Mad Men nos ha brindado uno de los capítulos más random que he visto en mucho tiempo. Parece que nada tiene sentido, que todo es una sucesión de hechos que nos quieren mostrar algo “profundo”. ¿Las máquinas pueden volver loco al hombre? Si quieres enterarte de lo que ha pasado en Madison Avenue, no dudes en seguir leyendo.
*SPOILERS*
En este episodio lleno de “locura” también ha habido una gran dosis de risas, y creo que es por lo raro que es todo el capítulo en general. Por una parte tenemos a un Lou Avery humillado por su propio equipo de creativos al descubrir Stan una serie de dibujos que hace su jefe. Las risas están garantizadas tanto por la parte de estos como por la del propio telespectador al ver cómo la situación se desmadra, tanto que Stan la caga estrepitosamente al hacer un comentario sobre ello en el baño y estar Lou presente en uno de los urinarios. Cómo no, las cosas no se quedarán tranquilas. Al reunir a la tropa, el tema saldrá y las cosas irán a peor, pero dejándolas al mismo tiempo en un punto muerto del que mejor no continuar. Don, al ver la posición en la que está Lou, le da un consejo pero este, siguiendo su línea de capullo total que nos ha mostrado a lo largo de la temporada, prefiere no aceptarlo al venir de su parte.
Don, pensando en ir a visitar a Megan de forma próxima, recibe una llamada por parte de su “sobrina”, quien está embarazada y en Los Ángeles. Ante esto, Don decide adelantar su viaje a la ciudad e irse esa misma noche. Sin embargo, Lou no va a ser tan buena persona y le va a decir que se quede. Don acepta de mala gana hasta que ve que el tipo se pira tan feliz. Entre tanto, la sobrina llega a casa de Megan, la cual ha sido avisada por Draper. La conversación entre ellas en tirante en ciertos momentos, sobre todo cuando Megan le da un cheque con dinero, que es realmente lo que busca la visitante.Finalmente se va de la casa antes de que llegue Don, estando este molesto por tal decisión. El fin de semana de visita coincide con una fiesta que da Megan en su casa, con la cual Draper no encaja mucho hasta que ve a su “salvador”: Harry Crane. Este, entre copas, le soltará que SC&P está tratando de conseguir a una de las afiliadas de Philip Morris para echarle definitivamente de la empresa. A Don le empieza a funcionar el cerebro a toda máquina al instante, intentando ver qué camino seguir para girar las tornas y que eso no ocurra. Pero lo realmente impactante, random, raro, absurdo se podría decir, de este episodio es el trío entre Don, Amy y Megan, incitado por esta última. Colocadas de marihuana, deciden que para terminar la fiesta de la forma más picante posible hay que montar un trío. Impagable la cara de un Don flipado por la situación, en la que no consigue entender nada. Sin embargo, al final accede. La situación de la mañana de después es bastante incómoda, tensa y donde uno no sabe dónde meter la cabeza. Pienso que, a lo mejor, esta es una excusa para que Megan le recrimine algo a Don a posteriori, ya que no entiendo por qué ha pasado, y más sabiendo cómo se puso ella la última vez que habló con Don. Por cierto, ¿estos cuándo han arreglado las cosas? Ha sido tan de golpe que me he quedado bastante extrañada, pero lo he aceptado tal cual ha venido. Nada más llegar a Nueva York, Don decide encontrarse con los hombres de Philip Morris en la reunión con la agencia. El mensaje es simple: escribió la carta en contra de las tabacaleras para salvar su propio negocio; conoce el business y sabe cómo llevar a este tipo de compañías a la gloria. Si hacen que se disculpe, American Tobacco no se pondría muy contenta con Philip Morris. La cara tanto de Lou como de Jim es un poema, siendo este último un poco altanero diciéndole a Don que esa jugada con la va a salvar. Ya veremos, listillo, ya veremos.
El plato más fuerte, random, diría que hasta absurdo y bastante loco ha sido por parte de Ginsberg. Desde que llegó la nueva era de la tecnología a la agencia de la mano del ordenador, el pobre muchacho ya no puede ni trabajar y se monta sus propias paranoias. Increíble y bastante desternillante su presencia en el episodio, desde ese momento en el que ve a Lou y a Jim en el cuarto del ordenador con su teoría de que la máquina tiene un plan, el cual es convertir a todo el mundo en homosexuales, hasta su ida de olla más total, cortarse su propio pezón para eliminar la presión que tenía encima. La reacción de Peggy es de enmarcar y mi risa al ver la escena en su conjunto también. Pero lo que más me ha gustado y llegado al alma es el llanto de Olson al ver cómo se llevan a Ginsberg maniatado en una camilla. Me ha parecido desgarrador, y más si tenemos en cuenta esa confesión de los sentimientos de este hacia ella. Personalmente los shippeé durante un tiempo hasta que él empezó a dar señales de que eso no existía, así que hay un pequeño dolor al ver esto. También hay que añadir que era de esperar esta desaparición del personaje. El actor, Ben Feldman, va a tener su propia serie la próxima temporada 2014-2015, A To Z, junto con Cristin Milloti, conocida por ser La Madre en HIMYM.
Por el lado femenino, Betty está dando señales de que nadie la puede callar y que se quiere convertir en una mujer con ideas propias que quiere comunicar. Su marido no va a estar tan de acuerdo al formarse tremenda bronca entre ellos, pero Betty se va a mantener en su posición y parece que nadie la va a sacar de ahí. Con sus hijos tampoco está en la mejor situación. Sally sufre un accidente que hace que su nariz se vea afectada. La reacción de su madre es de total enfado pero, como Sally suele hacer, nos brinda las mejores frases que puede haber en esta serie. “¿Dónde estaría mamá sin su nariz perfecta? No habría encontrado un hombre como tú”. ¡Wow, eso debe doler! No quisiera estar en la situación de Betty en esos momentos. Pero, una de las cosas más curiosas de lo que pasa en la casa es la reacción de Bobby, el cual está tan asustado por la bronca de la pareja que teme que se divorcien. Sally, ejerciendo de hermana mayor, intenta tranquilizarle.
El capítulo es sí se podría definir, como se ha hecho a lo largo de la review, como raro, muy raro. Algunos lo han puesto al mismo nivel que el de la cortadora de césped. A lo mejor, pero menos sangriento y tocándonos más de cerca. No es lo mismo el tipo que perdió el pie que Ginsberg, al cual hemos tratado más. Personalmente me ha gustado, me he reído bastante por todos los WFT?!? que componen los 47 minutos de episodio. Fijaos que he hecho un repaso por el capítulo comentándolo al mismo tiempo y todavía no sé qué pensar de él. Creo que tiene que reposar, dejarnos llevar por lo que el señor Weiner nos tiene que contar con los dos últimos capítulos restantes.
Por último, recordaros que podéis compartir vuestras impresiones sobre el capítulo en el apartado de comentarios, que siempre es interesante saber lo que pensáis y lo que os ha parecido el capítulo o la review.
¡Hasta la semana que viene!
Irene (@MissSkarsgard)
P.D: ¿Quién es el de verdad y quién el de cera? :D