Revista Comunicación

Crítica Del 8x01 "Winter" De Gilmore Girls: Old Friends Never Die

Publicado el 04 diciembre 2016 por Dro @Drolope
Crítica 8x01 Ha  pasado casi una década para que el sueño de muchos fans de Gilmore Girls se hiciese realidad: volver a ver a todos sus personajes reunidos en uno de los pueblos con más encanto de la geografía estadounidense, Stars Hollow. Winter, la primera de las cuatro estaciones por las que Amy Sherman-Palladino hace el recorrido de la historia, es un episodio especial, mágico, donde la nieve no transmite frío dado que el corazón de las Gilmore sigue latiendo más que nunca.
Lo primero de todo es deciros lo encantada que estoy al traeros las reviews de cada uno de los episodios de este revival. Gilmore Girls es una de mis series favoritas, un happy place que tiene un lugar de honor en mi corazón, por lo que volver a ver a todos de vuelta ha sido un verdadero placer y hablar sobre ellas en el blog es un sueño hecho realidad. Para ir en orden, recorreré a las tres grandes protagonistas y todo lo que les rodea.

Crítica 8x01

El corazón se me rompe

Emily nunca ha sido un personaje al que le tenga especial cariño, aunque no niego que ha tenido momentos de absoluta grandeza. Sin embargo, si yo fuese Lorelai y tuviese una madre como la suya, no me hubiese quedado accidentalmente embarazada y hubiese huido de allí, sino que le hubiese cortado las venas a alguien. No sé si a Emily o a mí, eso todavía lo estoy pensando. En este revival, Emily ha sufrido uno de los peores golpes que le ha pasado en la vida, la muerte de su marido Richard, y está intentando seguir adelante como puede. El funeral, ocurrido cuatro meses antes del momento en el que volvemos a verlos, es uno de los momentos más lacrimógenos de todo el episodio, con familia y amigos reunidos para darle el último adiós a un gran hombre y, sinceramente, a una persona a la que le teníamos muchos un cariño enorme. Richard Gilmore se ganó mi amor desde la primera temporada al intentar tímidamente conectar con su nieta cuando ni siquiera sabía cómo, defendiendo a su hija y ayudándola si tenía la oportunidad, y formando un tándem inolvidable junto a su mujer. Cuando me enteré del fallecimiento de Edward Herrmann, sentí que una parte de mi corazón se rompía porque siempre me ha parecido una gran pieza de la serie, un señor entrañable, y este mazazo me ha sentado como si perdiese a mi propio abuelo. Es duro no verle leyendo el periódico o en su despacho, y este sentimiento nos acerca a las Gilmore un poco más. En el funeral podemos ver objetos que nos sirven de referencias directas a la serie original, como el famoso disco de Chuck Berry que Rory le regala y le lleva al hospital durante la séptima temporada. 

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Es una larga historia, Emily

