Sin spoilers. ‘Oz, un mundo de fantasía’ es la primera parada de este nuevo viaje a los clásicos infantiles por parte de Disney. Todo comenzó con Tim Burton y su ‘Alicia en el País de las Maravillas’ y seguirá con ‘Maléfica’ en 2014 y Cenicienta en 2015. Sam Raimi (Spider-man, Posesión Infernal) coge los mandos del globo aerostático que nos llevará al enigmático mundo de baldosas amarillas. Uno de los aciertos de la cinta y que no se tomó en consideración en ‘Alicia en el País de las Maravillas’ es la de crear una historia totalmente paralela a la original, que en el caso de 'El mago de Oz' se trasladaba a la pequeña Dorothy a este singular mundo de fantasía y su objetivo era volver de nuevo a su hogar. Pues bien, la historia de ‘Oz, un mundo de fantasía’ se remonta años atrás, justo a 1905, mucho antes de la niña con zapatos de rubíes. La cinta presenta a Oscar Diggs (James Franco), un mago de poca monta que se dedica a llevarse todo lo que puede. En una de sus estafas logra escapar en globo y es engullido por un furioso tornado. Así, acaba en el maravilloso mundo de Oz. Una vez allí, la pantalla pasa del blanco y negro a todo color, se ensancha el formato y Sam Raimi nos trasporta a un lugar sin igual. Un banquete visual y sensorial lleno de luz y de vida se apoderan de la imagen: bosques encantados, plantas alegres, 'personajillos' grandilocuentes, majestuosas torres de esmeralda, delicadas aldeas de porcelana y tenebrosos parajes inhóspitos. ‘Oz, un mundo de fantasia’ se trata de la primera película en la que este director se sumerge en las aguas del rodaje en 3D, siendo su resultado final impecable.
¡Bienvenidos a Oz!
En cuanto a la interpretación, mucho se ha criticado la sobreactuación de los actores principales, es decir, James Franco, Mila Kunis como la bruja Theodora, Michelle Williams como Glinda y Rachel Weisz como Evanora. A mí no me parece mal. La cinta no deja de ser para niños (aunque los mayores la disfrutemos mucho más). Tampoco hay que olvidar a la ya mencionada ‘El mago de Oz’, con Judy Garland y Billie Burke. Sus personajes eran aún más exagerados y gracias al paso del tiempo hoy se han convertido en entrañables para todos nosotros. Para muestra,un botón (click aquí). Respecto a James Franco, el cuál y como ya he comentado en otras ocasiones, no es uno de mis actores favoritos, me ha llegado a sorprender y muy gratamente. Por fin un papel que le va bien, está a gusto y con el que consigue gesticular más de dos muecas seguidas. Sin duda, consiguió trasladarme a este mundo de ensueño y compartir con él más de una emoción a lo largo de su periplo.¡Bien! Franco logra por fin alcanzar en este film otras expresiones faciales
En cuanto a la trama, que gira en torno de las tres brujas y de la cuál no voy a desvelar nada, en algunos momentos llega a ser un tanto pesada y es que dos horas... son demasiado. No obstante, la cinta recupera su esencia justo con el clímax final. Acierto absoluto al introducir pequeños detalles y elementos que enlazarán finalmente la historia del mago Diggs con la llegada de la pequeña Dorothy de 1939. Por último y no menos importante, destacar la música de la banda sonora a manos de Danny Elfman, habitual combo en casi todas las películas de Tim Burton, como ‘Pesadilla antes de navidad’ o más recientemente, ‘Frankenweenie’. En resumen, ‘Oz, un mundo de Fantasía’ me ha gustado (pero sin excederse). La pesada sombra de la soporífera ‘Alicia en el País de las Maravillas’ acechaba sobre su cabeza y, para sorpresa (incluso mía), he decir que yo me he divertido mucho. Lo mejor, el encanto de los potentes efectos visuales y el diseño de personajes, escenarios y vestuario.¿Quién será la bruja más bruja?
Cómo curiosidad y a modo de cierre, os contaré que uno de los mayores quebraderos de cabeza del director no ha sido recrear este majestuoso mundo desde cero, sino la tez verde de la Malvada Bruja del Oeste. Disney tuvo que oscurecer ligeramente su piel para poder dar así esquinazo a Warner Bros., que es quien posee actualmente los derechos del film 'El mago de Oz'. En Filmaffinity le he dado un 5. Tampoco nos emocionemos mucho.