Siguiendo la dinámica de esta temporada, el cambio, en este capítulo tanto Don como Ted, Pete y Stan han querido experimentar un giro de 180 grados en sus vidas, y algunos lo han conseguido. Empezando por Stan, al enterarse de que hay un puesto vacante en California gracias a una de las cuentas que tienen, se presenta como voluntario ante Don para coger el puesto. Hasta ahí todo muy bien, lo que no se esperaba era la puñalada trapera que le hace el jefe. Por su parte, Pete se entera de una trágica noticia que hace que su vida cambie y también su consideración sobre lo que tiene y lo que no. A raíz de esto, la toma más que nunca contra Bob, a quien culpa de lo que ha pasado – personalmente no me extraña que lo haga porque Bob tiene pinta de ir de santo pero en realidad es un señor cabrón de mucho cuidado –. Para hacérselo pagar, durante la reunión con Chevy hace gala de sus conocimientos sobre uno de los últimos modelos de la marca para hacerse valer ante un comentario que no le gusta mucho, sin embargo, Bob no se queda atrás y le pone en una violenta tesitura al comprometerle al conducir el coche del escaparate cuando Pete no sabe hacerlo con marchas.
En cuanto a las mujeres de la serie, Betty está preocupada por su hija Sally ya que ha sido suspendida del internado donde está y ya no sabe qué más hacer por ella, así que le encasqueta el problema a Don, a ver si él puede hacer algo. Sally, por su parte, está más que reticente con su padre, al que no quiere ni ver desde que vio lo que vio y su inocencia se largó con un portazo. Siguiendo con las chicas de Don, Megan ha dejado su trabajo al estar de acuerdo con Don de irse a California, ya que se ha dado cuenta éste de que Nueva York ya no es su sitio y que pueden ser felices en otro lado. El problema llega cuando Draper le dice que ha habido un cambio de planes y ella coge el abrigo y se larga, literalmente. Megan ya no puede más con la situación: está harta de estar detrás de su marido, de dirigir su vida al son que él impone y más ahora cuando tenía un trabajo que le gustaba y por el cual le reconocían su esfuerzo. Esto se veía venir, ¿verdad? Las sorpresas no acaban ahí. La diosa pelirroja, Joan, le ha dado una oportunidad a Roger de acercarse al hijo que tienen ambos, con Bob Benson siendo testigo de esto – ¿qué hace este hombre ahí, de verdad? –. Por último, tenemos a Peggy, quien harta y enfadada por ver a la mujer de Ted por la oficina, le hace una llamada de atención a través de un look bastante atrevido, y jamás visto en Peggy. La cosa hace su efecto ya que al llegar ella a casa se encuentra con Ted, quien le declara su amor y las cosas van más allá. Como un tópico, llega la famosa frase de “voy a dejar a mi mujer y nos vamos a ir de aquí”. Pobre e ingenua Peggy que no se esperaba la verdadera cara de Ted. Éste piensa que es mejor que él vaya a California y alejarse de Peggy, ya que no quiere arruinar su vida por ella. Para no quedar tan mal intenta arreglar la situación con ella, quien le dice que se largue. ¡Vaya mamonazo que eres, Ted! Ojalá te pudras con tu mujer y tus hijos en California y no vuelvas más. Por último tenemos a Don, que se siente perdido en Nueva York y que busca el cambio de aires como el comer, pero por hacerle un favor a Ted renuncia a ese cambio, por lo menos al que quiere él. Draper me ha sorprendido muchísimo en este capítulo debido a que ha hablado de su infancia con total honestidad delante de desconocidos, ¡incluso se ha emocionado! Las caras de los demás eran un poema ya que nadie se esperaba lo que ha pasado. Sin embargo, y a pesar de que la magia de Don volviese, estropeó la reunión y esta vez no se ha ido de rositas. Debido a la unánime votación de los socios de la empresa, Don queda relegado de su cargo durante unos meses como recomendación para que se relaje, organice su vida y vuelva más cargado de energía. Personalmente, me parece lo mejor porque realmente se merecería el despido por comportarse como un gilipollas durante toda la temporada, así que espero yo también que aclare sus ideas y no lleve a la ruina a la empresa. Quien se queda al cargo es Peggy, a quien por fin le van a dar una gran oportunidad y sé que lo va a hacer muy bien porque es muy grande esta mujer.
