EL CUARTETO
Título Original: Quartet Director: Dustin Hoffman Guión: Ronald Harwood Música: Dario Marianelli Fotografía: John de Borman Interpretes: Maggie Smith, Tom Courtenay, Billy Connolly, Pauline Collins, Michael Gambon, Sheridan Smith Distribuidora: Vértigo Films Fecha de Estreno: 25/01/2013
Parece mentira, pero ha pasado ya mucho desde que ese chaval de treinta años desconocido por muchos y conocido por casi nadie, un tal Dustin Lee Hoffman, quedase en boca de todos y en la retina de millones de espectadores, asombrados con su talento en 'El Graduado'. Ahora, casi medio siglo después, a sus sesenta y siete años, el bueno de Dustin nos presenta su primera película como director.
No sé muy bien con qué pretensiones o de qué idea surgió para acabar realizando este proyecto, pero una vez visto, estoy seguro que lo ha hecho de corazón, con mimo y candor.
Se nota que Hoffman adora la ópera, y se nota de dónde viene, porque crea una película expresamente para los actores, ellos son la función y básicamente para ellos está hecho todo el guión.
'El Cuarteto' se desarrolla en la Beecham House, una residencia que alberga a viejas estrellas de la ópera que, ahora ya ancianas y pasados sus días de gloria, se contentan ensayando para una gala para celebrar el aniversario de Giuseppe Verdi. Además, dicha gala servirá para recaudar fondos para sustentar dicha residencia, con lo cual deberá ser una actuación que llame la atención, y para ello deciden reunir de nuevo al famoso cuarteto que causó furor en su época interpretando el Rigoletto, aprovechando la llegada de la última integrante del mismo a la residencia. Pero esto, sin embargo, lo que hará es traer a la memoria de ellos viejas redencillas pendientes...
Argumentalmente no es precisamente donde destaca la película, que viene a recordar 'El exótico Hotel Marigold' pero añadiendo a esa melancolía que supone el paso de los años, las trifurcas emocionales no resueltas y pendientes en las mentes y corazones de estos ancianos, antaño grandes estrellas de la ópera. Tratada con sencillez y aparentemente sin muchas pretensiones, crea una mezcla entre la risa y el drama, aunque funcione mejor la parte cómica que la otra. Sin ser nada del otro mundo, la sonrisa se va escapando, sobre todo a un agraciado Billy Connolly, un robaescenas que casi llega a empañar el papel protagonista a la pareja de Smith-Courtenay (recordemos que Maggie Smith opta al Globo de Oro por esta actuación), que son los que otorgan el punto dramático al asunto, pero queda todo muy complaciente, visto y previsible como para que funcione como debería. Punto aparte Pauline Collins, donde su pretendido papel cómico acaba siendo cargante y cansino.
La música forma, como puede presuponerse, un tema importante en la narración, y los amantes de la música sinfónica y la ópera en particular, disfrutarán la película un peldaño por encima del resto de los espectadores. Personalmente, aparte de disfrutar con ello de un modo menor, me quedo con un número musical un tanto gratuito pero que viene a resumir en parte la idea que saco de la película. Es el momento donde dos músicos cantan algo así como “¿Para qué quieres el dinero si no te diviertes?” que resume las vidas de estas estrellas que acaban amargados en su propio éxito. ¿Para qué quieres llegar a viejo si no vas a disfrutar tu vejez? No es una pregunta existencialista ni mucho menos pesimista, sino todo lo contrario... Una leve pero sana inyección de positivismo, dejando los problemas pasados en el camino y mirando al camino aún sin acabar con la sonrisa que se merece.
Quizás estas ideas, a los que ahora somos jóvenes nos quedan un tanto cursis, de moralina barata, y quizás por ello la película no termine de convencer del todo, pero a ese público que se asemeja en edad a su director, que pienso realmente que es a los que va dirigido, quizás les haga ver las cosas desde otra perspectiva. Y sino, al menos pasarán un raro agradable, al igual que los jóvenes que se acerquen a verla.
La pena, que al final, tanto hablar del cuarteto de Rigoletto que se van a marcar los ancianetes y te dejan con las ganas de verlos cantar...
Como recomendación personal, el documental Young@Heart (2007), más conmovedor y con otra, pero igualmente genial, banda sonora.