A pesar de la tristeza, Emily se muestra entera y con cierta fortaleza, saludando a los que han ido a la recepción de después, seguida por una Rory que me recuerda a su etapa en el DAR, controlando que todo salga bien y que su abuela no se desplome de la tristeza. Un detalle sorprendente es el abrazo entre Luke y Emily. ¿Será por el dolor, por agradecimiento o porque Emily ha sabido apreciar al novio de su hija con el paso del tiempo? Ese momento ya me da la sensación de que Emily ha crecido un poco y es sólo el comienzo. Otro momento es el de Berta y cómo poco a poco su familia se ha instalado en la mansión Gilmore. Emily se muestra encantada con todos ellos aunque extrañada al mismo tiempo por el lenguaje incomprensible que hablan. Este gag, que ya ha sido recurrente en Winter, tiene dos puntos de vista: el primero es que Emily es más transigente con sus criadas y que los comentarios son una broma; el segundo punto de vista es que es un poco racista todo en cuanto a Berta. Vale, no entiendes lo que dice ni ella a ti pero, ¿hay que traer a una persona que trabaje en la ONU para ver si lo identifica? ¿No es demasiado? De todas formas, ahí puede radicar la gracia del asunto: Amy Sherman-Palladino hace una crítica en tono de humor sobre el asunto y tú o te lo tomas a bien o te lo tomas a mal. En mi caso, me lo tomo a bien pero no voy a negar que el tema se puede hacer un poco repetitivo. Volviendo a la recepción, hay dos grandes momentos que no se pueden quedar sin mencionar. El primero es la ronda de recuerdos agradables y especiales por parte de los amigos de Richard sobre él. Me parece un poco lo peor que Lorelai esté dormida delante de todo el mundo. Entiendo que haya bebido demasiado pero, tía, si te vas a quedar frita, vete a una habitación porque me parece hacer el ridículo a gran escala. Hay que tener un saber estar y eso es de Ser Persona 101. Después de esto, estaba claro que todo iba a ir a peor con la historia que cuenta la propia Lorelai. Entendemos que Richard era un padre ausente, que no te llevó al zoo o al parque pero, ¿era tan difícil acordarse de algo bueno que hiciese? ¡Te defendió de los ataques del padre de Christopher cuando les presentaste a su nieta! ¡Te ayudó con el seguro de tu hotel! ¡Se sentía orgulloso de ti por cómo habías salido hacia adelante! ¡¿En serio, Lorelai, era tan jodidamente difícil de contar algo bueno sobre tu padre cuando yo lo podría haber hecho mejor y no tenía ninguna relación con él? ¡Wow! El segundo momento importante es la conversación entre Emilly y su hija, donde la primera le reprocha que siempre se haya salido con la suya y que esta gran metedura de pata estaba planificada sin dudarlo. Y aquí me divido aunque estoy más de parte de Lorelai que de su madre. Es cierto que Lorelai siempre se ha salido con la suya, o que siempre ha querido hacer las cosas como ella quería porque su infancia y parte de su adolescencia se sintió encerrada en una cárcel, por lo que el resto de su vida ha intentado vivir bajo sus propias reglas y deseos, cosa comprensible. También es cierto que Lorelai, en el fondo, me parece poco agradecida. Podría haber estado mucho peor, podría haber tenido unos padres abusivos, maltratadores, pero lo único que querían era su bien y que cumpliese las expectativas, como todos los padres – sí, todos los padres tienen expectativas hacia sus hijos y, cuando no las cumplimos, se defraudan, pero es el precio a pagar, es el bofetón obligatorio que todo padre debería llevarse al comprender que su hijo tiene su vida y que la tiene que vivir como crea oportuno –. Lorelai podría haberse salido del plan de todas formas, haber hablado/discutido con sus progenitores y tener una mejor relación con ellos. Por otro lado, creo que Emily se ha pasado doscientos pueblos al decir que la gran cagada de su hija era premeditada. Lorelai no es una mala persona aunque sea egoísta – las circunstancias la hicieron así –, y menos como para planificar cómo cargarse el velatorio de su padre y humillarle. En serio, Emily, no todas somos tan hijas de puta como tú, chata.

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Por favor, una de abrazos por aquí