Tengo que destacar la última escena del capítulo, una revelación a sus hijos sobre él mismo, ya que Sally le dijo que su momento que no le conocía. Pues puede ser que ahora le conozca durante este tiempo que no está en la oficina – ¿no os suena a un How I Met My Father con Sally como protagonista? A lo mejor es que yo deliro ya un poco, que va a ser eso, ¿verdad? –.
Ha sido una de las mejores season finale que he visto de esta serie, en la que me he sorprendido, he reído y he llorado en los 47 minutos que dura el capítulo. Ha sido un CAPITULAZO y aunque yo os cuente de qué va, lo que pienso o lo que siento sobre lo que he visto, os invito a verlo con vuestros propios ojos. Ahora sí que no me extraña haber visto durante la noche del domingo a Don Draper y a Pete Campbell como TT mundiales en Twitter, y es que el capítulo se las trae. Como se ha visto, se han cerrado tramas y se dan paso a otras – ahora espero que Peggy tenga algo con Stan, que hacen una pareja estupenda y noto un cambio en éste –. La siguiente temporada es la última, así que espero con ganas lo que nos depara en la recta final de nuestra andadura con Don Draper. Resaltar que no se sabe todavía quién es la persona a la que le están haciendo la RCP del primer capítulo, así que ya tenemos un misterio que hay que resolver.
La publicidad en todo su esplendor de las primeras temporadas ha dejado de ser el centro de atención y ha pasado a ser la excusa perfecta para conocer más a los personajes, para llevarnos a sus momentos gloriosos y a los bajos fondos de cada uno de ellos, para vernos reflejados en ellos algunas veces, para admirarlos y odiarlos. Sé que esto que os estoy diciendo es aplicable a todas las series, o por lo menos a todas aquellas series tan grandes que ha parido la televisión, pero con Mad Men – junto con Breaking Bad – es con la que me doy más cuenta de esto. Personalmente, empecé la serie por curiosidad, por los comentarios de la gente y porque necesitaba más series que ver. Sigo diciendo que me parece lenta – en la primera temporada era lentísima – y en su momento no sabía si le daría muchas oportunidades, pero gracias a esos personajes tan bien desarrollados me he quedado ahí, plantada delante de mi ordenador, viendo lo que acontecía en sus vidas. No me he quedado por Don, a la que tengo que agradecer mi gusto por la serie es a Peggy, uno de los personajes que más me ha conquistado por esa gran evolución. ¿Quién hubiese imaginado que aquella secretaria llegaría tan lejos? Es el personaje de la revolución de la mujer, aquella que es exitosa en el trabajo y se lo reconocen. Mi más profunda admiración a Peggy Olson y a Elisabeth Moss, quien interpreta el personaje como nadie. También hay que reconocerles a los demás su gran trabajo, pero mi debilidad es Peggy, como ya he dejado muchas veces claro.
Ahora eres la jefa, Peggy. Te lo mereces
Lo que quiero decir con esto es que la serie ha sido llevada con maestría por Matthew Weigner, quien ha hecho que las cosas pasen en el momento justo, que nos sorprendan, nos hagan reír, llorar o incluso sentir asco. Personalmente, me parece muy difícil llegar a esto, a que a través de lo que otra persona ha escrito te haga sentir tanto y que los actores, por la cuenta que les trae, hayan captado tan bien lo que quería expresar el creador y lo recreen de esta forma tan espectacular. Ahora sólo falta la última temporada, en la que veremos el desenlace de estos personajes que ya forman parte de nuestra vida y de nuestra cultura, como Tony Soprano o House, entre muchos otros.Para terminar, deciros que ha sido realmente un placer traeros todas las semanas las reviews de esta serie, que espero que la hayáis disfrutado tanto o más que yo, y que espero veros a todos en la séptima temporada. Muchas gracias a todos por los comentarios y os invito a dejar alguno contándome qué os ha parecido. ¡Gracias y hasta la próxima!
Irene (@MissSkarsgard)