Hellboy fue, y es, un personaje ficticio creado para la editorial Dark House Cómics por parte de Mike Mignola en 1993, y vio la luz por primera vez en la Comic-Con de San Diego de ese mismo año, recibiendo con ello críticas muy positivas por parte del sector mas prestigioso del circuito. Curiosamente Mignola coincidió con el director mexicano Guillermo del Toro durante el rodaje de Mimic y desde ese entonces ambos entablaron una amistad que se prolongoría hasta el día de hoy, resultando de ella la posibilidad de llevar a la gran pantalla una adaptación de Hellboy, cosa que sucedió después del mediano éxito de BladeII con lo que Del Toro tuvo la aprobación por parte de los grandes estudios en EUA para financiar su siguiente proyecto. ¿El resultado? Un gran producto en entretenimiento y calidad pero que lastimosamente fracasó en taquilla.
La película comienza retratando un poco los orígenes del personaje principal así como de los cómics: es el año 1944 y en una pequeña isla cercana a la costa de Escocia, durante la segunda guerra mundial, un grupo de nazis comandados por el hechicero ruso Grigori Rasputín, interpretado por un sobrio y atinado Karel Roden, intenta desatar el apocalypsis en nuestra era. Rasputín (si, el mismo que estuvo presente en los últimos días de la dinastía Romanov) desea invocar a los Ogdru Jahad (Los Siete Dioses del Caos) y con ello lograr no solo que Hitler gané la guerra sino que además gané el control del mundo, esto sin saber, claro esta, el daño que podrían ejercer estos supuestos dioses en la humanidad. Pero para mala suerte de Rasputín, antes de poder llevar a cabo la finalización de su plan, un pequeño grupo de soldados americanos irrumpe en el lugar y terminan por frustrar su plan y el de sus alíados, matando en el proceso al propio hechicero, o eso es lo que parece.
Dentro del grupo de americanos se encontraba el joven Dr. Trevor Bruttenholm, a quien mas tarde daría vida John Hurt, mismo que guió al grupo de soldados a la guarida de Grigori pues seguía de cerca los trabajos ocultistas y místicos que los nazis estaban haciendo. Su corazonada dio resultado logrando hacer fracasar los planes del hechicero y de paso lograron encontrar a una pequeña criatura roja resultado del fallido experimento, misma que había cruzado a través de un portal interdimensional que el propio Rasputín había abierto. En lugar de hacer lo que sugería la lógica (matar a la criatura), tanto Trevor como el resto de los soldados decidieron conservarla y adoptarlar pues quizás les ayudaría en un futuro. Es así como nació Hellboy.
Instantes después de este pequeño prólogo se da inicio a los créditos y a la historia como tal. Y es a partir de ahí que inicia un viaje emocionante y divertidísimo orquestado por un gran Del Toro que siempre supo lo que quería mostrar; claro, no todo fue su culpa, el excelente reparto actoral ayudo en demasía a que el público ajeno a la mitología del personaje se sentirá identificada y lo que es mas importante aún, les interesara. Es bien sabido que Mignola se basó en muchos relato nórdicos y europeos, así como trabajos de Lovecraft y Poe, entre muchos otros, para crear un mundo que resultase llamativo e identificable con el consumidor no tan culto sino al menos con un pequeño baraje cultural. Del Toro supo identificar todos estos aspectos y trato de plasmar los mas interesantes y trascendentes para nutrir de vida al mundo que estaba retratando a través de la lente.

Pero volviendo un poco a la trama, misma de la que me he desviado para elogiar el trabajo de Del Toro y compañía, resulta que el gobierno de EUA, fiel a su costumbre, se hizo cargo del pequeño Hellboy para criarlo y educarlo (Adiestrarlo) para que pudiera luchar a su favor. Es así como nace la Oficina de Búsqueda y Defensa de lo Paranormal, misma que estaría conformada por Abe Sapien (Doug Jones), un psíquico de enorme habilidad mental; Liz Sherman, interpretada correctamente por Selma Blair, una poderosa piroquinética con una inestabilidad emocional muy peligrosa; y finalmente, Hellboy, un demonio con enormes poderes físicos como fuerza sobrehumana y gran resistencia, incluyendo inmunidad al fuego, y claro, se me había olvidado mencionar: su gigantesco brazo de piedra. Los tres “fenómenos”son usados para combatir las fuerzas oscuras y sobrenaturales que tratan de atacar a la humanidad. Ya saben, combatir monstruos con monstruos.

El resto de la película es una montaña rusa de emociones que desembocan en un final emocionante y emotivo que poco pedirá a las grandes historias de superhéroes que se han visto en años recientes. Y es que Del Toro supo respetar la fuente original de Mignola y traza un camino correcto en papel y dirección escénica para llenar de alma y corazón a cada personaje con el fin de llevarlos a un final adecuado que terminará por mostrar una evolución notable en su peso dentro de la historia. Del Toro ejecuta con solvencia y eficacia un relato que pudo caer fácilmente en el olvido pero que en su manos se convierte en un inolvidable relato de heroísmo, amor, amistad y la importancia de la familia. Todo esto aderezado con un diseño de producción bastante notable y una técnica visual muy divertida. Una película sencilla en contenido y humilde en forma. Una pena que poco gente la conozca, se pierden de un gran relato humano.