Pero, tras este tropiezo hace cuatro meses, las cosas vuelven poco a poco a su cauce. Volvemos a las cenas semanales o, en este caso, más esporádicas que otra cosa, con Kirk a la mesa, uno de los mayores WTF’s de esta serie pero que me parece hasta una genialidad con la matriarca preguntando que quién cojones es ese, o lo de la silla de Richard, en la que no puede sentarse nadie. Este último gesto me parece tan natural, entrañable y lacrimógeno que ya llevamos dos cajas de kleenex gastadas en este episodio – Amy, te vamos a pasar la factura de los kleenex. Avisada quedas –. Tampoco podemos olvidar el cuadro enorme que encarga de él. “Quería algo dramático”, le dice a su hija y a su nieta y sí, Emily, te has lucido, hija mía. Es cierto que es pasarse bastante, pero estoy con Emily en que un gran hombre con una gran presencia se merece un cuadro como aquel. ¿Exagerado? Totalmente, pero con Emily todo es exagerado. No es hasta el final del episodio cuando vemos a una Emily mucho más humana y totalmente perdida que contrasta con el toque de humor con el que se presenta la situación: ella misma vestida con una camiseta y unos vaqueros de su hija ya que ha decidido quedarse con aquello que le trae alegría. Emily le confiesa a Lorelai, con una copa entremedias, que no sabe cómo vivir su vida. Y, sinceramente, es normal. Emily siempre ha sido la señora de su casa, la mujer florero cuando había que serlo y la anfitriona de toda fiesta que organizase pero, sobre todo, el mayor apoyo de su marido, siempre a su lado y, ahora que no está, es normal y lógico que no sepa qué hacer. Lo bonito del momento es que Lorelai la comprende porque ella misma está pasando por algo muy parecido. ¿Quién iba a pensar que Richard Gilmore desaparecería algún día? ¡Era impensable! Y ahora enfrentarse a la realidad es el reto más importante que tiene la matriarca de la familia, encontrarse a sí misma y continuar, porque no queda de otra. Es entrañable que Lorelai aconseje a su madre y le diga que vaya a una psicóloga – con referencia a The Sopranos incluida, lo que me hace querer a estos personajes todavía más –; quiere que siga con su vida y si a lo mejor necesita ayuda, quién mejor que alguien que sepa sobre el asunto. Lo que me parece de traca es que, después de tantos años, Lorelai caiga en una de las trampas de su madre. Lo achaco a que está blandita por verla así pero, hija, que Luke se dé cuenta antes que tú de la boca del lobo en la que te metes me dice que sí, estás desentrenada.

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♥ Cuquis ♥

En lo que no anda desentrenada Lorelai Gilmore, o mejor dicho Lauren Graham, es en seguir el ritmo frenético que siempre ha tenido esta serie. Desde ese comienzo con el fondo en negro y las voces que nos llevan a un pasado para algunos más remoto que para otros, con la primera interacción entre Luke y Lorelai hasta pasando por algunas frases míticas de las siete temporadas – el colapso de Paris al saber que no va a ir a Harvard por haberse tirado a un tío sigue siendo TOP –, se nota lo especial que es este episodio y te prepara para lo que viene. Lorelai siempre ha sido, si no el número uno, uno de mis favoritos sin dudarlo. Sus referencias imparables a la cultura pop es algo que me hace sentir un amor por ella que pocas veces he sentido y es un modo de conexión con el personaje. Lorelai siempre se ha caracterizado por ser la más inmadura del dúo con Rory pero creo que eso podríamos tacharlo. Sí, tiene cierto punto de inmadurez, pero creo que alguien así no le hubiese echado ovarios a la vida como ella lo ha hecho, y no podemos negar que sí ha tenido momentos de adulta total. Tras casi diez años sin saber de ella, nos esperamos que haya crecido, que haya aprendido de los errores del pasado, pero me da que a veces no es así. Los problemas de comunicación entre Lorelai y Luke que tanto nos llevaron por la calle de la amargura en la sexta temporada siguen ahí, después de DIEZ años. Y estos problemas se ven con el tema de los niños sí o los niños noprovocado por la regañina de Emily. Personalmente, aunque a todos nos haría en cierta manera ilusión, me parece tarde que quisieran tener hijos, incluso sacar el tema me parece que ya no viene al caso. ¿Tener hijos con casi 50 años? In my opinion, es un poco tarde, sobre todo porque con esa edad aguantar a un mocoso corriendo de aquí para allá dando el coñazo es too much. Tampoco es que aplaude tener hijos con 16 – yo no lo haría ni de coña –, pero creo que hay que mirar por ese niño y tener en cuenta que, aunque no le quieras frenar en un futuro, a lo mejor tu salud o tu edad sí lo hacen. Si no han tenido hijos es por dos factores: su comunicación de mierda y porque tampoco los han querido en el fondo. Al final, cuando hablan sobre el tema – que son cinco minutos de reloj –, se dan cuenta de que están bien como están y que si en algún momento quisieron, ese barco zarpó hace tiempo.

