Director: Francis Lawrence Productores: Lionsgate, Color Force Reparto: Jennifer Lawrence, Josh Hutcherson, Liam Hemsworth, Woody Harrelson, Elizabeth Banks, Philip Seymour Hoffman, Stanley Tucci, Donald Sutherland, Julianne Moore, Natalie Dormer País: Estados Unidos Duración: 137 min. Año: 2015 Estreno: 19 de noviembre de 2015
Esperar demasiado ESA película, re contra publicitada, que viene a darle vida a una historia que amás, a veces se torna en una tarea casi insalubre. Pero todo este mar de expectativas, que parece llenarnos de emoción apenas empieza la preventa de entradas y se acrecienta con cada día que pasa hasta llegar al estreno, termina siendo en detrimento de la propia película. No es que queramos desilusionarnos, claro que no, pero probablemente la película nunca llegue a estar a la altura de nuestras grandes expectativas.
Este es el caso de Mockingjay: Parte 2, que viene a cerrar la exitosísima saga de Los Juegos del Hambre. Pero no nos adelantemos.
Para aquellos que siguen la saga desde sus inicios, seguramente recuerden que Mockingjay: Parte 1 (que decepcionó a todos por la falta de acción) dejó una Panem en plena revolución, al borde de la guerra civil. Katniss ( Jennifer Lawrence), refugiada en el Distrito 13, regido por la presidenta Alma Coin ( Julianne Moore), tuvo el arduo papel de ser la "reclutadora" de los demás distritos, grabando una serie de "propos" (que es jerga panemística para "propaganda política") que los llamara a unirse a la guerra contra el Capitolio.
En Mockingjay: Parte 2 ya nos encontramos con una Panem sumida en la guerra anunciada, donde Katniss no tiene mucho que hacer, dado que ya ha cumplido con su deber, pero que está absolutamente deseosa de vengarse de Snow ( Donald Sutherland) por lo que le hizo a Peeta ( Josh Hutcherson). Recordemos que Peeta había sido secuestrado y torturado en la película anterior y posteriormente rescatado por el Distrito 13. Pero las secuelas de las torturas están a la vista y ya no puede distinguir la realidad de la fantasía, lo que lo convierte en una verdadera bomba de tiempo.
En sus dos horas y casi veinte minutos de duración, el director, Francis Lawrence, vuelve a darse el lujo de contar con todo el tiempo del mundo para armar los espacios y ambientes adecuados. Sé que quizás es una opinión poco popular, pero esto deja respirar a la historia y le hace adquirir importancia a las escenas más tensas y de acción. De todas formas, es verdad que por momentos se nota que realmente están haciendo tiempo: algunos diálogos entre personajes como Gale ( Liam Hemsworth) y Peeta simplemente no tienen razón de ser.
Por otro lado, uno de los grandes problemas (y quizás el más importante) que tiene la segunda parte de este esperado final, es que si bien sabemos que Panem está en guerra, la sentimos, los personajes todo el tiempo hablan de ella y buscan estrategias para ganarla, la verdad, es que nunca VEMOS la guerra. Katniss es enviada al Capitolio, que ahora está convertido en una suerte de arena de Los Juegos del Hambre lleno de trampas mortales, con un pequeño escuadrón para seguir grabando "propos". Y es cierto que vemos montones de acción y muerte pero nunca llegamos a ver la verdadera guerra. Recién en el final atisbamos una porción de lo que debería haber sido, pero no termina de alcanzar.
A todo esto también tenemos que agregarle los errores de guión. A lo largo de la historia de Los Juegos del Hambre se construye el relato del pueblo oprimido por un dictador autoritario, sin fuerza, sin unidad, que no puede salir del yugo de su opresor. En la última parte de la saga esto cambia: el pueblo ahora se alza contra el Capitolio con líderes fuertes que representan a cada distrito, líderes que parecen tener incluso más poder que la presidenta Alma Coin del Distrito 13.
A medida que se desarrolla la historia nos vamos dando cuenta de que quizás Snow no es tan malo como parece ni Coin es la presidenta justiciera que aparenta. Pero el salto es absolutamente drástico: Coin pasa de ser una defensora de la democracia y las elecciones libres a una tirana sanguinaria en un abrir y cerrar de ojos y en el final, hasta sentimos pena por el antes terrible dictador Snow.
Esto hace que el relato pierda verosimilitud y traicione a su espectador, forzando la historia para que entre en una estructura ilógica y falta de imaginación.
Finalmente, y para empeorar las cosas, la película tiene dos finales: uno que parecería el más lógico y que encajaría con la historia y otro que viene justo después de ese que es absolutamente trillado y fuera de lugar. Simplemente: no hacía falta.
En conclusión, no sólo las grandes expectativas le jugaron en contra: la película cuenta con serios problemas de guión y de historia que no terminan de cerrar por ningún lado. Así que ahí lo tienen, el esperado y épico final de Los Juegos del Hambre, al final sí fue muy esperado pero no tan épico.