Historias de restaurantes
Luis es almeriense. Se le nota en el acento. Tiene el salero de la gente del Sur. Me pasó enseguida a mi mesa y yo mientras le conté que me habían invitado a probar la cocina coreana y que traía mi hoja impresa con las recomendaciones de platos. Su respuesta fue un guarda eso que yo te aconsejo.
Y yo decidí dejarme aconsejar por el camarero andaluz del restaurante coreano en el que esa noche solo había clientes asiáticos. Y yo.
Me mostró unos cuantos platos de la carta, los más típicos y los más solicitados. Escogí unos pocos, porque la amiga con la que iba a última hora no pudo acompañarme y al estar sola no podía con tanta comida. Así que terminé comenzando por probar las tapas que traen de aperitivo, porque la cocina coreana emplea platos pequeños para ir picando junto a otros de mayor tamaño. Eran entradas en las que priman las recetas fermentadas, presentadas en platitos que fui comiendo con una cerveza Hite, una lager coreana.
Cerveza lager Hite
Luis, mientras, me contó que vivió diez años en mi país, cuando el proceso migratorio era al revés, que lleva 16 años en Madrid y que empezó a trabajar en Maru por casualidad, empezando como extra.
Te presento a Maru, un restaurante coreano, situado en Chueca y muy cerca de la Gran Vía (junto al Yakitoro del televisivo Chicote), de los pocos que hay en la ciudad con cocina de este país.
Restaurante Maru
Yo le pregunté a Luis cómo había terminado trabajando en un restaurante coreano, me dijo que le gustaba trabajar allí porque disfrutaba el trato con la gente, que había aprendido a hablar coreano y que a la clientela española le gustaba que le aconsejara en su propio idioma.
Me gusta conocer gente que disfruta con su trabajo. Mientras él le suelta comentarios graciosos a las chicas coreano-españolas que tengo enfrente y le hace carantoñas a la preciosa niña asiática de la familia que tengo al lado con su inglés andaluz, yo voy saboreando los aperitivos de ajetes con pescado, de calabacín y de brotes de soja, aunque no me convence el icónico kimchi coreano porque es demasiado picante para mi gusto.
Kimchi coreano
Me sorprendo y mucho con las tiras de carne con salsa dulce de soja (bulgogi tokpok) que puedo cocinar a gusto en la plancha que tiene mi mesa para después comerla dentro de una hoja de lechuga con una salsa riquísima.
La plancha de mi mesa y las tapas
Este plato tienes que probarlo si vas.
Bulgogi Tokpok coreano
Luis me dice que cocina Kim, el dueño, pero las gyozas (mandu) que comí antes las hace su mujer, unas deliciosas empanadillas al vapor que después fríe rellenas de carne. Por eso están crujientes.
Gyozas (mandu) coreanas
Veo pasar el tofu y una tortilla coreana hacia otra mesa que comen con los palillos de metal que ofrecen en el restaurante, y al tiempo me sorprendo con el sabor de mis chap che, unos fideos de batatas salteados con verduras y carne.
Chap che coreano
Pero ya no puedo con tanta comida así que paro. Me faltó probar alguno de los sushis que hacen (los coreanos también lo comen) y que se ven muy bien en las fotos de la carta.
Busco info en Google sobre cocina coreana y me encuentro un interesante post de Pakus, de la web Directo al Paladar, explicando las particularidades de esta gastronomía especiada, picante, con algunas similitudes con el resto de la cocina asiática, pero con una personalidad propia que se manifiesta en el kimchi, la parrilla y las salsas (jang) como platos característicos.
Le sigo preguntando a Luis por la clientela, mitad asiática mitad española, me dicen que van muchos famosos. Me lo creo por lo sabroso que está todo. Maru es un restaurante sencillo en cuanto a decoración, sin muchos adornos ni detalles modernos de los locales actuales, pero muy acogedor.
Libreta, cerveza, salón y Luis
Le muestro una sonrisa a la preciosa niña de al lado y me despido. Al final no pude cenar con mi amiga pero descubrí a Luis, a la cocina coreana y a Maru.
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Restaurante Maru
Calle de la Reina, 37. Madrid
Ticket medio: 20-30 euros
Reservas: 915 23 95 31
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