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TOP

Lo bueno de este asunto es que nos ha devuelto a Paris Geller, la mujer que se quería comer el mundo y que vaya si lo ha hecho. Paris tiene su propia empresa, Dinasty Makers, donde ofrece los servicios de madres de alquiler para parejas con problemas de concepción. Paris sigue siendo como era: ambiciosa, con muy mala hostia, pero, al mismo tiempo, sabe quiénes son sus amigos y los trata mejor que al resto. No voy a negar que me ha llegado al corazón que considere a Lorelai como su segunda madre o ese “Es difícil seguirle la pista a nuestra chica, ¿verdad?” refiriéndose a Rory.  Sin duda alguna, Paris se come al resto de la gente en pantalla ya que, aunque quiera sonar dura, es lo más gracioso que ha tenido esta serie siempre. El momento escaneo de los huevos de todo hombre viviente que se cruzaba con ella ha sido mortal y por casi me da algo cuando ha mencionado a Neil Patrick Harris. Amy Sherman-Palladino se ha quedado a gusto haciendo referencia a todo lo que está de moda últimamente y, no lo vamos a negar, NPH es uno de los hombres gays con familia e hijos referente en la sociedad estadounidense así que tenía que estar. Siguiendo con Lorelai – volveré más tarde con Paris –, al final el tema de los niños queda zanjado en otros cinco minutos, lo cual me parece un poco absurdo, pero que termina con algo que no iba a ninguna parte.

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Hay cosas que no cambian

En cuanto a la relación madre e hija, no se ha explorado gran cosa, excepto que Rory no para quieta y que Lorelai se alegra por ella aunque, en el fondo, la echa bastante de menos. En lo que sí se ahonda más es en la relación de Lorelai con Michel. Por primera vez en toda la serie se dice explícitamente que Michel es gay y lleva unos años casado con un hombre, Frederick, el cual quiere tener niños pero Michel no está muy por la labor. Se nota mucho la libertad que Netflix le ha otorgado a Amy Sherman-Palladino ya que en una cadena como The WB/posteriormente The CW a principios de los 2000, eso no ocurría ni por asomo. También se puede ver en que tienen permitido decir “sexo” o el “holy shit” que suelta Lorelai al ver a su madre en vaqueros. Siguiendo con los dos socios, su relación es más estrecha que nunca porque Sookie lleva de “viaje sabático” un año, trabajando con Dan Barber, un chef de prestigio, en una granja perdida de la mano de Dios. Por lo que ahora el gag que han introducido es que por el Dragonfly Inn han ido pasando una serie de chefs reconocidos y ninguno ha caído en gracia con la jefa Gilmore. La ausencia de Sookie ya era del todo conocido por la apretada agenda de Melissa McCarthy, así que se han tenido que inventar una excusa para que ella no esté. Sobre esto se nos muestran dos posturas, la rabia que siente Michel por la “traidora” de Sookie, que les ha dejado con los pantalones bajados, y la mezcla entre esperanza porque vuelva y el respeto por la decisión de la chef por parte de Lorelai. Comprendo ambas partes y por ahora lo dejo correr un poco. Sookie nunca ha sido un personaje que me llamase especialmente la atención, pero sí que me gustaba la relación que tenía con Lorelai, por lo que tampoco me voy a rasgar las vestiduras si está a tomar por saco girando a la izquierda en el quinto pino.
Una de las cosas en las que más interesada estaba era en la evolución de Rory o, mejor dicho, en qué situación estaría ahora, dado que yo dentro de nada también seré oficialmente periodista. ¿Se habrían cumplido sus sueños? Rotundamente NO. Rory es una periodista freelance que anda publicando artículos en los medios que puede. Va buscando historias, allí donde la brisa la lleve, luego las recoge y las intenta colocar en medios impresos  y digitales. El sueño de ser corresponsal se fue a tomar por culo con la crisis económica, una nota que hace más real lo que estamos viendo. Siento decirlo pero creo que no puedo decir nada bueno de Rory. Siempre me ha caído más o menos bien, y en ocasiones me he sentido en conexión con ella por algunas experiencias, como al acabar su paso por Yale, pero no puedo negar que Rory es mucho más inmadura que su madre, o que a ella no le ha salido de todo su higo madurar, y que puede ser lo peor si se lo propone.

