Tras una semana asimilando la chocante noticia que nos dejaba el anterior capítulo, The Good Wife ha vuelto para dejarnos peor de lo que ya estábamos. Con lágrimas en los ojos y una sensación de vacío bastante grande es como me ha dejado a mí, pero al mismo tiempo con ganas de saber qué es lo siguiente que se le avecina a nuestros abogados favoritos. Si no quieres perderte ningún detalle, no dudes en seguir leyendo.
*SPOILERS*
La noticia de la muerte de Will Gardner nos ha dejado trastocados, incrédulos, seguimos digiriendo los datos. Esta semana han sido los propios personajes quienes se han enterado de lo que ya sabíamos y a los que hemos acompañados en su dolor. Como cada persona es un mundo, cada uno ha tenido su forma de afrontar la muerte de un amigo, de un rival, de un viejo amor, como lo fue Will. Es interesante verlo y más si observamos cómo las máscaras de fortaleza de algunos se van cayendo hasta convertirse en puras lágrimas que no hacen más que unirse a las nuestras.
Empiezo con Kalinda, a quien ya vimos en el pasado capítulo desmoronarse por completo al descubrir el cuerpo de Will tras la fatal cortina. La detective siempre ha sido una mujer de armas tomar, decidida, segura de sí misma, peleona, y ahora la vemos como un ser que se empequeñece poco a poco al ver cómo su amigo está tendido sin vida. Es una de las reacciones que más me ha impresionado. Pero no todo es sentir dolor. Tras este viene la rabiay la venganza. Kalinda no puede estarse quieta y necesita respuestas, aunque no lo quiera sigue haciendo su trabajo: encontrar al culpable mediante pruebas. Así que se dedica a acercarse a la policía y conocer más datos sobre el suceso: cuántos han muerto, qué pasó y cómo se produjo todo, quién lo hizo. Finalmente descubre que ha sido Jeffrey Grant y que disparó a Will tres veces, siendo el impacto en el abdomen el tiro fatal. Tras ver por última vez a Will en la sala de autopsias, Kalinda – tras volver a desmoronarse, algo que impresiona de veras – saca su rabia a flote y le pide a Jenna, la amiga policía de Damian, que la lleve hasta Grant. Delante de él saca su cinturón y le dice que está dispuesta a dárselo para que se quite la vida, algo que el otro está deseando hacer. Sin embargo, Kalinda ha jugado con él y le dice que prefiere que viva con ello en la conciencia y así se destruya por completo.
Por otra parte tenemos a Cary, quien se entera por una Alicia totalmente desencajada. Preocupado por ella y en shock le pregunta si está bien, aunque por quien debería preocuparse es por él mismo. Cary le pide a su cliente – quien es por cierto la misma que la de Hitting The Fan – que aplace la declaración ya que ha surgido una emergencia. Seguramente que a Candance, el cliente, no le importa pero al abogado rival sí. El tipo, quien es muy imbécil,le da un ultimátum a Cary: o se hace ya la declaración o se atrasa seis meses más. Agos, quien está más cabreado que una mona, accederá a llevarla a cabo en ese momento. Más tarde, cuando le toca preguntar, se encuentra ido, inmerso en sus pensamientos y, por supuesto, enfadado, dispuesto a “pagar su hostilidad y enfado con el cliente” debido a la poca delicadeza y comprensión de su adversario. Cary va a compartir su forma de conciliar el duelo con Kalinda: la rabia, el enfado. Pero no se basa en lo mismo: mientras Kalinda estará enfadada porque ha perdido un amigo, Cary seguramente lo basará en que nunca ha tenido una buena relación con Will y eso le puede hacer sentirse mal consigo mismo.
Aparte de Kalinda, otra mujer de armas tomar es Diane, la “pareja” de Will en el bufete, su mejor amiga, su confidente. Diane oculta sus lágrimas en su despacho mientras ve en frente el que ha sido durante años el de Will, ahora inactivo por su marcha. Pero Lockhart no puede dejarse llevar por el dolor: tiene que hacerse cargo de las riendas del bufete. Convoca a los socios y, con la mayor de las serenidades, les comunica la noticia: Will ha muerto. El caos entre los clientes empieza con uno de los mejores que tenía Gaardner quien, sin ya su abogado, se plantea dejar el bufete. Diane decide reunirse con él para hablar. La sorpresa viene cuando le despide como cliente echándole de su bufete. La razón es que no ha respetado el luto en el que están inmersos en el bufete. El ya excliente le dice que se irá a otro como Florrick/Agos pero Diane, siendo mucho más lista, ya ha llamado a Cary para decirle que vete a ese señor. El excliente, incrédulo ante tal situación, le suelta que “eso no lo haría Will”, pero la Lockhart, esa diosa que hasta de luto brilla con luz propia, le replica con una frase que me conmueve: “Si yo estuviese muerta, es exactamente lo que Will haría”. Esto es lo que llamo una amistad que traspasa cualquier frontera, incluso la más definitiva, la muerte.
