TED
Título Original: Ted Director: Seth MacFarlane Guión: Seth MacFarlane, Alec Sulkin, Wellesley Wild Música: Walter Murphy Fotografía: Michael Barrett Interpretes: Mark Wahlberg, Mila Kunis, Seth MacFarlane, Giovanni Ribisi, Laura Vandervoort, Joe McHale, Patrick Warburton, Jessica Stroup Distribuidora: Universal Fecha de Estreno: 10/08/2012
A MIS NIÑOS DE 30 AÑOS
Seth Macfarlane ha formado una carrera televisiva que le ha llevado a ser uno de los mayores genios de la animación de lo que llevamos en el siglo XXI. No sólo ha conseguido crear un estilo propio y claramente identificativo a la hora de animar a sus personajes que nace directamente de sus primeros años en la cadena Cartoon Network, si no que ha creado un sentido del humor con marca propia. Un sentido del humor ácido, corrosivo, escatológico y bastante incomodo, que le ha traído algún disgusto como la temprana cancelación de Padre de Familia a principios del 2002, pero que ha conseguido una legión de seguidores que fueron los que también propiciaron la vuelta de la serie a la cadena. En su primer salto a la gran pantalla sorprende que Macfarlane prescinda de la animación y realice un trabajo de acción real, que eso sí, permanece totalmente fiel al sentido del humor mostrado hasta ahora.
John Bennett es un niño solitario y sin amigos, cuando un día recibe un oso de peluche pedirá el deseo de que el oso cobre vida, el deseo se le concederá y desde ese momento el oso Ted se convertirá en un amigo inseparable durante toda su vida. Ahora Bennett tiene 33 años, su vida es bastante caótica, trabaja en un curro de mierda y se pasa el día con Ted poniéndose hasta arriba de marihuana mientras ve la televisión. Su novia, harta de este comportamiento hará que John deje de vivir con el bueno de Ted, pero todo se complicará cuando a John le resulte imposible renunciar a las juergas con su amigo oso.
Macfarlane crea una buddie movie que trata de recuperar un espíritu nostálgico ochentero, la pauta que sigue es la misma que el año pasado trato de realizar Greg Mottola en la fallida Paul, traer a un personaje de naturaleza graciosa y convertirle es un ser maleducado e irreverente. Ted se centra en realidad en John Bennett, ese personaje que no quiere crecer, como Tom Hanks en Big estamos con un niño encerrado en un cuerpo de adulto sin la literalidad que había en la película de Penny Marshall. El problema de Bennett no es que no pueda o no quiera crecer, si no que en realidad no sabe cómo hacerlo, está acostumbrado a un tipo de vida ociosa que disfruta sin ningún tipo de maldad, y es incapaz de renunciar a ella. La presencia del oso por supuesto que no le ayuda para nada, puesto que en el equipo que forman ambos, Ted representa la parte más arraigada a su infancia, la presencia negativa en la vida de Bennett que le impide crecer, desprenderse de ella es tan complicado como desprenderse de un miembro propio ya que en cierta forma el oso es parte del cuerpo de Bennett.
MacFarlane abusa y disfruta llenando a la película de referencias y guiños a la cultura ochentera, algo que no hace pensando directamente en un espectador que de no haber vivido directamente en aquella época pueden llevarle a desubicarle por completo, pero no le importa a MacFarlane ya que convierte a la película en un homenaje a sí mismo y a su infancia. Llevándolo a un terreno tan personal le es más fácil rozar lo desternillante, como esos momentos tan delirantemente divertidos en los que Flash Gordon toma presencia. Tampoco evita sentirse onanista no sólo doblando él mismo a Ted usando mismo tono de voz con el que dobla a Peter Griffin si no que llega a la autorreferencia cuando el oso dicta sentencia al decir que el no es Peter Griffin. Pero Macfarlane tiene para todos y no deja que le película se ahogue solamente en bromas más personalizadas, siendo consciente de lo que el espectador demanda, sus dardos envenenados atacan a todos y no es una casualidad que la película empiece con un chiste sobre Justin Bieber y cierre con uno sobre Taylor Lautner.
Sería injusto decir que Ted no es una película infantil, por que lo es, y tiene todo los elementos del buen cine infantil que nació en los ochenta, y por eso tampoco molesta en absoluto todo su edulcoramiento en la recta final, ya que éste se encuentra presente durante toda la película escondido debajo de los deslenguados chistes del oso de peluche. Sí, Ted es una película para niños, pero como diría Miliki es una película para los niños de treinta años.