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♥ Alex Kingston ♥

La primera bofetada que le daría sería ya al principio del episodio, cuando le llaman los de Condé Nast e, inutilizando su “magnífica” inteligencia, se dedica a no parar de andar aunque pille cobertura y podría hablar perfectamente con su interlocutor. No, ella le grita que va a correr hacia los árboles, para que se quede más flipando todavía acerca de a quién cojones le van a dar espacio para publicar en alguno de sus medios. Rory, te hemos pagado Chilton y Yale – yo me incluyo en su educación aunque tenga menos edad que ella – para que pienses, para que cuando cojas cobertura te pares aunque sea en mitad de la acera y atiendas la llamada, no para que hagas el canelo subida a una banqueta mientras le pasas repollos al personal. No me extraña que al final aplacen la reunión ante semejante espectáculo. Uno de los nuevos detalles que vamos conociendo sobre Rory, aparte de su inexistente inteligencia, es que ha estado viviendo en Brooklyn, pero ha decidido dejar su piso ya que pasa poco tiempo en él. Esto le lleva a sacar toda su mierda aburrida – palabras casi textuales de su madre – e ir mandando cajas a todo el mundo porque es muy lógico que todas tus pertenencias estén distribuidas por todo el mundo. Una de las peores cosas que he escuchado es que a ella le parece emocionante esta nueva etapa donde no tiene donde vivir, no tiene que hacerse cargo de un alquiler, está sin ataduras, sin raíces y va a dejarse llevar. Es un mantra tan hippie que no va con el carácter de Rory. ¿Dónde quedó aquella chavala que hacía listas de pros y contras hasta para elegir las bragas? ¿Dónde quedó la muchacha que tenía su vida perfectamente planeada? Esta pregunta intentaré contestarla más adelante pero, por ahora, os podría decir que Rory ha sufrido un cambio de personalidad absurdo. Es cierto que la gente cambia pero, ¿y esto? Menos mal que la única que parece reaccionar es Emily, la cual intenta despertar tanto a su nieta como a su hija, quien aparentemente no tiene que decir nada al respecto, de esta situación. No, no es normal que con 32 años no tengas un sitio donde vivir, no busques una estabilidad, que le mandes cajas con tus enseres a todo cristo. No, hija mía, no es normal.

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¿Es Logan o es Cary? Es difícil decantarse