Por último tenemos a Alicia, quien la noticia le cae como un jarro de agua fría, algo que muchos fans sentimos cuando nos enteramos la semana pasada. La visita de la Florrick a Lockhart&Gardner nos trae ese gran momento que vimos en el sneak peek: el abrazo entre lágrimas de Diane y Alicia, donde las rencillas se disipan y se unen en el dolor. Después del shockinicial, en ese momento de sentirse totalmente perdida, decide llamar a Kalinda, una señal de lo que podría ser una futura reconciliación. Las dos se sienten acompañadas en ese momento de absoluta tristeza y vacío en sus vidas. El vacío total llega cuando descubre que tiene un mensaje de Will antes de su muerte y decide escucharlo varias veces, como si oyéndolo una y otra vez jamás se hubiese ido, como si alguien se lo devolviera por unos segundos. Lo más doloroso son las recreaciones que hace Alicia en su cabeza: Will llamándola para decirle que quiere volver con ella, para decirle que está cabreado porque le ha robado clientes… Lo peor que puede hacer una persona es eso, martirizarse por algo que no se ha producido pero que te deja con una incógnita poco probable de averiguar. Sin embargo, Alicia no se da por vencida y al final habla con Finn Polmar, el otro abogado en el juicio de Jeffrey Grant. Finn le dice cómo sucedió el incidente y cómo fueron los últimos momentos de Will: “Él seguía moviendo sus labios como si quisiera hablar. Y movió el brazo y cogió mi mano, la apretó mientras esperábamos que llegaran los sanitarios”. Y aquí a una se le caen los lagrimones, junto con una Alicia devastada, en ruinas por dentro. Pero lo más desgarrador es la recreación del mensaje que pudo ser y no fue de Will: “Alicia, lo siento. Quiero lo que teníamos. Quiero estar contigo y sólo contigo. Para siempre”. Y el corazón duele, las lágrimas afloran y aparece el fundido en negro con el nombre de Ridley Scott. Y otra vez vuelta al luto, a la tristeza, al dolor. Willicia ha muerto pero siempre vivirá en nuestra imaginación y en nuestros corazones – por muy cursi que pueda sonar esto –.
Algunas cosas que quiero comentar y que hay que tomar en cuenta es, por ejemplo, cómo lidia con el dolor David Lee, quien se va a otra sala para poder llorar, o cómo cuando ve a Alicia no hay rencores, se deja todo a un lado. Están en el mismo barco. Otra reacción es la de Eli, totalmente descompuesto, pálido, serio, pero es otro como Kalinda, también sigue haciendo su trabajo aunque no quiera. Otro detalle a tener muy en cuenta es que Will se enteró de que Damian, esa rata inmunda, le ha traicionado y le ha robado clientes. Espero que Diane lo ponga de patitas en la calle a la de ya. Creo que todos lo estamos deseando, ¿verdad? También hay que tener en cuenta la reacción de Peter. ¿Realmente siente la muerte de su eterno competidor? A lo mejor sí, pero su desaparición le ha salvado, aparentemente, de que le quiten su cargo como gobernador. Sigo esperando con grandes ansias el cabreo monumental de Alicia y esa discusión más que acalorada con su marido. Creo que va a ser oro puro. También es interesante la conversación entre Alicia y su hija, Grace, con una que no cree en Dios y otra que sí, un debate sobre si Dios es justo o no. Para terminar, no sé si os habréis dado cuenta pero hasta en este lacrimógeno capítulo ha habido un toque de humor, cuando Eli sustituye a Alicia en la presentación de Peter. Esos guionistas siempre intentado levantarnos el ánimo.
Solamente añadir que es increíble cómo una serie nos puede afectar, nos puede hacer querer u odiar a los personajes, cómo nos hacen reír y llorar. Es impresionante, y a la par fascinante, que los sintamos nuestros, como si fuera amigos o enemigos, dependiendo del momento. Will no me estaba cayendo bien esta temporada – soy Team Florrick/Agos, ¡qué se le va a hacer! – pero siento profundamente que Will ya no esté con nosotros, que no veamos a Willicia otra vez, que nuestros deseos de que fueran felices juntos se hayan esfumado. Pocas series hacen esto y esta lo hace estupendamente.
Os espero a todos dentro de dos semanas, que es cuando se emitirá el siguiente capítulo. Os acompaño a todos en el sentimiento. Keep breathing!P.D: Matthew Goode se ha convertido en regular para el resto de la temporada, así que tendremos más Finn Polmar hasta la season finale.
Irene (@MissSkarsgard)