Este pasado fin de semana se ha estrenado en los cines españoles St. Vincent, un film hecho única y exclusivamente para el lucimiento de Bill Murray. Nominada a dos Globos de Oro, mejor película comedia o musical y mejor actor de comedia o musical, el film con buenas críticas, se ha convertido en un feel good instantáneo y una divertida opción para ver en el cine.
St. Vincent parte de una primicia muy sencilla. La monótona vida de un viejo cascarrabias, Vincent, borracho, putero y jugador empedernido, da un giro cuando una madre y un hijo se mudan a la casa de al lado. Debido al trabajo de la madre, y a las deudas de Vincent, ambos llegan a un pacto que convierte al protagonista como nuevo niñero del joven Oliver.
La trama es una historia previsible, vista en multitud de ocasiones y en todos los formatos posibles. La apuesta de Theodore Melfi, director y guionista , es simple intentar implicar al espectador con una buena mezcla de comedia y drama, para que divierta y entretenga, además de mostrar el lado sensible mediante el suave drama. El film funciona, como funcionan todos, el mérito ha sabido construir el arco dramático de forma correcta, el demérito, no era muy difícil teniendo en cuenta los precedentes.
Bajo la mediocridad en que se mueve la película las actuaciones destacan por encima de la media. Bill Murray se luce en una papel que se presta a ello. Protagonista absoluto, vuelve a mostrar su cara más carismática y sus momentos con fuerza dramática. Su Vincent es un hombre corriente cuyos actos que mezclan desesperación, desconocimiento y una pizca de autodestrucción, son el claro reflejo de cualquier ser humano. Le acompañan una Naomi Watts divertida y poco glamurosa con un divertido acento ruso en el papel de Daka, una prostituta; Melissa McCarthy que deja a un lado su faceta más exagerada y sobreactuadamente cómica para ponerse en la piel de una madre coraje; y por último el pequeño Jaeden Lieberher como Oliver.
St. Vincent es un film hecho con un molde, un molde funcional, pero poco arriesgado. Es una película que en poco tiempo formará parte de un grupo de films que quedan borrosos y mezclados entre sí sin acordarte demasiado de cada uno. Aun así, los fans de Murray no van a salir (¿muy?) decepcionados. La obra da lo que promete de primeras en el trailer. Ni más ni menos. Personalmente si de aquí un año la hacen un sábado por la tarde en la televisión no cambiaré de canal.
NOTA