El mayor problema que le veo a Rory es que la encuentro muy estancada en un gran momento que fue la publicación de su artículo en New Yorker, cosa similar que le pasa a Luke con ella. Sí, publicaste un artículo en una revista de prestigio, pero sólo es uno. Cuando tengas quince me llamas y te regodeas lo que quieras, pero tienes que seguir adelante. Rory dice que tiene varios proyectos en curso, pero no hay nada seguro y así no hay forma de comer ni de encontrar una estabilidad necesaria para que no te dé un infarto tan joven. Un momento sobre el que hay que hablar es el del claqué antiestrés. Vamos a ver, ¿a quién cojones se le ocurre bailar claqué a altas horas de la madrugada mientras el resto de la gente duerme? ¿Porque tú no puedas dormir tienes que joderle el descanso a los demás? ¿Esta chica piensa? Entiendo que Amy Sherman-Palladino haga una crítica sobre el jogging, el spinning, el tejer bufandas interminablemente largas, etc., una serie de actividades que se ha buscado la juventud para desestresarse y que pueden ser “estúpidas” pero, ¿tiene que ser con Rory haciendo gilipolleces? ¿En serio que esta chica fue a Yale? También podríamos hablar del claqué antiestrés, lo absurdo que suena y que se ve, el porqué tiene que existir y la gente dar el coñazo con ello, pero eso lo dejamos para otra ocasión. Otra cosa que se nos muestra es que Rory sigue siendo nula en cuanto a las interacciones sociales y, como ejemplo, lo que pasó con Gail Collins. Estamos hablando de una periodista que conoce a mucha gente y que, seguramente, no se va a acordar de tu cara. Por mucho café que lleves en las venas, contrólate, coño. No es tan difícil. Te acercas amablemente, te presentas, cuentas dónde os conocisteis y sigues con la conversación. ¿De verdad hay que enseñarle a interactuar con otros humanos? Lorelai, haber tenido un perro antes. Te hubieses ahorrado Chilton y Yale. Lo que más me llama la atención y rechina es todo lo relacionado a sus relaciones personales. Por un lado tenemos a Paul – Patric Edelstein en The Good Wife, amigos –, el novio con el que lleva dos años y no se acuerda de él. ¡Wow, esto no lo esperaba! Lo peor es que en vez de cortar con él, se le olvida su existencia y que tiene que terminar la relación y entramos en un círculo vicioso que deja de tener gracia a la segunda broma. ¿Es el tema Paul una broma de muy mal gusto? ¿Desde cuándo Rory se ha convertido en lo peor de lo peor? Por lo que recordamos, ella era una chica que quería compromisos, relaciones estables, incluir a sus novios en la dinámica familiar, etc. ¡¿Pero esto?! Entiendo que sea una broma pero me resulta bastante penoso en general. Paul está ahí para que la gente se ría de él. Muy maduro, sí señor.

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#TeamParis forever and ever

Por otro lado, Rory viaja a Londres para dos cosas: empezar a escribir un libro sobre Naomi Shropshire, protagonista de su famoso artículo del New Yorker, interpretada por la fabulosa Alex Kingston; una mujer excéntrica, un poco caradura en sus formas, alocada, pero divertidísima; y por otro lado para tirarse a Logan y, ay, amigos, quién no lo haría. Tener que esperar una hora para que salga Logan ha sido duro – mi corazón de fangirl sufre –, pero ha merecido la pena. Logan vive en Londres y tiene un apartamento moderno, muy a su estilo. Por lo que se deja entrever, la relación entre Rory y Logan es muy casual, dado que le dice que “teme” encontrarse cosas de otras mujeres allí, a lo que él le contesta que jamás le haría eso. El lema “lo que pasa en Las Vegas, se queda en Las Vegas” es el referente de Rory, algo que no va para nada con su personalidad, y menos que le ponga los cuernos a su novio por mucho que ella no se acuerde de él. ¿Por qué estos niveles de absurdez? ¿No sería más sencillo, sano y justo para el pobre Paul, del que no se acuerda ni su padre, que cortases con él? Y, por si nos pareciera poco, le miente a su madre diciéndole que en Londres se queda con una amiga llamada Didi. Me parece que hay demasiada gilipollez junta así que pasemos a Paris, quien va a Stars Hollow y allí se encuentra con la tonta número uno de esta serie, Rory Gilmore. Paris sigue siendo lo mejor, desde sus caras al ver tocar a Hep Alien – ¡hurra! – hasta su conversación con su amiga sobre Doyle, quien se ha convertido en guionistay se viste como un veinteañero, motivos suficientes para que Paris haya dicho basta y se hayan separado. Por supuesto, aquí una que se declara #TeamParissi hay que elegir bando, aunque Doyle no me ha caído nunca mal.
En cuanto al resto del pueblo, las cosas siguen bastante estables en Stars Hollow. Por un lado tenemos a Kirk, al cual le han encasquetado un cerdo para que no se reproduzca – y esto lo deberíamos de aplaudir porque menuda de la que nos han salvado – y el cual sigue creando sus propios puestos de trabajo, como con la copia de Uber pero escrita como Öööber; por otro, tenemos a Taylor, quien sigue igual de insoportablepero que le hemos visto llegar a un nivel de hartazgo en este episodio que hasta Luke ha tenido un gesto precioso con él. También hemos visto a Miss Patty, quien ha adelgazado muchísimo desde la última vez que la vimos y eso que ya había bajado unos kilos; a Gypsy, quien no ha cambiado nada – Rose Abdoo se ha mantenido bastante ocupada en este revival, ¿verdad? –; al trovador, que también ha vuelto con el resto de la tropa; y a Lane, quien se ha quedado muy, muy estancada. Sigue teniendo a Zach, que parece que un ascenso es lo peor porque ya no es coolni rock n’ roll – por favor, creced –, y a sus hijos, Steve y Kwan, pero no ha salido de donde la dejamos en la séptima temporada. Una pena.
Para ir terminando, me gustaría destacar que el episodio está escrito y dirigido por la propia Amy Sherman-Palladino porque, si te dan la oportunidad de hacer algo, no hay nada mejor que hacerlo como tú quieras y que seas tú quien lo haga. El capítulo, en general, me ha gustado bastante. Volver a ver a todos ha sido realmente especial y tener tan presente a Richard Gilmore ha hecho que las lágrimas se desborden. ¡Qué jartá a llorar, madre de mi vida! Ese “In memory of Edward Herrmann” ha sido demasiado también. Se le echa mucho de menos.
Por mi parte nada más excepto animaros a que dejéis vuestros pensamientos, sentimientos o cualquier cosa que se os haya pasado por la cabeza al ver este primer episodio del esperadísimo revival de Gilmore Girls, y os cito en la siguiente review. ¡Nos vemos en Spring!

