Dirección: David Fincher
Elenco: Ben Affleck, Rosamund Pike, Neil Patrick Harris, Tyler Perry, Carrie Coon
Duración: 149 min
Calificación: AM16
Estreno: 2/10/2014
Mucho ruido y pocas nueces
¿Alguna vez les pasó terminar de ver una película y quedarse absolutamente boquiabiertos? ¿Y a qué se debió? A un final fantástico, un giro sorprendente o una historia maravillosa quizás. Pues esto me ocurrió a mí al ver Gone Girl, película del celebrado David Fincher, estrenada en el 2014. ¿Lo tienen a Fincher? ¿Director de La Red Social, de La Habitación del Pánico y de Pecados Capitales? Bueno, logró, otra vez, que quedara boquiabierta. Pero lamentablemente por ninguna de las razones arriba mencionadas. No. Mi asombro se debió a lo horrible que me pareció.
Paso a explicarles porqué. Aquí seguramente haya muchos amantes de Fincher que probablemente vayan a odiarme por decir esto (y cómo no amarlo, después de grandes películas con El Club de la Pelea) pero...nobleza obliga. Que película mala che.
La película, basada en el policial negro de Gillian Flynn, fue vendida por todos los medios como un thriller apasionante, con unos giros impactantes, actuaciones que darían que hablar... ¡No me la podía perder! La realidad es que podía y debería haberlo hecho.
La historia empieza bastante bien: matrimonio con problemas conformado por un Ben Affleck retraído, tristón y una altanera Rosamund Pike. Hace rato que no pasa nada entre ellos, ambos están absolutamente insatisfechos pero ninguno tiene el coraje para separarse. Finalmente Nick (Ben Affleck) decide ponerse los pantalones, tomar las riendas de su vida y pedirle el divorcio a Amy (Rosamund Pike) justo en el quinto aniversario de la pareja. El tema es que cuando vuelve a la casa, ella no está. Y ahí comienza la búsqueda. ¿Qué le pasó? ¿Dónde está? ¿Está viva, está muerta? Intrigas. Misterio. Se involucra la policía, dudan de él, en unos flashbacks empezamos a ver la historia de la pareja y la conocemos mejor ella, nos damos cuenta que quizás haya un ex novio que la acechaba...muchas puntas que seguir.
Y hasta ahí estamos bien. Después empieza a decaer.
Vamos primero con lo bueno. La película está bien hecha, el suspenso está bien llevado, como espectador se siente la incertidumbre ante la desaparición de esta mujer.
Es interesante cómo Fincher pone el foco en el papel que juegan los medios. Se retrata con bastante fidelidad cómo hacen eco de la poca información de la que disponen en los casos policiales para crear un circo mediático. Y muestra cómo este circo mediático presiona a las autoridades que investigan el caso, llevándolas a tomar las decisiones equivocadas y manipula la opinión pública.
Y este análisis de los medios también deviene en una lectura un poco más profunda de la película. Termina por hacernos pensar en cómo construimos una imagen de nosotros mismos basándonos en lo que pensamos que tendríamos que ser, según lo que vemos en los medios de comunicación y cómo nos relacionamos luego con otras personas.
El tema es que a pesar de todo esto, la película no termina siendo lo que parecía. Como mencioné antes, una vez que comienza a develarse el misterio...pierde fuerza. Los famosos "GIROS" que tanto publicitaban como maravillosos, resultan absolutamente forzados, fuera de lugar. Acciones inverosímiles que no guardan demasiado correlato con la historia en sí. Entonces el problema de la película es la historia. Si bien podríamos criticar las actuaciones como algo rígidas, en especial, la de Rosamund, el gran problema de Gone Girl, es la historia. Y la palabra clave: forzada. Recordemos que está basada en la novela del mismo nombre de Gillian Flynn, publicado en 2012, por lo que quizás estas fallas tengan origen directamente en la dificultad que conlleva pasar a la pantalla grande un libro tan complejo. No lo sé. Las dos horas y cuarenta minutos que dura la película tampoco ayudan.
En conclusión, la película comienza bien, pero termina horrible. En mi opinión, si aman a David Fincher esta película no lo representa en lo más mínimo y está lejos de ser su mejor obra. Pero aquellos que disfrutan de las historias de policiales negros quizás pasen un buen momento. Pero yo no lo daría por seguro.
Por Mariana Van der Groef