Al final me tendré que jubilar a los 67 años y encima, por quejarme, la Ertzaintza me ha dado dos porrazos. Allá va la crónica.
La manifestación avanzaba tranquila y pacíficamente por la calle Francia.
Comienza la manifestación. Había bebés de silla y niños
Pero a la altura del Corte Inglés se ha producido cierta tensión entre la ertzaintza y algunos manifestantes. He visto discutir acaloradamente a un ertzaina con una mujer que estaba sacando fotos con otros fotógrafos de prensa (imagino que la mujer no sería de la prensa). Bastantes manifestantes han manifestado el “cariño” que le tienen a la ertzaintza con los habituales adjetivos de las manifestaciones abertzales (para mi era la primera experiencia en una manifestación convocada exclusivamente por organizaciones nacionalistas) y un ertzaina ha apuntado a los manifestantes con su escopeta (de lanzar pelotas de goma). Inmediatamente los manifestantes han gritado para hacerle ver que su actitud era claramente desproporcionada y a los pocos segundos ha recogido el arma.
"Jon cogió su fusil" (en el Corte Inglés)
Esa actitud de la Ertzantza, lógicamente, no hace más que calentar el ambiente. Ningún manifestante había intentado agredir a la ertzaintza ni, evidentemente, tenía forma de amenazarles como han hecho ellos con sus escopetas. Se habían tirado huevos, lo cual me parece reprobable, pero no lo suficiente como para apuntar con tu arma a la muchedumbre. Fue curiosa la imagen de un ertzaina acercando su cámara de vídeo a 10 centímetros de un huevo roto que había en el suelo. ¿No os enseñan en Arkaute a usar el zoom?
Pasado ese momento de tensión hemos seguido avanzando tranquilamente por las calles Ortiz de Zárate y Florida hasta la calle Dato. A la altura de la escultura de El Caminante (junto a la sede, por cierto, del Banco Santander) nos hemos vuelto a encontrar con ertzainas y otra vez la cantinela habitual de una parte de los manifestantes: que si txakurras, que si guau-guau… Pero un puñado de manifestantes descerebrados se han puesto a arrancar las plantas de las jardineras y arrojarlas en dirección a la Ertzaintza, sin alcanzarles. He de matizar a algunos medios de prensa, que dicen que se tiraron macetas. Ya véis en la foto el tamaño que tienen las macetas en esa zona; lo que se tiraron fueron plantas arrancadas de las macetas. Uno de los “exaltados”, incluso, ha arrojado una silla de la terraza de una cafetería que estaba abierta, como se ve en la foto. En ese momento yo estaba en el lado izquierdo de la calle con las personas que en ese momento llegábamos y no se podía avanzar (porque estaban los alborotadores) ni retroceder (porque seguía llegando gente detrás). No pensé en salir por la calle San Prudencio hacia San Antonio: no creí que fuese necesario.
El descerebrado que tiró la silla
La ertzaintza ha aprovechado esa provocación para cargar contra todos los manifestantes, indiscriminadamente. Los provocadores, que saben cómo funciona esto, se ha echado a correr. Pero algunos, que solo estábamos manifestando nuestro desacuerdo con el gobierno y que no nos cabía en la cabeza que pudiera agredirnos físicamente por hacerlo, nos hemos retirado hacia la fachada del lado izquierdo de la calle (según se baja hacia el ayuntamiento) esperando que la carga fuese solo un aviso para dispersar a los provocadores. Pero no era un aviso y la ertzantza, que tenía que descargar su cabreo y el de sus jefes con alguien, lo ha hecho con los que estábamos manifestándonos pacíficamente. Aquí hay que recalcar un detalle importante: los lanzamientos de objetos se estaban produciendo en el lado derecho de la calle, junto a la cafetería. A la izquierda estábamos los manifestantes que en ese momento pasábamos por allí de forma pacífica. Pero los agentes de la Ertzantza no han discriminado y han cargado en todo el ancho de la calle, tanto en la zona desde donde se estaban produciendo lanzamientos como en la zona donde estábamos un buen número de personas siguiendo pacíficamente la manifestación. Ha sido todo muy rápido y ni siquiera cuando he visto que la Ertzaintza empezaba a correr he pensado que había algún riesgo. Total, nadie de los que estábamos en esa zona de la calle había lanzado plantas ni sillas; el único arma arrojadiza que he usado durante la manifestación ha sido twitter, y además, de una forma bastante objetiva. He visto que un ertzaina venía hacia mi y tampoco en ese momento he visto necesario echar a correr: no había cometido ningún delito, no estaba participando en los disturbios, no me van a hacer nada. Pero estaba equivocado y, además, arrinconado. Resultado: dos porrazos: uno en la pierna y otro en la espalda (esta última me sigue doliendo, seis horas después de los sucesos).
Después de la agresión
La actuación de la Ertzaintza ha sido desproporcionada y arbitraria, más propia del tardofranquismo que del “gobierno del cambio” de Patxi López. Es cierto que había personas descontroladas, pero no han ido solo contra ellos, sino contra todos los que nos estábamos manifestando pacíficamente. En el incidente de la calle Dato, los problemas estaban ocurriendo en el lado derecho de la calle (según se baja hacia el Ayuntamiento). Yo estaba, con mucha más gente, en el lado izquierdo (como veréis en las fotos, todo el recorrido lo he hecho por el lado izquierdo). Y la Ertzantza ha cargado contra todos, sin importarles si estaban tirando sillas o estábamos simplemente atascados en el follón. Cuando he conseguido salir del tumulto, ya magullado, he visto a una mujer llorando.
Por otra parte, creo que los convocantes de la manifestación deben hacer algo para evitar que esto se repita. Seguramente los provocadores ni siquiera están afiliados a esos sindicatos, pero la falta de previsión para evitar estos incidentes no nos beneficia a nadie, salvo a esos descontrolados que solo buscan la violencia gratuita. Ha sido la primera vez que asisto a una manifestación convocada por sindicatos nacionalistas. No me gusta el rollo nacionalista pero la reivindicación era justa y la compartía. Por eso he hecho huelga y he asistido a la manifestación. Pero la experiencia no ha sido nada agradable: dudo que repita en un evento convocado por nacionalistas. Durante una parte del recorrido había a mi lado un señor que cada vez que veía un ertzaina se ponía a gritar como una furia. La manifestación no era contra la ertzantza, señor, era contra el gobierno central.
La prensa también tiene parte de responsabilidad en que sigan pasando estas cosas. El Correo ha publicado la foto del lanzamiento de la silla, pero ni una sola imagen de la carga inmediatamente posterior. Así, ¿a quién van a creer sus lectores? Deia no veo que por el momento haya publicado ninguna foto. ETB ni siquiera ha mencionado en las noticias de las 3 los incidentes de Vitoria (aunque si ha hecho referencia a los de Bilbao y además me ha pedido disculpas por twittear una frivolidad: corregir es de sabios). Siempre hay excepciones, y SER Vitoria parece que ha informado, incluso siguiendo mis twitts, sobre la manifestación (eskerrik asko, Iker)
Y por último, mientras mi espalda recibía los porrazos físicos y dolorosos de la policía, los sindicalistas “de salón” me daban otro porrazo moral pactando con el gobierno el retraso de la edad de la jubilación. Total, que “he cobrau p’a ná”
La parte positiva es que he recibido muchos apoyos a través de twitter (hasta el punto de haber sido trendic topic en España durante un rato), facebook y el teléfono. Muchas gracias, amigos. El médico me ha dicho que no hay ninguna lesión importante, y que es solo superficial. Es más el dolor moral que el físico. Y cuando he ido a la oficina de la ertzaintza a poner la denuncia, no es que me hayan llevado pastas, pero al menos no me han pegado por chivato
. Por cierto, que cuando he vuelto a casa después de poner la denuncia mi hija me ha preguntado: “¿te han pedido perdón?”. No, no han pedido perdón.P.D.: os dejo el enlace a un vídeo del momento inmediatamente posterior a la carga y a mis porrazos. Se me ve un poco, intentando hacer una foto para twittearla con todo mi cabreo. Qué dura es la vida del bloguero