EFECTOS SECUNDARIOS
Título
Original: Side
EffectsDirectores: Steven
SoderberghGuión:Scott
Z. Burns Música:
Thomas
NewmanFotografía
Steven
Soderbergh
Intérpretes: Rooney
Mara, Jude Law, Catherine Zeta-Jones, Channing Tatum, Vinessa Shaw,
David Costabile, Andrea Bogart, Polly Draper Distribuidora: eOne
Films SpainFecha
de Estreno:
05/04/2013
Steven
Soderbergh, ganador del Oscar a mejor director por Traffic,
realmente, aparte de dos o tres películas destacadas, lleva bastante
tiempo, de hecho desde el 2000 (año del Oscar) sin destacar
especialmente. Sus películas, a menudo parten de buenas ideas y
parecen interesantes, pero acaban no seduciendo plenamente al
espectador. Los críticos si suelen adorarle más la píldora al
bueno de Soderbergh, pero la sensación de que le faltan obras magnas
a su extensa filmografía para ser uno de los grandes empieza a ser
preocupante. Y todo esto sale a relucir una vez más en su nueva
película, Efectos secundarios.
Una
vez más, la idea de la película se plantea interesante cuanto
menos. Rememorando en parte aquella gran película de Fernando
Meirelles, El jardinero fiel, nos adentramos en el lado más
turbio de los productos farmacéuticos, sus asociaciones con los
psiquiatras y los efectos secundarios que producen estos productos.
Y, lo mejor, es que su solvente ritmo narrativo nos recuerda al
Soderbergh de Traffic, lo
cual hace que suba en puntos de interés. A estos alicientes se suma
un reparto a la altura de las expectativas: Jude Law, Channing Tatum
y Catherine Zeta-Jones repiten una vez más con Soderbergh, pero es
justamente Rooney Mara, en su primera actuación para el director la
que destaca sobremanera, demostrando que, tras La red
social y el Millennium
de Fincher, su carrera está en auge. Se come la pantalla y logra
eclipsar a sus compañeros de reparto, inconmensurable.
La
trama podría decirse que tiene tres tramos, en los cuales el
protagonista de la función va cambiando, según los giros
argumentales nos van poniendo en cada situación.
La
película empieza con Emily (Rooney Mara), una joven extremamente
depresiva, que parece haber probado la mayoría de los fármacos del
mercado, por lo que accede a probar una nueva droga tras recetársela
el doctor Banks (Jude Law), pero ésta no funciona como se espera de
ella y tendrá imprevisibles y desastrosos efectos secundarios que
pondrán a Banks en un aprieto, por lo que deberá investigar sobre
el asunto, y descubrirá que las cosas son más complicadas de lo que
parecen y los engaños y las traiciones están a la orden del día.
Plantea
un interesante thriller que critica al sistema farmacéutico, a los
ciudadanos “fármaco-yonkis”, a los incompetentes psicólogos que
recetan pastillas para curar cualquier cosa, el trasfondo económico
de dicho negocio... nada queda a salvo de su juicio. Al menos hasta
que un giro argumental se encarga de echar por tierra, una vez más,
el buen trabajo antes logrado y decide dejar de lado toda esa
interesante trama, acercándose más a a culebrón telenovelesco, y
dejando aroma a telefilm barato.
Jugar
con los giros sorprendentes es un arma de doble filo, pueden o
encantar u horrorizar a partes iguales, y, personalmente, pienso que
cargarse las tres cuartas partes de una película en pos de una
sorpresa gratuita e innecesaria de cara a la trama contada no me
parece digno de un guión inteligente, sino más bien de uno estúpido
y facilón. No entiendo como Soderbergh permite ese bajón de una
película notable a una pasable y tramposa.
Una
vez más, el mejor y el peor Soderbergh se fusionan en la misma
película para dejar a medias el trabajo y el sabor agridulce se
apodera del espectador. Ese sabor cuando estás disfrutando
enormemente una película y de repente todo se esfuma, como un
puñetazo en la cara. Ese es el Soderbergh al que parece que debemos
acostumbrarnos.