¡Queridos lectores! En este lunes vengo a hablaros de la película ' El jugador (The Gambler)', estrenada a principios de año, y dirigida por Rupert Wyatt.
Jim Bennett es un profesor de literatura de la universidad con un grave problema: le gusta demasiado apostar. Debido a su ludopatía, el profesor ahora tiene muchas deudas que saldar, deudas que le conducen hacia una nuevas amistades para nada recomendables.
Una película que debería ser más de lo que es, es la impresión que tuve en todo momento viéndola. Y no, no quiero decir que esté infravalorada, para nada, sino que teniendo todas esas bazas, lo tenía todo a favor para ser una gran película. Tras las cámaras tiene a Rupert Wyatt (' El origen del planeta de los simios'), que fue muy alabado por su labor en aquella. Mark Walhberg, que también produce la cinta, encarna a Jim Bennett, el máximo protagonista de la historia, perdió peso para el papel, un total de 27kgs, como pidiendo a gritos a los académicos que le nominasen (y de paso que nos olvidemos de que protagonizó ' Ted'... y no). Para mi gusto debería haber elegido a otro actor para el papel, pues es con lo que menos logro empatizar en la película. Y es que el guión, que podría haber profundizado en los problemas del protagonista, prefiere quedarse en frases eruditas, del que abusa el personaje, siempre creyéndose por encima de los demás, y usando a Shakespeare aquí y a Camus allí, creyéndose por encima de ellos, hubiera sido más creíble en otro actor.
Es una pena que este remake de la película de 1974, protagonizada aquella por James Caan, no haya sido lo que pretendía, y es precisamente por eso por lo que falla. Es de esas películas que quieren estar por encima de ti en todo momento, pecando de pretenciosa. Tiene un reparto muy enriquecedor, con una Jessica Lange como madre de Jim, Michael Kenneth Williams, siempre muy correcto, y un John Goodman que sonaba mucho para ser nominado a Actor Secundario, pero que el conjunto de la película no le ayudó, y tampoco es que derroche talento aquí. También se puede ver a la cada vez más ascendente Brie Larson, totalmente desaprovechada, ya que me daba la impresión que el ego del protagonista no dejaba que fuese otra cosa.
Cuenta con unos planos de absoluta belleza, unas escenas muy conseguidas, que te descolocan, pues te ves en una encrucijada, disfrutando por una parte, pero irritada por otra. Cosa a la que también ayuda esos temas musicales muy acertados, que ayudan a mantener la tensión en algunas escenas, o a disfrutar de otras mientras suceden.
No quiero dar pie a confusión, y quiero aclarar que aunque mi crítica parezca molesta, simplemente es por el hecho de que podría haber sido una película brillante, y por desaciertos del guión de no saber marcar bien su objetivo, se queda en mediocre. Una cosa no quita la otra, y tengo que decir que entretiene en todo momento, te hace reflexionar, pero los responsables del film hicieron una apuesta a todo o nada, y perdieron.
Podéis ver el tráiler a continuación: