Croacia fue para mí una auténtica sorpresa; Un país donde las montañas se funden entre aguas turquesa, un país con una gran historia, con buena comida, donde tranquilas islas esconden elegantes ciudades… Croacia es sin duda un lugar al que volver para seguir conociendo.
El viaje empezó y acabó en Dubrovnik, aunque existen varios Aeropuertos principales distribuidos a lo largo del país. Dada la distancia entre las ciudades importantes creo que lo mejor es organizar el viaje por zonas (a no ser que vayas a estar 2 meses conociendo el país) y viajar al aeropuerto más cercano a la zona deseada. En este viaje queríamos conocer Dubrovnik y su famosa muralla, y además conocer alguna isla cercana.
Nada más llegar al Aeropuerto recogimos el coche de alquiler, y como habíamos decidido visitar la ciudad al final del viaje tomamos rumbo hacia Drvenik (primer pueblo desde el que podríamos tomar un Ferry hacia la Isla de Hvar). Drvenik está a 125 km de Dubrovnik y la D8 es la principal y única carretera en dirección Norte hacia Drvenik, (si se desea subir más: Split, Rijeka, Zagreb… hay otras alternativas). Para ser la principal carretera me esperaba algo más parecido a una Autopista y no una carretera de costa con un único carril en cada sentido. Esto la convierte en una vía lenta con la que hay que ir con cuidado por la presencia de curvas constantemente, pero aún y así, solamente por el precioso paisaje que ofrece a lo largo de sus kilómetros, merece la pena pasar por ella y disfrutar del trayecto entre Montañas, Acantilados y el Mar Adriático.
Drvenik es un pequeño pueblo pesquero (y turístico) sobretodo porque desde allí sale el ferry hacía la Isla de Hvar. Para nosotras fue un lugar de paso en el que dimos un pequeño paseo y comimos mientras hacíamos tiempo hasta que saliera el barco. Lo recuerdo como un sitio tranquilo de playa, la verdad es que en sí no tenía ningún encanto pero su relajado ambiente lo hacía encantador, lo bauticé como el Dominical de Croacia (Dominical es un bonito pueblo de Costa Rica, conocidísimo entre los surferos y más que parecerse fue la esencia del pueblo lo que me recordó a ello).
Cogimos el Ferry (en todos los trayectos que hablaré el coche lo montamos en el Ferry) y en menos de 40 min llegábamos a Sucuraj, el pueblo más al Este de la isla de Hvar donde llegan los barcos desde Drvenik. No puedo decir nada de este pueblo porque fue salir del Ferry montadas en el coche y conducir hasta Milna donde habíamos reservado nuestra primera noche.
Milna me encantó desde el minuto cero. Está a unos 5 km de la ciudad de Hvar (la capital, la más conocida, lujosa y poblada de la isla), y como queríamos visitarla decidimos estar cerca. Milna es pequeño y relajado, tiene una pequeña calle que da al mar donde se encuentran la mayoría de restaurantes y alojamientos, además de poseer un camping, varias calas bonitas y un bosque que conocí corriendo a la mañana siguiente. En él descubrí varias calas de roca muy bonitas y un restaurante a pie de playa. Nos alojamos en los Apartamentos Marija Magdalena, con unas preciosas vistas al mar, un sitio tranquilo a buen precio y desde el que se puede ir caminando a todos lados. Helena, la anfitriona, fue muy agradable en todo momento y nos explicó sitios que visitar y demás. Aquella tarde dimos un paseo, tomamos una cerveza en la playa y cenamos un pulpo tremendísimo con vistas al mar y a muy buen precio. Sin duda Milna lo recomiendo al 100%.
Al día siguiente después de correr y desayunar nos dirigimos hacia Hvar, famosa por sus barcos lujosos y por ser el destino más concurrido de la isla. Realmente es preciosa, una ciudad pequeña amurallada con calles de adoquines y mármol en la que encuentras elegantes edificios y palacios góticos, la bonita plaza Sant Esteban y la Fortaleza con una impresionante vista sobre la ciudad y el puerto. Es cierto que esto la hace más cara, pero la alternativa de alojamientos es variada y en casas particulares es más económico. Nosotras estuvimos en un apartamento a unos 15 min andando del centro, pero el paseo rodeando la bahía se hace ameno y es bonito. Más que hoteles hay muchos alojamientos en viviendas privadas y es fácil reconocerlos porque vas encontrando carteles de “SOBE” por todos lados.
La isla de Hvar dentro de ser una isla pequeña con 68km de largo y 11 de ancho es recomendable dedicarle mínimo 2-3 días para poder conocerla un poco (si se puede más pues mejor). He de reconocer que al haber leído que era lujosa y famosa de entrada no me llamaba mucho la atención, pero después de haber estado allí, puedo decir que dentro de serlo no es tan ostentosa como otros lugares en los que he estado. Es una ciudad bonita que invita a sentirse agusto e integrado y con una zona antigua encantadora. En cuanto a playas nosotras visitamos Pokonji Dol, pequeñita, cristalina y tranquila. Es de piedras aunque se puede estar sin zapatillas de río perfectamente.
