Revista Cine
Crítica: "Jack el caza gigantes"; habichuelas somnolientas
Publicado el 13 marzo 2013 por BanacafalataJACK EL CAZA GIGANTES
Título Original: Jack the Giant Slayer Director: Bryan Singer Guión: Christopher McQuarrie, Mark Bomback, Darren Lemke, Dan Studney Música: John Ottman Fotografía: Newton Thomas Sigel Interpetes: Nicholas Hoult, Ewan McGregor, Bill Nighy, Ian McShane, Stanley Tucci, Eddie Marsan, Warwick Davis, Eleanor Tomlinson, John Kassir Distribuidora: Warner Fecha de Estreno: 15/03/2013
Los más de 1.000 millones recaudado por la versión de Alicia en el país de las maravillas de Tim Burton, despertó una nueva moda en Hollywood que empieza a ser desesperante. Pronto se vio un gran filón en las adaptaciones de cuentos clásicos, adaptados con un tono más oscuro y abusando en exceso de los efectos especiales. El problema llega, ya no en los resultados en taquilla, que empiezan a demostrar un gran cansancio por parte de los espectadores, ahí están los resultados de esta misma película en Estados Unidos y que apunta a ser uno de los grandes fracasos de 2013, si no en la paupérrima calidad de todas ellas. Y es que ya, Alicia en el país de las maravillas, es posiblemente la peor película de la filmografía de Burton, por el camino nos han llegado cosas tan sonrojantes como Blancanieves y la leyenda del cazador, y tan sólo, esa versión de Blancanieves, dirigida por Tarsem Sigh y alejada del ambiente épico de otras producciones, conseguía una acertada revisión, que además era realmente divertida.
El bueno de Brian Singer anda completamente perdido, poco queda de sus primeros trabajos, acompañado siempre de la pluma de Christopher McQuarrie (que pese a todo, aquí sigue con él, mostrando que el declive es una cosa común en ambos). Aquel cineasta mostraba gran talento, una destreza innata, los guiones de McQuarrie destilaban pasión y completa locura. Sólo hace falta mirar Sospechosos Habituales, dónde los dos demostraban su mejor lado, uno firmando uno de los mejores libretos de los noventa y el otro filmando de una manera majestuosa un puzle de lo más enrevesado, dejando con aquella obra al espectador boquiabierto en uno de los mejores finales de la historia del cine. Pero poco hay aquí que realmente sea identificable de estos dos tipos que otrora prometían ser dos de los nombres más importantes del séptimo arte, es más, su presencia es tan nula que son completamente irreconocibles, y quizá, en el único momento que podemos identificar a Singer en todo el metraje es en su recta final explicando la creación de las leyendas. El resto es arduo, banal, filmado con el piloto automático puesto, en una película dónde ninguna de sus piezas parecen encajar y dónde más bien parece que todo está hecho para cobrar un cheque que en beneficio de la obra.
En esta reinvención del cuento clásico británico, el bueno de Jack ya no vive con su madre, si no con su tío, ni será una vaca lo que vaya a vender, si no un caballo, a través del que obtendrá las habichuelas mágicas, pequeños cambios insignificantes, que al menos en su arranque procura siempre mantener la esencia del cuento. Pero como había que adornar una relato tan breve, y que realmente no tiene peso para un largometraje, más allá de aquella bella adaptación protagonizada por Mickey Mouse y que apenas duraba media hora, los elementos tan típicos de cualquier producción de este calibre entraran en escena. Así el pobre de Jack, se verá envuelto en un romance con una princesa que está obligada a casarse con un hombre que la dobla la edad y del que no está enamorada. Pero el valor del joven campesino será la prueba de amor definitiva en un historia de amor bastante rancia. Dónde por supuesto el rey y sus caballeros se dispondrán a subir ese gran tronco que llega a más allá de las lunes para rescatar a la princesa y luchar contra los diabólicos gigantes que viven allí.
Lo peor que le puede pasar a una película de aventuras es que sea aburrida, y ahí nace el primer problema de Jack el caza gigantes. Su transcurso es tedioso y carece de interés, intentando suplir todas sus carencia a base de la espectacularidad de los efectos especiales y su impresionante dirección artística. Pero por muy logrados que parezcan ser estos efectos especiales, sobre todo en la aparición del tronco gigante y en las continuas destrucciones que hay en su parte final, resulta curioso que luego el diseño de los personajes creados por ordenador tenga un resultado tan feo y bastante falso. Ya no sólo los gigantes tienen un aspecto paupérrimo, si no que su prólogo, diseñado todo por ordenador, muestra una técnica de animación demasiado precaria, lejos de estar a la altura de una producción de este tipo. Y entre tanto personaje de aspecto realmente feo, el intento de impresionar visualmente acaba fallando, y no sirve para disipar un aburrimiento que solo en su recta final, cuando la acción toma un carácter mucho más trepidante, aparece, pero es demasiado tarde para resultar interesante tras hora y media de bostezos.
Jack el caza gigantes es un espectáculo lamentable, su pirotécnica en un 3D, tan impecable como suele pasar en estas grandes producciones, no sirve para tapar todas sus carencias que son demasiadas. Un guión que abusa demasiado de los tópicos, ridículo y que por momentos no sabes si pretende ser una comedia, pues sus chistes no levantan ni una pequeña sonrisa, o una aventura de carácter puramente épico y carente de todo tipo de alma. Ni si quiera el hecho de contar con un convincente reparto, con una estrella en ciernes como Nicholas Hoult, que ha mostrado ya ampliamente su talento, pero aquí resulta más inerte que Taylor Lautner en la saga Crepúsculo. Un Ewan McGregor, que habitualmente suele aportar a sus personajes un carisma innato, pero que nunca ha estado más ridículo que en esta ocasión, o un Stanley Tucci, que parece estar carcajeándose del enorme cheque que va a cobrar, consiguen aportar demasiado en una película en la que parece que a ninguno de los implicados les interesa demasiado en lo que está trabajando. Estamos ante una de las peores superproducciones de los últimos años, una película aburrida, sin chispa, carente de alma. Y lo peor de todo esto es ver los nombres que hay detrás y delante de las cámaras, dónde el talento sobra para haber realizado un gran actualización del cuento, pero no, y es que al lado de esta película, otras como la Alicia de Burton o la Blancanieves de Sanders, resultan grandes obras maestras.