¡Ya van 100! 100 casos y 100 investigaciones en compañía de Castle, Beckett y los demás. Y para celebrarlo, nos han dado la ocasión de ver un capítulo épico inspirado en la película “La ventana indiscreta”. ¡Felicidades Castle, por otros 100 más!
Se acerca el cumpleaños de Castle, y este está en casa aburrido con la pierna rota, así que intenta buscar cualquier distracción posible. Cuando ha hecho todo lo que podía hacer, acaba sentándose frente a la ventana con los prismáticos que Alexis le ha regalado, y comienza a observar a los vecinos del edificio de enfrente (un puntazo lo de que aparezcan Andrew Marlowe y Terri Edda Miller, creador y guionista de la serie respectivamente en una de las ventanas) y acaba contemplando "un asesinato". Tras esto, empieza a insistir a Beckett en que tiene que investigar y se obsesiona con ello hasta tal punto de pasar las noches en vela mirando por la ventana.
Beckett, por su lado, está centrada en su caso, en el que una mujer ha sido asesinada a golpes en un callejón y todo ello ha sido grabado y visto por unos guardias de seguridad, y hace prácticamente caso omiso de lo que Castle le dice y le pide, argumentando que es solo su imaginación y que lo que pasa es que la echa de menos y quiere que pase más tiempo con él porque está aburrido. Pobrecito mío, que solo quiere un poco de atención...
Viendo que Beckett no le hace caso, Castle acaba convenciendo a Alexis de que el hombre del edificio de enfrente ha hecho algo malo y se acaba colando en el piso para conseguir pistas sobre el caso, y casi acaba metido en un buen lío, porque: Castle, hijo, ¡qué torpe eres! Una vez que tiene las pruebas en la mano, a Beckett no le queda otra que seguirle la corriente e interroga al sospechoso y hasta lo ayuda a colarse en un trastero propiedad del vecino (el momento en el que sacan la peluca de la bolsa yo me morí de risa), pero a pesar de las evidencias, Castle no cede.
La noche del cumpleaños, cuando están todos guapos y arreglados para irse de cena, Castle llega al límite de su obsesión y Beckett acaba yendo a la casa del vecino para demostrarle que no ha pasado nada, pero sin poder hacer nada, Castle ve desde su ventana como el hombre ataca a Beckett y las luces se apagan. Castle actúa rápido y hace movilizarse a la policía, y para mi sorpresa, y la de Castle, lo que le espera en el interior del piso que lleva días observando no es el escenario de ningún crimen, sino la mayor sorpresa que se ha llevado en su vida. Todo, absolutamente todo lo que ha visto con sus prismáticos era un montaje que Beckett había ideado como regalo de cumpleaños y para que se entretuviera mientras estuviera convaleciente de su pierna.
Y con esto, con todo el tema de los actores y de los escenarios, Beckett descifra su caso y acaba un estupendo capítulo. Y pensándolo, la segunda vez que lo he visto, me he fijado en que Beckett nos engaña a todos y que en realidad, si te fijas bien, esas miradas y esa tranquilidad ante todo lo que Castle le iba contando, podían ser perfectas pistas para darnos cuenta de lo que estaba por venir. ¡Genios!
Doralicia (@Doralais)
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