La rubia quiere pillar una buena cogorza para disfrutar, al menos, una de tantas experiencias que se está perdiendo, porque su padre, que estaba chapado a la antigua, no la dejaba beber alcohol. Afortunadamente le han cortado la cabeza y ya no puede opinar, así que Beth tiene vía libre para convertirse en la mujer borracha que está destinada a ser. Por tanto, la gran aventura del episodio fue encontrar una botella de algo decente.

Los bosques están llenos de zombis, que son muy cansinos, y pondrán en apuros a la pareja en varios momentos, pero no será nada que no puedan superar el personaje más molón de toda la serie y una nueva y renovada Beth que sabe defenderse por sí sola a las mil maravillas. Lo realmente interesante sucede cuando llegan a una cabaña apartada que ya conocían de antemano Daryl y Michonne y allí se ponen a beber como cosacos aguardiente casero. "El aguardiente casero malo puede dejarte ciego", fue otra de las perlitas que nos soltó Hershel cuando aun tenía cabeza, pero Beth decidió hacer caso omiso de la sabiduría de su padre y pimplarse la botella arrastrando en la hazaña a Daryl. De ahí pasamos a jugar al "yo nunca he", ese truco tan genial de las series para revelar sentimientos y secretos de los personajes, y la cosa se comenzó a torcer cuando Beth insinuó que Daryl había ido a la cárcel, todo esto tratando de averiguar quién fue en su pasado. El hombretón no se tomó esa insinuación muy bien. "Pues tú eres una niñana, al menos yo no me he intentado rajar las venas, ¡te chinchas!" fueron algunas de las palabras -no literales, pero los mensajes en esencia eran esos- de Daryl, que se sentía dolido y borracho. Daryl es un borracho triste, lúgubre, de esos que te arruinan una fiesta. Y Beth, naturalmente, se quedó sin fiesta. Sin embargo, el alcohol fue el detonante ideal que sacó a la luz los sentimientos que Daryl llevaba reprimiendo en su interior desde que murió Sophia; el alcohol y la determinación de Beth.
"Para ti solo soy otra chica muerta"
Ella no es Carol, ni su hermana Maggie, ni Michonne. Ella es Beth, ha logrado sobrevivir y está aquí y ahora, viva, junto a él. Eso es algo que él no parecía percibir. La sinceridad brutal de la chica, un abrazo torpe pero lleno de ternura y una jartá a llorar parecieron quitarle a Daryl de encima el peso de su vida. Después vinieron las confesiones: él no era nadie en la otra vida, era un pringado, un pelele, un perdedor, un integrante del Glee Club, un chico random de relleno que seguía sin rechistar a su hermano mayor Merle. Esto tiene sentido; Daryl, siendo todo lo bueno que es, nunca ha demostrado madera de líder, y siempre ha preferido actuar desde la sombra, a las órdenes de una figura de autoridad que inspirase determinación, es decir, a las órdenes de Merle y posteriormente de Rick. Ahora, sin embargo, se ha convertido en super-Daryl, se ha adaptado perfectamente al Apocalipsis y, según Beth, será el último hombre en pie. Creo que recordaremos esas palabras cuando pasen unas cuantas temporadas.

Y, para terminar de hacer redondo el día, nada mejor que despedirse quemando la cabaña en que se habían alojado, que tanto le recordaba a Daryl a la de su infancia, en la que su padre, intuimos, le llegó a maltratar. The Walking Dead está lleno de simbolismos muy directos y nada sutiles. El fuego, que purifica, redime. La ropa nueva de Beth, radiante y colorida, que no puede mantenerse sin sangre encima ni siquiera cinco minutos. No hay escapatoria, no trates de huir de tu nueva realidad. 
Me ha encantado el capítulo, no tengo queja. Podría haber sido más brillante, o haberse currado más algunas partes que rozaban el cliché, pero en general ha sido muy interesante y ha hecho de Beth un personaje que ya tenemos que empezar a tener en cuenta. ¿Qué opináis vosotros? 

Crítica del capítulo anterior:


4x11 "Claimed" 

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