Crítica: "Persiguiendo Mavericks"; ¡Agua, trágame!

PERSIGUIENDO MAVERICKS


Título Original: Chasing Mavericks Director: Curtis Hanson Guión: Brandon Hooper, Kario Salem Música: Chad Fischer Fotografía: Bill Pope, Oliver Euclid Interpretes: Jonny Weston, Gerard Butler, Elisabeth Shue, Abigail Spencer, Leven Rambin, Scott Eastwood, Taylor Handley, Jenica Bergere, Alexander Kanellakos, Channon Roe, Harley Graham, Cooper Timberline, Devin Crittenden, Steven Wiig, Keegan Boos Distribuidora: 20th Century Fox Fecha de Estreno: 23/11/2012
GANAS DE AHOGARTE
Hacer películas basadas en historias reales es una manera de atraer al público, esto es un hecho. En los albores del cine este medio era utilizado para contar historias, en su mayoría ficticias, pero cada vez son más las películas que cuentan historias reales, unas más interesantes que otras. Persiguiendo Mavericks narra la historia del fenómeno del surf Jay Moriarity. Cuando, a la edad de 15 años, Jay descubre que las míticas olas conocidas como 'Mavericks', unas de las más descomunales del planeta, se aproximan a su hogar de Santa Cruz, donde van a romper, busca la ayuda del legendario Frosty Hesson para que lo entrene y así poder sobrevivir a dicho fenómeno.
Desgraciadamente, y aunque no nos sorprende, la película de Curtis Hanson (sí, el mismo que hizo L.A. Confidential)  pertenece a ese grupo de filmes que cuentan una historia real que nos interesa poco, por no decir nada, y que aunque traten un deporte tan bonito como es el surf, no consigue transmitirnos nada.

Irremediablemente a películas del estilo de Persiguiendo Mavericks siempre va unida una historia de superación, amor, rivalidad o drama familiar. En este caso viene un poco de todo lo que acabamos de citar, y curiosamente es cuándo el director profundiza en estos temas cuándo más nos aburrimos. Se nos propone una historia de amor tan típica y llena de tópicos que desde el primer minuto ya sabemos como va a acabar. Ya que hablamos de tópicos, no podemos olvidarnos de la historia entre nuestro protagonista y su mentor, Gerard Butler, que será el encargado de guiarle y prepararle para su gran misión. Una historia que acaba por excederse en ñoñería y que denota una gran falta de química entre ambos protagonistas.
Los dramas familiares, tanto de nuestro protagonista como de Gerard Butler, así como el resto de temas que se tratan, quedan relegados a un segundo plano cuando se nos muestra la inmensidad del mar y sus imponentes olas que, irremediablemente, pasan de largo tan rápido como nosotros olvidamos la película.