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♥ Han vuelto ellas ♥


Pensamientos varios:
  • La referencia a Batman v Superman por parte de Rory es genial. Tampoco falta la pulla a Marvel por parte de Lorelai.
  • “Tienes más móviles desechables que Omar Little”. Te adoro, Lorelai Gilmore.
  • I smell snow”. Los poderes mágicos de Lorelai siguen intactos.
  • La casa toda iluminada es preciosa, al igual que el pueblo entero.
  • Paul Anka está viejito pero sigue igual de mono. Y vestido de Luke ni os cuento.
  • Luke se comporta como un padre orgulloso con el artículo de Rory en New Yorker
  •  El deseo de Lorelai de tener una televisión en la habitación se ha cumplido.
  • Lorelai organizando sus revistas en función de las hermanas Kardashian. Touché
  • “Por los amigos ausentes”. Las lágrimas son reales.
  • Las normas del Luke’s Diner se han actualizado. Hay Wi-Fi y los menús son nuevos.
  • “Luke, tienes que controlar a tu mujer”. Kirk, me acabas de dar todo el asco.
  • La canción de The Carpenters es muy Amy Sherman-Palladino.
  • ¡Jason Stiles! No me esperaba esto.
  • Luke arreglando cosas en el velatorio es tan de padre, y tan inapropiado.
  • ¡¿Desde cuándo coges un avión el mismo día del funeral de tu abuelo?!
  • ¿Desde cuándo Emily Gilmore tiene una cuenta de correo electrónico?
  • Que no se nos olvide April, por Dios bendito, que está en la MIT. Insoportable y ni aparece.
  • Louise Goffin, hija de Carole King, interpreta a la hermana del trovador.
  • ¿En qué sala de espera no hay una puta mesilla para dejar el café?
  • Aparte de las ya comentadas, hay referencias a: Lena Dunham, Trainspotting, Regresoal Futuro, Buffy, The Vampire Slayer, etc.

Irene (@MissSkarsgard)

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