Revista Cine

Crítica: "TerrorVision"; Los Putterman, esa familia de genios

Publicado el 02 febrero 2013 por Banacafalata
TERROVISION

Bendita serie B. Es verdad que nos ha dejado películas para el olvido, otras tantas insustanciales o, en el peor de los casos, las que sólo recomendarías a tus peores enemigos; pero también nos ha dado momentos de risas con los amigos, entretenimiento casposo barato e incluso, a veces, grandes películas de directores que a posteriori se han hecho un hueco en el gran mercado de Hollywood.
No diré que Ted Nicolaou sea uno de esos, ni mucho menos, el jamás salió de la serie B casposa y desenfadada, ni tampoco diré que TerrorVision es un peliculón a reivindicar, pero si me atrevo a decir que es de esas películas destacables dentro de la inmundicia general de este tipo de producciones.
Sobre todo a los amantes de las películas ochenteras les conquistará por sus efectos cutres de rayos láser “fashion” , criaturas entrañables alejadas de los impersonales FX de ahora, ese gore salchichero de sangre verdosa muy cómico y nada que ver con el hiperrealista que se usa ahora... y como no, por la familia Putterman, Medusa y el novio heavy. Porque dentro de su caricaturesco papel, las muecas exageradas y el doblaje casposo, cada personaje tiene su encanto, se quedan fácil en la retina del espectador y en la memoria colectiva. Situaciones surrealistas como el 'hangar' de armas del abuelo, las veces que el monstruos se hace pasar por un humano o los guitarreos al aire del novio heavy... todo fluye sin forzados giros de guión, sin mayor pretensión que dar un rato de fugaz diversión, mezclando ciencia ficción, terror y comedia pícara, donde unos atrevidos señor y señora Putterman se montan un intercambio de parejas delante de sus hijos como si nada, amén de la decoración de la casa. Y qué decir de la música de The Fibonaccis, esa sintónia es pegadiza y pegajosa como las babas de nuestra mascota plutoniana.
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Con todas las limitaciones que pueden tener esta clase de películas, quien se deje llevar por el buenrollismo de Nicolaou, de buena gana pasará un buen rato nostálgico y entrañable. Y ojo, podría sacarle miga sesuda sobre una crítica a la alta sociedad o a la misma televisión, pero eso no es lo importante, sino disfrutarla de buena gana con las mismas pretensiones que fue creada: ninguna.

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