Revista Cine

Crítica: Sin nombre

Publicado el 05 abril 2010 por Palitoh24
Crítica: Sin nombreTe seguiré hasta la muerte
Tildar de drama con tintes de documental a la ópera prima del multipremiado Cary Fukunaga sería erróneo: más bien estamos ante un documental-ficción que se apoya en ciertos elementos dramáticos para contar una historia de vida impresionante, apoyada en un lujo técnico de esos que se ven pocas veces.
Los estudios que se encargaron del film son los mismos que ya habían apostado por las aclamadas 21 gramos, Traffic (ambas de Alejandro González Iñarritu) y The motorcycle diaries (Walter Salles en dirección y Robert Redford en la producción), por lo que está asegurada la calidad de la propuesta, sobre todo desde los aspectos fotográficos, sonoros y montajísticos.
Sin nombre despliega un realismo excelente, llevado a cabo a pesar de un flojo desempeño actoral. La emotividad y la contundencia con que se describe el bellísimo viaje épico emprendido por los protagonistas, y las circunstancias en las que se cruzan sus vidas, son los elementos clave de esta película, que fue premiada en todos los festivales en que fue exhibida.
Desde todos los ítems que uno pueda desglosar la historia de la cinta, se encuentran pocas deficiencias, solamente remarcando la ya mencionada pobre caracterización del reparto y el decaimiento de ciertos momentos de la trama por culpa de un excesivo condimento documentalista. El resto es pura adrenalina visual, sensibilidad, crudeza e invitación a la reflexión, sin dar respiro ni un segundo. Ideal para proyectar en clases de semiótica, por su tratado de las fronteras y la manipulación del lenguaje como forma de marcar límites (en el caso de los maras, a quienes se les saca una radiografía casi antropológica a modo de introducción), así como también por su tésis sobre las políticas de migración. Imperdibles las tomas de los paisajes en los diferentes países centroamericanos que se visitan, las escenas sobre el tren y los ritos de la tribu. El resto, más allá de la violencia desmedida que se utiliza en ciertas ocasiones -aunque no deja de ser un recurso más del director para detallar la historia-, es pura delicia sin desperdicio, con un guión sobresaliente.
En fin, es para ver, señoras y señores. Hasta ahora, el film del año.
Crítica: Sin nombre

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