Nuestro siguiente destino sería Split, madrugamos para ir a Stari Grad desde donde salen los Ferrys desde la Isla de Hvar hacia Split y viceversa. En Split no estuvimos nada, pero el estrés característico de una gran ciudad era más evidente. Fuimos en busca de la Autopista en dirección Lozovac (de Split a Lozovac hay unos 90km) ya que aquel día queríamos visitar el Parque Nacional Krka. Una vez en Lozovac nos dirigimos hacia Skradin ya que el parque tiene acceso por varios puntos y desde el pueblo de Skradin la entrada al parque incluye un paseo en barco por el Río Krka y nos pareció buena idea disfrutarlo.
Krka es bonito, existen unas 17 cascadas a lo largo de su recorrido, donde además abunda mucha fauna y flora. No puedo decir que el lugar no sea precioso, porque mentiría, pero para nuestro gusto estaba demasiado abarrotado (y eso que no era en pleno julio ni agosto). La verdad es que dimos el paseo que dura unas 2h, comimos (recomendable llevarse unos bocatas o algo de picnic) y sin tan siquiera bañarnos nos volvimos. Hubiera sido perfecto con un 80% menos de turistas… jejeje.
De vuelta en Skradin dimos un pequeño paseo y tomamos un helado; el pueblo es tranquilo y bonito, y ya nos dirigimos hacia Trogir donde teníamos noche reservada.
Trogir volvió a ser un amor a primera vista; es uno de aquellos sitios a los que llegas sin ninguna expectativa y te cautivan. Es un pueblo costero con un puerto frente el casco antiguo amurallado y empedrado con algunas tiendecitas y muchos restaurantes en su interior. Paseamos, tomamos una birra en el puerto y buscamos restaurante para cenar. Es sin duda muy muy recomendable una escapada a Trogir. Me gustó tanto que a la mañana siguiente madrugué para ir a correr y conocerlo un poco mejor. Después desayunamos y de vuelta hacia Split para pillar un nuevo Ferry, esta vez hacia la bohemia Isla de Vis.
En el Puerto de Split se monta un buen kaos ya que salen ferrys hacia varios destinos. Os recomiendo ir con tiempo y paciencia. En 2h 20 min de trayecto estábamos en la Isla de Vis, nada más poner un pie en ella te impregnas de su tranquilidad, que buena onda transmite! Se respira un aire auténtico, sosegado, y se intuye que allí vamos a estar de coña. Como no teníamos alojamiento reservado decidimos buscar un sitio para comer y pillar wifi. Siempre intentamos salir de la calle principal de delante de los puertos y callejear (una porque será más económico y otra porque siempre me ha gustado descubrir restaurantes sorprendentes en remotas callejuelas). Y callejeando dimos con un vegetariano de aire hippy con una carta sencilla pero riquísima.
La isla de Vis tiene 2 pueblos principales Vis y Komiza, y entre dudas de dónde alojarnos la propietaria del restaurante y una amiga nos animaron a conocer mejor Vis (donde estábamos porqué es donde llega el Ferry y de donde eran ellas y con cariño nos explicaban cosas de su pueblo), así que decidimos hacerles caso y buscar alojamiento en esa zona. Dentro de Vis la bahía también está dividida en dos: Luka y Kut, y nosotras reservamos en la zona de Kut. Para nuestra sorpresa, habíamos reservado la habitación en una preciosa casa de piedra blanca de 500 años de antigüedad, encantadora! Como su dueño, que rondando los 75 años de edad, en todo momento estuvo dispuesto a charlar y a explicarnos los mejores sitios a visitar.
Las playas que visitamos en Vis fueron: Grandovac, Smricevica, Stiniva y Milna. Sin duda muy muy recomendables (sobretodo Stiniva y Milna). Hay excursiones para llegar en barco a Stiniva y Smnicevica pero nosotras preferimos llegar en coche hasta el tope de la carretera y hacer el recorrido caminando por el bosque. Precioso recorrido con unas vistas brutales de las calas.
SmricevicaCamino de acceso a Stiniva y Smricevica
Stiniva
Milna
En Vis también quise aprovechar para correr un poco y conocerla mejor (cada vez que gusta más conocer lugares a través del deporte, ya sea en bici o corriendo), y la verdad es que me encantó subir un trocito de montaña y ver las vistas del pueblo desde una perspectiva más alta. 3 días y 2 noches en Vis nos supieron a poco, así que habrá que volver en un futuro ;)
Y el viaje empieza a llegar a su fin… De Vis volvemos hacia Split para conducir 230 km hacia Dubrovnik y ya pasar nuestra última noche en Croacia. Ese día llegábamos a Dubrovnik algo cansadas y nos dedicamos a dar una vuelta por la ciudad amurallada y cenar. Nos perdimos por las callejuelas, nos comimos un helado casi tan grande como nuestras cabezas y nos dejamos impregnar por la esencia de la bonita ciudad (abarrotada de turistas como era de esperar).
Al día siguiente aprovechamos el desayuno para visitar la zona de Lapad y ver también alguna playa de la ciudad, en concreto fuimos a Cava Beach. De ahí tomamos un bus local hasta la Old City y para despedirnos de Croacia callejeamos y comimos antes de ir hacia el Aeropuerto.
Croacia es sin duda un país precioso con un gran atractivo tanto a nivel histórico como de playas. No sé en qué momento será pero sé que volveré, es sin duda un destino muy muy recomendado tanto para ir con amigos, pareja y con niños. Espero que nuestra ruta de una semana os haya resultado interesante. A continuación… os dejo con el vídeo!
Hasta pronto!